miércoles, 5 de septiembre de 2007

POR QUÉ RESPALDAR LA INTRODUCCIÓN DEL HOY NO CIRCULA LOS SABADOS EN EL DF


5 de septiembre de 2007

Algunos automovilistas, sólo una minoría, a veces piensan en los demás; a veces dejan de ocuparse sólo de sus intereses personales y piensan en aquello que puede beneficiar a todos en esta ciudad; a veces tienen cultura suficiente para reconocer los impactos sociales y ambientales del uso del auto en las calles de la ciudad: en el tiempo que todos perdemos, especialmente los que no tienen auto, por el estorbo que producen los automovilistas en la vía pública, con sólo una persona dentro de su auto; en la situación de peligro que crean en la vía pública con sus peligrosos autos y en lo que esto afecta a los niños, ancianos, minusválidos, discapacitados, mujeres y enfermos que caminan por la ciudad; en lo que enferman y matan a muchos ciudadanos por el aire que contaminan con sus humeantes motores, inevitablemente sucios; en lo lejano que se vuelven todos los destinos que deseamos alcanzar en la ciudad, debido a sus autos, y en el cambio climático y riesgos económicos que provocan con sus excesivos viajes cotidianos.
Una minoría de los automovilistas, inteligente, no embrutecida por la publicidad empresarial y la propaganda gubernamental, no seducida por la estólida idea de que el auto es su "segunda piel" o "la extensión de su casa", tiene conciencia de que no existe una actividad que destruya más la calidad de vida, y las plantas y animales que nos acompañan en la ciudad que manejar un auto. El coche o el auto es una de las primeras causas de: la muerte violenta, de la inseguridad, del aislamiento, de la angustia, del stress en la ciudad y del empobrecimiento de la economía de los ciudadanos y de la ciudad misma. Una minoría de los automovilistas saben que no hay solución aceptable para el uso civilizado del auto en la ciudad, mas allá de su uso marginal, ocasional, en el transporte urbano; saben que las ciudades que han mejorado la movilidad urbana, como Bogotá o Londres o París, lo han hecho imponiendo severas restricciones al uso del auto, como ahora lo hace Beijing, con drásticos programas de hoy no circula. No hay otra forma de que la gran la mayoría de los automovilistas entiendan los daños que hacen a los demás sino con prohibiciones drásticas, con multas y penalidades muy significativas.
Los automovilistas en su mayoría son tan estrechos de miras que habitualmente no entienden que sus opiniones sobre la movilidad en la ciudad son muy peligrosas, por la violencia y destructividad que entrañan. No se dan cuenta de que es muy difícil mejorar el transporte público cuando la mayor parte del dinero en transporte de la ciudad se gasta en los automovilistas, que son una minoría no mayor al 18% de los habitantes de la ciudad. Las pavimentaciones, los puentes, los distribuidores viales, los semáforos, las patrullas, las estaciones de servicio, los estacionamientos, las refinerías, la importación de gasolinas especiales se hacen principalmente para ellos, para su beneficio, pero, cínicamente no quieren pagar tenencias, impuestos por autos nuevos, cumplir los reglamentos de transito o respetar los hoy no circula. Quieren que otros paguen por ello; quieren presumir sus autos a costa de la calidad de vida de los que no tienen auto. Como sector social, son un claro ejemplo de ciudadanos abusivos, irresponsables, egoístas, enfermizos, perturbados que están sometidos a una droga dura llamada automóvil.
Algunos automovilistas viven un gran idilio con sus autos; los quieren más que a sus padres, a sus hijos o a sus conyugues; platican con su auto, le hacen confidencias, le dedican sus tiempos libres, sus domingos; sin su auto se sienten que no son alguien en este mundo: su auto les evita depresiones e inseguridades. Quieren vivir intensamente la vida con arrancones y altas velocidades: envidian los autos de los más ricos y hacen profundos estudios de las tecnologías futuras del automóvil. Entregan su vida por "el amor al auto", como dice la señora Wolkswagen. La publicidad empresarial ha hecho bien su pernicioso trabajo en la sociedad moderna: los mensajes subliminales de la publicidad automovilística han establecido los mitos en los que se soporta la existencia de estas máquinas de la muerte: masculinidad, feminidad, superación, autonomía, clase, buen gusto, buena vida, seguridad : todas las mentiras que quieren tomar como verdades los hijos de la televisión y la radio, para llenar su existencia vacía.
Los automovilistas deben tomar conciencia que nadie como ellos tiene tanta responsabilidad por la inseguridad en la que vivimos, por la degradación del medio ambiente; por el desastre urbano, social y ambiental de nuestra ciudad; por la muerte de los ecosistemas de la Tierra. Deben tomar conciencia de que el uso habitual del auto destruye no sólo la salud de los automovilistas en todos sentidos sino la de los que no tiene auto; destruye la percepción del tiempo y del espacio; destruye las posibilidades creativas de la vida; destruye la imaginación; destruye la fisiología. La caminata es la forma natural de movilidad del ser humano y cualquier prótesis, como lo es el auto, inevitablemente empobrece su percepción de la vida. La movilidad excesiva embrutece al ser humano.
En efecto, el Hoy No Circula los sábados, no es la solución a todos los problemas causados por el abusivo uso del auto en la ciudad, ni siquiera es muy relevante, pero inicia un cambio; existen muchas otras más importantes que urge aplicar, como el Hoy No Circula universal: todos los autos, especialmente los autos nuevos deben parar algunos días de la semana; se deben aplicar peajes por entrar a las zonas urbanas centrales; instalar amortiguadores de velocidad en todas las calles secundarias; establecer una velocidad máxima de 30 km en calles secundarias; elevar las tenencias y los impuestos para autos nuevos; aumentar los impuestos para las gasolinas que se expenden en la ciudad e introducir impuestos por el uso de estacionamientos. Y se debe hacer respetar el libre transito de los peatones, los ciclistas y los que andan en silla de ruedas, por medio de calles y barrios libres de autos y por medio de severas penalidades a los infractores. La garantía de Libre Transito no es para las maquinas, es para las personas. Y otras muchas medidas adicionales, para desalentar el uso del auto en la ciudad.
Los automovilistas deben entender que son los principales enemigos del medio ambiente y de la conservación de los recursos naturales, así como responsables centrales de la destrucción de la convivencia de los habitantes de la ciudad; deben ya bajarse de sus autos, por el bien de todos.

RESPALDAMOS LA INTRODUCCIÓN DEL HOY NO CIRCULA LOS SABADOS.

Miguel Valencia
Adriana Matalonga
Coordinadores Generales
ECOMUNIDADES
Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México.