Espero sus comentarios y que les interese asistir a las reuniones que sostendremos próximamente para discutir la forma de llegar a este Acuerdo.
Les reitero mis deseos de que tengan un año 2015 pleno de satisfacciones espirituales y mucha suerte.
Las posibles ventajas y beneficios de lograr un acuerdo de productores y consumidores de
cultivos de cercanía en la ciudad de México. Invitación a participar en las reuniones
preparatorias.
Propuesta ecologista de descrecimiento discutida en los desayunos-reuniones de trabajo de la Red
en Defensa de la Ciudad de México del 27 de agosto y 5 de noviembre de 2014 y sometida a
consulta de integrantes de esta Red y ecologistas del movimiento por el descrecimiento hasta el 15
de diciembre de 2014.
Cada año son peores los alimentos que nos ofrecen la agroindustria, la industria de
alimentos y las grandes tiendas de venta al menudeo de la ciudad de México, como Wal
Mart, Superama, Aurrerá, Comercial Mexicana, Soriana, Chedraui. Cada año contienen
más productos químicos, genéticos, nucleares; por otra parte, las contaminaciones que
generan su producción, destruyen cada año más el clima, los acuíferos, ríos, lagos,
humedales, glaciares, la biodiversidad; además, acaban con la salud de los trabajadores
del campo y de los vecinos de los pueblos, ejidos y colonias cercanas a los campos de
cultivo, los grandes establos, las granjas e invernaderos. Cada año aumentan los
kilómetros recorridos de los alimentos que consumimos, así como las horas de
refrigeración y la nocividad de los envases de estos alimentos; las carreteras están
saturadas de tráileres, producen muchos accidentes fatales, por la gran cantidad de
alimentos que se transportan; los mares están hechos una pocilga por los barcos de carga
que transportan alimentos; los mares, ríos, lagos y lagunas están severamente afectados
por las descargas de la industria alimentaria y por los plásticos que utilizan en sus
empaques. Cada año son menos frescos y más artificiales los alimentos que nos venden.
Debido a la producción en gran escala de los alimentos que consumimos, cada año se
incrementa el desperdicio de los alimentos, tanto en las operaciones de producción y
distribución como en los hogares mismos y los restaurantes. Cada año aumenta la
desnutrición y el hambre en México y en el mundo. Sobra literatura sobre estos hechos
hoy tan evidentes.
Desde el punto de vista ecológico, la industria agropecuaria, la industria procesadora de
alimentos y las grandes tiendas de venta al menudeo representan una calamidad mundial,
por su descomunal contribución a la emisión de gases que dañan el clima, la desertización,
la desaparición de especies, la muerte de los mares, el envenenamiento de los suelos,
acuíferos, cuerpos de agua. Desde la perspectiva social, son industrias y comercios
altamente perniciosos, principalmente por los muy elevados índices de diabetes, cáncer,
hipertensión, colitis nerviosa que producen. Desde el enfoque económico, las empresas
productoras y comercializadoras de alimentos son una "catástrofe económica controlada",
por el gigantesco subsidio que reciben de la Naturaleza, la Sociedad y los gobiernos, la
concentración de la oferta en siniestros monopolios u oligopolios que ocultan la
información de sus productos (Monsanto, Bimbo y otros) y encarecen los alimentos.
Desde la perspectiva política: leyes, reglamentos, normas de alimentos impuestas por los
mismos fabricantes, como se revela en el caso Food &Drug Administration, FDA-
Monsanto; violación sistemática de la Ley, de los productores, muerte de la soberanía
alimentaria y la muy débil supervisión gubernamental de la calidad de los alimentos
globalizados, aportaciones económicas a las campañas electorales de los candidatos que
protegen sus monopolios. La más grave consecuencia política de los alimentos
industrializados consiste en la firma de tratados de libre comercio que favorecen
únicamente a transnacionales y cárteles de las drogas, tráfico de armas, niños, mujeres,
órganos y especies en peligro de extinción. Desde el punto de vista cultural: muerte de la
buena comida, de los buenos hábitos alimentarios, de la convivencia familiar y
comunitaria de las culturas del país.
