sábado, 31 de julio de 2010

EBRARD CARECE DE ARGUMENTOS PARA CONSTRUIR LA SUPERVÍA


Es absolutamente falso que la construcción de la Supervía pueda resolver los problemas de transporte en la zona poniente del Distrito Federal y que el enorme impacto ambiental estratégico, de mediano plazo, que provocará este megaproyecto, pueda ser mitigado significativamente por las deleznables medidas aprobadas por la Secretaría del Medio Ambiente del DF.  Ebrard carece de argumentos reales a favor de la movilidad urbana eficiente en la zona y del bien común de los habitantes de esta ciudad; inventa fantasías transportistas y ecológicas, para construir una obra que sólo le beneficia a su muy personal economía y a la de los grandes empresarios inmobiliarios de Santa Fe, Cuajimalpa, Huixquilucan y zonas cercanas, a los fabricantes de autos y a los constructores de esta obra. En cambio, esta obra puede producir enormes daños ambientales, sociales y económicos para esa zona y para la ciudad de México en su conjunto.
Debido al efecto sutura-corte, inherente al funcionamiento de todas las vías rápidas en el mundo, la velocidad promedio de circulación que se consigue en estas vialidades se hace a costa  de la velocidad promedio de circulación de las vialidades en la cercanía de ellas, lo que trae por consecuencia que las personas que se transportan fuera de ellas lo hagan a velocidades mucho menores, lo que degrada la velocidad de transporte en su conjunto. Por otra parte, el efecto del tráfico inducido, también inherente al funcionamiento de todas las vías rápidas en el mundo, hace que aumente rápidamente el número de vehículos que la utilizan, que se multipliquen las nuevas edificaciones y urbanizaciones en su cercanía y cambie rápidamente el uso del suelo en la zona y aumenten continuamente  las necesidades de transporte y que finalmente aumente el tiempo y las distancias recorridas en automóvil: que aumente el uso del auto en la ciudad.
No hay manera de evitar que estas vías rápidas resulten contraproducentes, como se ha podido confirmar en esta ciudad y en el mundo. El tiempo promedio diario de transporte no ha dejado de subir cada año en la ciudad de México y en todas las ciudades del mundo en los últimos 50 años, debido a la construcción de vías rápidas y al uso del auto, al punto que la población de menores ingresos económicos en esta ciudad dedica ya mas de cuatro horas diarias al dios transporte, con la consecuente pérdida de convivencia familiar y comunitaria. Las vías rápidas, llámense Supervías, segundos pisos, viaductos, ejes troncales o ejes viales, distribuidores viales, pasos a desnivel o deprimidos, representan uno de los grandes fracasos de la tecnología moderna, debido a sus efectos secundarios que rápidamente se vuelven primarios y que son contrarios en exceso a la salud, la cultura, la integridad de la familia y la comunidad y desde luego, enemigos del aire, agua y suelo limpios.   
Frente a la formidable crisis ambiental y climática global que empezamos a padecer; frente a las tormentas, huracanes y lluvias atípicas, una de las primeras acciones que deben realizar los ciudadanos conscientes de las ciudades, consiste en oponerse rotundamente a la construcción de vías rápidas y al uso del auto que están entre las principales causas de la aguda degradación de la calidad de vida en nuestra ciudad y del desastre climático mundial. Apoyemos este domingo 1 de agosto a los compañeros que se oponen a la Supervía  del poniente, a partir de las 10.00 hrs, en la Magdalena Contreras. Urge solicitar la destitución de Martha Delgado, secretaria del Medio Ambiente del DF, enemiga del Medio Ambiente.
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Miguel Valencia
ECOMUNIDADES

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