¿Qué hacer frente a los efectos devastadores de la tecnología tubera del agua? Posición de
ECOMUNIDADES, Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México y de la Red en Defensa de la
Ciudad de México.
Texto discutido el 18 de marzo de 2015, en el desayuno-conversatorio sobre la tecnología tubera
del agua y sometido a consulta de las redes del 19 al 31 de marzo de 2015.
En la lógica, el diseño, del excusado inglés con agua potable (Tom Crapper, la leyenda),está inscrita
la obligada dispersión de excrementos en los ríos, los lagos, los mares; está grabado el despilfarro
de agua y expresado el profundo desprecio por el agua de los opulentos y poderosos; con la
aparición del excusado inglés desaparece la sacralidad del agua que por milenios impidió el tráfico
del agua; lo mismo sucede con los tubos y las bombas que implacablemente quitan el agua de los
sitios en los que la geología y el clima ofrecen agua en abundancia, diversidad biológica y bosques
o selvas, y la llevan, la transportan, a donde hay industria y sobretodo dinero En los últimos 150
años se impone en el mundo una siniestra tecnología del agua que es enemiga de la conservación
del agua limpia, la ecología y el medio ambiente, la cultura del agua, las libertades, los derechos, la
Paz, las economías de las comunidades, los pueblos y las ciudades, la democracia y los valores.
Una tecnología que permite robar, sustraer, acaparar, concentrar, centralizar, el agua del
subsuelo, los arroyos, ríos, lagos, humedales, con el propósito de obligar permanentemente a las
personas, los pueblos, los ejidos, los barrios, las colonias, a comprarla y así, hacer negocios con
ella, acumular dinero y poder.
Se trata de una tecnología que quita a las personas, las comunidades, las ciudades el control sobre
sus aguas y las hace guerrear o pelear entre sí, por ellas; una tecnología que fomenta el
desperdicio del agua, su contaminación, envenenamiento y que arruina las matrices del agua: los
acuíferos, los suelos, los arroyos, los ríos, los lagos, los humedales, los manglares, los mares, los
bosques, las selvas; una tecnología que impulsa el mal uso del agua: su consumo industrial, su
mercantilización y su privatización. Sin embargo, esta tecnología industrial del agua no nace de la
creatividad popular, es impuesta desde muy arriba, por visionarios poderosos, empresarios,
políticos, profesionistas, expertos, académicos, científicos, que ven en el agua un producto
químico llamado H2O y más importante aún, que tiene un potencial infinito de negocios, de
mercantilización, de control político. Por sí misma, esta tecnología fundadora crea una política
sanitarista, una industria sanitarista, un comercio sanitarista, una profesión sanitarista y una
ciencia sanitarista.
Como las otras tecnologías nacidas de la revolución industrial, la tecnología del agua nacida de la
revolución sanitarista del siglo XIX- impulsada principalmente por Edwin Chadwick y Benjamin
Latrobe, alentada por el utilitarista Jeremías Bentham e inspirada por Harvey el "descubridor " de
la circulación de la sangre- esta tecnología hace muchas promesas que sólo le cumple al
inversionista y al político; promete mejorar la salud y el bienestar de las personas; promete
ofrecer servicios de "sanidad pública"; promete felicidad, progreso, desarrollo, modernidad,
crecimiento, sin embargo, produce cada día más muertos y enfermos, por el agua que sucia que
crea en abundancia; produce el colapso ecológico e hídrico mundial; produce infraestructuras que
amurallan el territorio, cercan los campos, encarcelan a la mayoría de los vecinos; produce cada
año más infelicidad y violencia, por las guerras que induce; produce reformas constitucionales,
leyes, reglamentos y normas muy contrarias al bien común; produce cada año más tiranía,
terrorismo y represión, por los capitales y poderes que ayuda a acumular; produce actitudes,
opiniones, ritos y costumbres que fomentan el despilfarro del agua.