Únicamente, el ocultamiento, desinformación y manipulación escolar, universitaria,
mediática, impuesta por el Estado y el Mercado, permite que siga en crecimiento un
sistema alimentario tan aberrante que colapsa gradualmente, por el momento, pero que
puede desquiciarse en los próximos años. No podemos esperar del Estado o de los
mercados solución alguna a estos desafíos, no obstante, es indispensable resistir su
funcionamiento para que cambien de rumbo; en cambio sí podemos esperar de ellos toda
clase de violencia contra quienes quieran ofrecer algunas opciones frente a los alimentos
industrializados, como se hace con la producción en pequeña escala, agredida
sistemáticamente por las normas, reglamentos y leyes impuestos por la industria
alimentaria y los enormes subsidios gubernamentales a los cultivos industrializados y
alimentos procesados.
Lo peor sería seguir como estamos. La salud de los territorios (suelos, agua, aire) y de la
población, así como la prevención del hambre y la catástrofe ecológica (clima, agua,
biodiversidad), los crecientes riesgos de desabasto, por fallas en la producción y
distribución, y las guerras multidimensionales, nos obligan a buscar alternativas
ciudadanas que puedan ayudarnos a reducir el consumo de los alimentos
industrializados, especialmente las carnes. Consumir más vegetales y alimentos frescos
de origen animal, con menor contenido de transporte y almacenaje y producción más
respetuosa de la naturaleza. En términos generales, la alternativa a los alimentos
industrializados consiste en relocalizar la producción de los alimentos que consumimos;
es decir, invertir las actuales tendencias: consumir principalmente los alimentos que se
producen en la ciudad o cuenca donde vivimos; producir en la ciudad o en su cercanía los
alimentos básicos que se consumen en ella misma.
Llevar a la práctica esta propuesta es una tarea de largo aliento que debe pasar por
muchas etapas de aprendizaje y resistencia. No hay salidas fáciles ni soluciones en gran
escala; es indispensable hacer diversos ensayos piloto en esta ciudad, para sentar las
bases de la relocalización en la producción y consumo de alimentos. Sin embargo, para
que estos ensayos tengan éxito, es esencial estar convencidos de las tendencias negativas
que hemos mencionado en el párrafo anterior. El libro Alimentos Sustentables a la Carta,
de nuestros amigos Martha Elena García y Guillermo Bermúdez, editado por CONABIO
puede ser de gran ayuda para convencernos y orientar nuestras acciones iniciales; luego,
hay que hacer acopio de mayor información sobre estos temas y difundirla entre los
productores y consumidores. No se puede aumentar la producción de alimentos
"ecológicos" sin una gran labor previa de información y reflexión colectiva sobre estos
temas. Mientras tanto, proponemos considerar como "alimentos aceptables", en lo
ecológico y lo social, a los que cumplen las siguientes condiciones:
1. Se producen en la cercanía donde se consumen (son frescos): en la misma cuenca o en
las cuencas cercanas. En el caso de los alimentos básicos (maíz, hortalizas), es
indispensable que se produzcan en la misma cuenca. El transporte de este tipo de
alimentos implica pocos kilómetros de viaje.
2. No se utilizan agroquímicos industrializados en su producción ( fertilizantes o
pesticidas derivados del petróleo)
3. Requieren muy poco consumo de agua y no la contaminan con productos químicos.
4. Se producen en forma artesanal.
5. El productor consume parte de lo que produce y está dispuesto a recibir la visita de las
personas que consumen sus productos, para conocer y confirmar personalmente la
buena manera en que se cultivan sus productos. Está sujeto únicamente a certificación
local, realizada por sus propios consumidores y por una asociación de productores y
consumidores de alimentos de proximidad.
6. Se producen y distribuyen en magnificas condiciones de limpieza.
7. No contienen manipulaciones genéticas producto de la biotecnología ni aditivos,
saborizantes o conservadores químicos industriales.
8. No tienen envases o empaques industrializados.
9. No tienen publicidad.
10. El productor es acompañado solidariamente por una red o cooperativa de productores
y consumidores.
