Votar en 2015, da legitimidad a los infames gobiernos mexicanos
El simple acto de votar en 2015, independientemente del sentido que tenga el voto, entraña dar apoyo, legitimidad, validez democrática, a los poderes que aprueban las reglas, los códigos, las leyes electorales; concede legitimidad a las cámaras de diputados y senadores, los tribunales, los gobernantes, los partidos que autorizan esas y otras torcidas legalidades. Entraña creer que genuinos representantes de los ciudadanos- no redomados criminales, como los que dominan la política mexicana- han aprobado esas leyes electorales, esos códigos electorales. Entraña hacerse cómplice de los gobernantes que realizan los hechos infames de los últimos 10 años, como: la "guerra contra el narcotráfico", con sus más de 120,000 asesinatos dolosos y más de 25,000 desapariciones forzadas; el operativo "rápido y furioso" y sus miles de armas introducidas a México, con el apoyo de agencias policiacas de EU y México; las matanzas de civiles concertadas, como las de San Fernando, Tlatlaya e Iguala; los más de 20 estados del país en los que no se puede viajar con seguridad aceptable, pues están hundidos en la violencia extrema; los asesinatos o encarcelamientos ilegales de luchadores sociales; los asesinatos de cientos de periodistas; el exterminio de policías comunitarias y grupos de autodefensa; la complicidad de los gobiernos con el crimen organizado; el encubrimiento de los crímenes del ejército y la policía federal; la tortura generalizada y la muy extendida violación de los derechos humanos en el país.
El simple acto de votar en 2015 entraña hacerse cómplice de los gobernantes que aprobaron las concesiones otorgadas a empresas piratas internacionales: mineras canadienses, petroleras estadunidenses, españolas, inglesas; gaseras y eléctricas españolas, embotelladoras de aguas y cerveceras estadunidenses y europeas, constructoras de carreteras y segundos pisos españolas; la construcción de grandes presas inútiles, la protección a las grandes mineras mexicanas responsables de crímenes y grandes violaciones a las leyes laborales, como Pasta de Conchos, Cananea; la protección a los responsables de las muertes de 49 niños en la guardería ABC; la destrucción de empresas como Luz y Fuerza del Centro; Mexicana de Aviación, sólo para beneficiar a intereses privados; la protección de los robos y abusos a cuentahabientes realizados por la banca internacional en México; la impunidad de políticos, como Humberto Moreira y empresarios, como Gastón Azcárraga, acusados de grandes fraudes; la demolición de los derechos laborales y de los valores necesarios para una convivencia humana enriquecedora; la intensa devastación de la riqueza natural y cultural de México en estos últimos 10 años.
El simple acto de votar en 2015 entraña complicidad con aquellos gobernantes que aprueban las "reformas estructurales" en este periodo: energética, educativa, laboral, telecomunicaciones, electoral, financiera y otras leyes generales que favorecen principalmente a intereses extranjeros; que amparan la impunidad en la que viven los responsables de la desaparición de los miles de millones de pesos en la cuenta pública en estos años; la construcción de megaproyectos inútiles que matan ríos, lagos, territorios, pueblos, ejidos, barrios y colonias. Entraña hacerse cómplice de aquellos gobernantes que protegen, amparan, a los políticos y funcionarios públicos que años atrás autorizaron matanzas, fraudes electorales, asesinatos políticos, grandes desvíos de recursos públicos, conversiones de deuda privada en deuda pública, tratados suicidas, acuerdos calamitosos, licitaciones fraudulentas, ventas y contratos ruinosos; entraña hacerse cómplice de la escandalosa corrupción y la impunidad histórica de los gobiernos mexicanos.