El utilitarismo guía las acciones sanitaristas que impulsan la tecnología tubera del agua. La
economía preside los principios, la misión, los objetivos, las propuestas, las recomendaciones de
los sanitaristas del mundo. Los empresarios y políticos fabrican la abundancia y la escasez del
agua, de acuerdo con los intereses del 0.1% de la población mundial. La tecnología tubera es
invasiva, dominante, imperialista, omnipresente, omnipotente; está en continuo crecimiento
como el cáncer: en los últimos 20 años satura el campo y las ciudades de excusados, tubos y
bombas, a tal punto que los acuíferos, ríos, lagos, lagunas, humedales, mares, biodiversidad del
país empiezan a morir con rapidez, por el volumen de extracción y por los venenos industriales y
excrementos que en ellos se descarga. Las aguas, como las personas, viajan ahora cada día más
lejos, consumen cada día más electricidad y dañan cada día más el clima de la Tierra, por los gases
que se producen por esta electricidad. Cada día se pavimenta más el territorio, impidiendo así la
recarga de acuíferos y fomentando el uso de bombas.
El excusado inglés con agua potable, la plomería, las cisternas, los tubos que distribuyen el agua en
la ciudad, el alcantarillado, las bombas, crecen rápidamente en número y tamaño y matan la
cultura de la conservación del agua limpia y la solidaridad, la complementariedad, la reciprocidad
de los pueblos, las ciudades, las cuencas. Las infraestructuras que sostienen la permanencia de
esta perversa tecnología del agua, como son: las plantas de bombeo, los drenajes profundos, las
grandes presas, los acueductos o trasvases, las plantas de tratamiento, se vuelven gigantescas y
destruyen a toda velocidad el agua potable, los suelos, las especies vegetales y animales, los
bosques, las selvas, de las cuencas y microcuencas. La pavimentación no sólo sirve para facilitar el
funcionamiento de los transportes con ruedas de hule, también sirve al sostenimiento de la
tecnología tubera del agua. Debido a la construcción de los megaproyectos del agua, a las
migraciones que provoca la tecnología tubera del agua, desaparecen pueblos, ejidos, barrios,
colonias, monumentos, arraigos, tradiciones, culturas. La tecnología tubera del agua cambia la
legislación de manera que ahora dicta "el agua no corre libremente ni debe correr"; tiene
prioridad legal el negocio que se hace con el agua. Los manantiales desaparecen, los pozos
artesianos se secan, los ríos y lagos se contaminan, de manera que todo mundo debe recurrir, en
primera instancia, a la introducción de agua entubada del Estado y luego, al agua embotellada y al
agua entubada del Mercado. Muere la libertad de acceso al agua limpia natural.
El robo del agua instrumentado por el Estado, en alianza con el Mercado, escala notablemente en
este siglo con el embotellamiento del agua, los tratados de libre comercio y las industrias
extractivas, como la minería y las operadoras del fracking, para extraer gas y petróleo shale, no
convencional. Se pierde la calidad del agua que se distribuye por las tuberías de la zona urbana,
hay confabulación de políticos y empresarios, y así se introduce el agua embotellada en plástico
PET, lo que ahora hace más caro un litro de agua que un litro de gasolina: nace El Oro Azul. La
globalización impulsa el comercio de agua entre países, la compra de ríos de un país para
abastecer de agua otro país y los acueductos o trasvases entre cuencas, para hacer viables
actividades industriales tan absurdas y contaminantes, como el fracking en Coahuila y Nuevo León
o la producción de autos en Hermosillo, Sonora o las ciudades y los campos de golf en zonas
desérticas. EU aprovecha el TLC o NAFTA, para exigir el agua de Canadá, el país con más agua
dulce en el mundo, y provoca así, una gran sublevación en ese país que conduce a la formación
del Council of Canadians y una nueva lucha mundial contra la privatización del agua. En 2000, en
Cochabamba, Bolivia, las atrocidades contra la población realizadas por la empresa Bechtel, dueña
de la distribución del agua en esa ciudad por medio de la empresa Aguas del Tunari, provocan la
mundialmente famosa "guerra del agua" que consiguió la caída de la dictadura y la aparición del
gobierno de Evo Morales.