Hace más de 60 años se fundan en Japón las primeras asociaciones para la conservación
de la agricultura campesina, con el fin de establecer acuerdos de compra entre
productores de alimentos situados en la cercanía de la zona urbana y consumidores de la
ciudad; estos acuerdos tienen desde entonces una gran aceptación: se extiende la practica
a los países europeos y a EU y Canadá. Estos acuerdos, permiten que se conserve la
producción campesina en pequeña escala, los productores tengan precios justos y puedan
vivir holgadamente con la venta de productos muy apreciados por su alta calidad; sobre
todo ayudan mucho a contener la expansión urbana y evitar el cambio en el uso del suelo
junto a la zona urbana. La sociedad se beneficia con una radical disminución de
contaminantes que dañan el clima o el medio ambiente, una economía menos destructiva,
más justa y una menor dependencia de poderes mundiales. Los consumidores también se
benefician con una oferta de alimentos libres de productos químicos industriales,
manipulaciones genéticas: se reducen los costos de intermediación y los gastos en
agroquímicos, semillas patentadas y otros insumos. Disminuyen radicalmente el consumo
de petróleo, las emisiones de gases que dañan el clima. Los beneficios de la relocalización
son enormes.
Otra forma de promover el consumo de alimentos locales consiste en fomentar los
cultivos en ventanas, terrazas, azoteas, jardines, huertos urbanos; es decir: fomentar
la urbicultura, por medio de redes municipales o delegacionales de productores-
consumidores de hortalizas cultivadas en la misma ciudad. Esta actividad implica un
cambio radical en la visión económica: implica regalo, trueque y compra-venta. La
introducción del concepto del don o el regalo cambia profundamente la idea de la
economía: los mercados se vuelven pequeños, manejables, benéficos, a diferencia de los
gigantescos mercados modernos internacionales que son muy destructivos, anti
ecológicos, antisociales, invasivos, monopólicos, tiránicos, inhumanos.
La urbicultura involucra mucho convencimiento sobre las ventajas y beneficios de esta
forma de producir alimentos, para la paz interior, la convivencia, el buen vivir y la plenitud
de la conciencia de la realidad; conlleva ensayos de cultivo y relaciones de apoyo mutuo.
Para avanzar en este proyecto se proponen reuniones frecuentes de los interesados en
estos proyectos. ECOMUNIDADES y Comunidad Terapéutica Madre Selva realizan la
promoción de ensayos sobre esta propuesta y la promueven con el apoyo de la Red en
Defensa de la Ciudad de México. Se trata de una iniciativa autónoma, no gubernamental,
no empresarial, que busca el apoyo de las personas que tienen conciencia del colapso
climático, ambiental, cultural, social, económico, político y simbólico del mundo.
A los interesados en la Iniciativa para la promoción de los cultivos de cercanía, les rogamos
avisarnos de su interés en participar en las próximas reuniones de esta iniciativa.
México DF 30 de diciembre de 2014
Red en Defensa de la Ciudad de México
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Adriana Bermeo, Adriana Gómez, Adriana Matalonga, Aline Fernanda, Ana María Yustis,
Anhai Martínez, André Prieur, Aurora Marín, Bianca Sandoval, Carmen Espino, Cecilia Brañas,
David Jiménez, Edgardo Mota, Eduardo Farah, Eduardo Soriano, Fabián Carvallo, Gabriela
Vega, Gabriel Valencia, Guadalupe Tron, Gustavo Romero, Heriberto Salas, Jacqueline
Bolaños, Javier Osorno, Jonathan Arroyo, José Ignacio Félix Díaz, José María Bilbao, Juan
Manuel Pomares, Karen Zúñiga, María de Lourdes Ríos, María Díaz Santos, María Elena
Contreras Domínguez, María de Lourdes Ríos, Mario Marroquín Castillo, Mario Rechy,
Mauricio Villegas, Miguel Valencia, Patricia Carrera, Ricardo Zúñiga, Roberto Christian
Domínguez, Rodolfo Ramírez Velázquez, Sara Espíritu, Sharon Sánchez, Soledad Osorio, Sonia
Verónica Coronado Hidalgo, Susana Clares Popoca, Susana Morales, Tulia Roa Castro.