El simple acto de votar en 2015 entraña hacerse cómplice de los grandes fraudes electorales de los últimos 10 años, los de 2006 y 2012, en los que se permite realizar compras masivas de votos; aliarse con el duopolio televisivo, para lanzar millones de "spots" o publicidad política, crear linchamientos de opositores, inflar la popularidad de candidatos con publicidad disfrazada de información social, difundir encuestas amañadas, engaños, mentiras, desinformación; la introducción de algoritmos en la computadoras del instituto electoral, para alterar los resultados de las votaciones; la colocación en los tribunales e institutos electorales de magistrados y consejeros controlados por los grandes partidos, para desestimar las quejas contra campañas que violan escandalosamente las leyes, los códigos y para validar victorias nacidas del fraude electoral, con argumentos deplorables. Entraña hacerse cómplice del obsceno gasto electoral y de la más vieja, refinada y famosa "tecnología" del fraude electoral del mundo: la hecha en México; entraña hacerse cómplice de gobiernos que han llevado al país a una situación calamitosa, con promesas de "buen gobierno", "prosperidad", "modernidad", "desarrollo", "progreso" "crecimiento"
El simple acto de votar en 2015 entraña tener ilusiones tales como que en las elecciones "elegimos a nuestros representantes", que "podemos cambiar a México por la vía electoral", que "vivimos en un país democrático", que la democracia moderna, convencional, que utilizan los "países desarrollados" reduce la desigualdad, el hambre, la inseguridad, la destrucción del tejido social, la violación masiva de los derechos humanos, el saqueo del gas, el petróleo, los metales, las guerras, el desastre ambiental y climático del mundo. Entraña creer que "necesitamos otro gobierno" para corregir la calamitosa situación a la que nos han llevado los gobiernos de los últimos 70 años. Entraña refugiarse en la ilusión de la "democracia"ante la incapacidad de reconocer la realidad: que son los gobiernos los que crean los grandes problemas y las crisis, para conservarse en el poder; los nuevos gobiernos no cambian el fondo de la situación desastrosa que vivimos: no tienen capacidad de ello en tanto "son gobierno".
"Que se vayan todos" "Y que no quede ni uno", como gritaron en Argentina a principios de este siglo. Nadie representa a persona o pueblo alguno. No hay constituyentes legítimos, todos pretenden someter, aniquilar, controlar; todos nacen de un golpe. Es necesario cuestionar el paradigma de la "necesidad de un gobierno" y la idea que tenemos de la democracia. La sustracción de legitimidad que hicieron en 2012 el 38% de los votantes al abstenerse de votar, ha bajado al gobierno a la tierra y lo ha dejado desnudo, como lo está Peña Nieto; aquí, la sustracción de legitimidad es la afirmación de que hay otro camino y la afirmación es parte del ataque. Salgamos del rebaño que quiere votar, apoyar, legitimar gobiernos.
La abstención en 2015 es hoy la salida digna a la infamia gubernamental.
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Miguel Valencia
1 comentario:
Hay puntos en que estamos de acuerdo, pero colocar el voto de 2015 como una legitimación de los gobiernos pasados es un error. Los actos de gobierno pasados son responsabilidad de quienes votaron por esos gobernantes en el pasado y de quienes no hicieron nada de fuerza ciudadana para obligarles a conducirse rectamente. El voto de 2015 no tiene que ver con los del pasado... salvo, cierto, si consideramos que votar en 2015 implica sostener el mismo sistema pseudodemocrático.
Los muertos de la guerra de Calderón son responsabilidad de él y de quienes lo apoyaron para que usurpara el poder, pero no son responsabilidad de quien ejerza su voto en 2015 por el candidato que sea.
El voto de 2015 SÍ es un asunto de darle aire a la construcción de ilusiones cuando la realidad difícilmente podría darle cuerpo a la materialización de alguna, la que sea. Votar en 2015 ciertamente tiene un potencial futuro negativo al ser un acto que difícilmente cambiará para bien las cosas... de plano, la propaganda de que votar significa "cambio positivo" se torna absurda en un país en el que hemos constatado que difícilmente los políticos (los candidatos) podrán escapar a la estructura que les dicta el sistema político.
El artículo termina con un llamado anarquista. Poco desarrolla sobre tal tesis y pudo haber sido positivo darle mayor contenido a ello en lugar de generar una larga letanía de queja contra el sistema mexicano de ejercicio del poder.
El voto nulo, eso sí, sólo tendrá poder en cuanto exista una gran, gran unión y organización ciudadana que prosiga al acto del voto nulo. Sin firme organización difícilmente el voto nulo podrá tener repercusiones.
Pudo ser mejor artículo.
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