En este siglo emergen con gran fuerza las transnacionales del agua, como las francesas SUEZ-
Ondeo, Lyonnaise des Eaux-Buygues, Veolia, la inglesa RW. Thames, la estadounidense Bechtel,
empresas que a su vez crean empresas locales, como Aguas de Barcelona o Aguas del Tunari, para
construir y operar los servicios hídricos que ofrece la tecnología tubera del agua; para aprovechar
los monopolios locales del Estado que crea esta tecnología. Y también emergen- debido a la
pronunciada elevación de los precios mundiales de los metales por el agotamiento de las minas
convencionales- las mineras piratas canadienses, de otros países y nacionales que introducen
criminales tecnologías de extracción- la minería a tajo abierto- y de refinación- como la
cianuración que envenena grandes cantidades de agua. Además, debido al agotamiento del gas y
petróleo convencional en el mundo, aparecen en gran número las gaseras y petroleras piratas que
extraen gas y petróleo no convencional, shale, por medio del fracking o fractura hidráulica que
contamina millones de metros cúbicos de agua en cualquier formación geológica. A tal punto es
peligroso el fracking que está prohibido en Francia, Alemania, el estado de Nueva York y mucho
otros lugares, sin embargo, en EU se recurrió a la rendija legal Chenney, que impide la
intervención de la EPA en los asuntos del fracking, y en México, a una ley especial de
hidrocarburos, para evitar la investigación de sus daños ambientales. El consumo de agua de la
industria y los servicios se dispara a tasas superiores al 15% anual al punto que hoy en día
representa la mayor parte del consumo de agua. Hacerse socio del grifo de agua es siempre el
mejor negocio del mundo.
Ante el escandaloso crecimiento del consumo industrial del agua - 500 litros de agua para producir
un kilo de carne, 2000 litros de agua para producir un litro de leche, 10 millones de litros para
producir un auto pequeño; 25 millones de litros de agua por cada inyección de un pozo de
fracking- y el rápido agotamiento del agua limpia en el mundo, las transnacionales del agua, junto
con grandes bancos y otras transnacionales, crean a finales del siglo XX el Consejo Mundial del
Agua, para impulsar el Foro Mundial del Agua que simula ser parte de la ONU. El propósito de
este foro es imponer en el mundo condiciones extremas en torno al agua, como el control de las
investigaciones sobre las operaciones hidráulicas; legislaciones macana, con el fin de utilizar la
fuerza pública ante las protestas vecinales o ciudadanas derivadas de conflictos por el agua; la
propiedad privada de las infraestructuras hidráulicas y los servicios de agua; uniformización de las
tarifas por volumen de agua consumida, independientemente del tipo de consumidor- industrial o
domiciliaria- y desde luego, una legislación que sólo conoce la visión económica del agua y que
privilegia la privatización y la más amplia libertad de mercantilización del agua. Que el agua se
venda, como el petróleo a precios de mercado, sin tomar en cuenta los daños ecológicos,
climáticos, sociales, culturales que pueda ocasionar esta mercantilización abusiva; que la escasez
del agua manipulada por empresarios sirva para regir su consumo en el mundo; es decir: la
muerte de la gratuidad del agua y de las culturas mitopoeiticas del agua. En 2003 nace en
Florencia el Foro Alternativo Mundial del Agua, FAME, para resistir las acciones del Foro Mundial
del Agua.
Con el apoyo del Banco Mundial, el gobierno de Fox empieza la misión de privatizar los servicios
del agua del país y eliminar las gestiones comunitarias del agua; en días recientes, el PRI y el PVEM
lanzan repentinamente un proyecto de Ley General de Aguas que quieren aprobar en el menor
tiempo posible; se trata de un proyecto privatizador, macana, restrictivo de la investigación; en
estos días se desata un gran rechazo social a este nefasto proyecto. La oposición política a esta
embestida se fundamenta en el "derecho humano al agua", con muy pobres resultados. Frente
esta escalada del estado mexicano y el lobby nacional y transnacional contra el agua, resulta
indispensable una gran movilización social, para informar a los vecinos de los pueblos, ejidos,
barrios, colonias, de las amenazas que entrañan diversas disposiciones contenidas en este
proyecto de ley y los objetivos y propósitos del lobby empresarial nacional e internacional del agua
y de las condiciones que afectan el consumo del agua en México y en el mundo, como lo es la
tecnología tubera del agua. Es ineludible promover la reflexión colectiva, para crear un nuevo
consenso social sobre el agua, un consenso sensible con las dimensiones ecológica, ambiental,
social, culturales, místicas que conduzca a la eliminación de la tecnología tubera del agua y a poner
un freno a las ambiciones bancarias y políticas que utilizan el agua para concentrar poder y dinero.
La resistencia contra la alianza político-empresarial que quiere el control del agua en México,
debe fundarse en el principio de la Libertad –individual o colectiva- de Acceso al Agua Limpia
Natural, aplicable donde se le puede encontrar habitualmente: en la lluvia, los suelos, los arroyos,
los ríos, los lagos, las lagunas, los humedales. Que cualquier persona, familia, pueblo, ejido, barrio,
colonia pueda extraer el agua de la naturaleza necesaria para su subsistencia, siempre por medios
artesanales, sin la utilización de tubos y bombas. Las decisiones sobre el uso concreto y formas de
conservación del agua deben recaer sobre las asambleas vecinales o ciudadanas o en las de
cuenca. Se trata de una libertad que reconoce a la vez que el agua limpia no tiene precio, que
debe ser proporcionada al sediento sin restricciones, que pertenece a todos los seres vivos
humanos y no humanos; que la conservación del agua solo puede ser realizada con eficacia por las
comunidades, los pueblos, ejidos, barrios y colonias. Exigimos el desmantelamiento de las grandes
presas del país, los trasvases existentes, como el Xochimilco-Condesa, el Lerma, el Cutzamala, el
Independencia y la cancelación de cualquier proyecto de presa o trasvase, como el del Panuco o
Zapotillo y otros. Exigimos la cancelación de la construcción del calamitoso e inútil drenaje
profundo de la Cuenca del Valle de México que se construye a un costo exorbitante: 50,000
millones de pesos. Además, exigimos la eliminación gradual de la distribución subterránea del
agua; proponemos la creación de canales y pequeñas lagunas en el vaso del ex lago de Texcoco y
en la zona oriente de la ciudad de México y representación de cada pueblo, ejido, barrio o colonia
en el Consejo de la Cuenca del Valle de México. Cancelación de concesiones de acuíferos,
manantiales a empresas vendedoras de agua embotellada; racionar los usos mercantiles del agua.
Eliminación de los metales pesados en el agua que se distribuye en la ciudad. Reducción radical de
la extracción de agua de Tlalpan, Xochimilco y Tláhuac y entrega de agua limpia a las chinampas.
Impulsar los proyectos piloto de tecnología alternativa del agua, como los excusados secos del
Arq. Cesar Añorve; las depuraciones de agua por medio de plantas de pantano; las bombas
manuales de agua; los filtros de agua caseros.
México DF 10 de abril de 2015
ECOMUNIDADES, Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México y de la Red en Defensa de
la Ciudad de México. Adriana Matalonga, Adriana Gómez, Ana María Yustis, David Jiménez,
Edgardo Mota, Edith Gutiérrez, Eduardo Farah, Gabriel Vega, Gabriel Valencia, Gustavo Romero,
Guadalupe Tron, Heriberto Salas, José Ignacio Félix Díaz, Mauricio Villegas, Miguel Valencia,
Patricia Carrera, Ricardo Zuñiga, Rodolfo Buentello,
No hay comentarios.:
Publicar un comentario