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BERLÍN (Agencias).— Decenas de miles de alemanes rodearon ayer el despacho de la canciller, Angela Merkel —hasta 100 mil, según los organizadores—, en una demostración antinuclear que de acuerdo con los organizadores fue la mayor de su tipo desde el desastre de Chernobyl, en 1986.
Los manifestantes también desfilaron por el centro de Berlín en protesta contra la decisión gubernamental de prolongar la vida de las plantas nucleares del país por otros 12 años.
La marcha, que partió de la estación central ferroviaria y discurrió por las inmediaciones de la cancillería y el Parlamento para culminar en una concentración de regreso al punto de partida se desarrolló en un ambiente festivo, entre consignas antinucleares y acompañada de bandas musicales y tambores.
Se trató de la primera manifestación tras la decisión de la coalición de centro-derecha de Merkel de prolongar el funcionamiento de las centrales. La marcha fue convocada por el revivido activismo antinuclear alemán tradicional y recibió el apoyo de algunos de los clubes de la modernidad berlinesa. La protesta podría ayudar a movilizar la creciente oposición a la coalición de centroderecha de Merkel, que ha sufrido una caída de la popularidad desde que asumió el mandato en octubre.
Portando carteles con consignas como "cierren el gobierno ahora", los manifestantes caminaron bajo la lluvia para instar a Merkel a dar marcha atrás y mantener una promesa hecha por su antecesor, Gerhard Schroeder, de cerrar las plantas nucleares de energía de Alemania en el año 2021.
"Hemos dejado muy claro hoy que una amplia mayoría de la población está en contra de este culto nuclear", dijo Jochen Stay, uno de los organizadores.
El ánimo antinuclear llegó a su punto máximo en Alemania después del accidente de abril de 1986 en Ucrania en la planta de energía de Chernobyl, que provocó la liberación de material radiactivo. "Mi hija nació ese otoño y ella sufrió serias discapacidades como resultado", dijo Karin Sager, una manifestante de 52 años.
"Está casi ciega y tiene muchos problemas de columna", dijo parada junto a su hija, de 23 años. "El mensaje a Merkel es que tiene que detener esto ya".
Las encuestas han mostrado en repetidas ocasiones que la mayoría de los alemanes está en contra de una extensión de la vida útil nuclear, y Merkel aún enfrenta una batalla para obtener las medidas en el Parlamento.
"Yo solía estar bien dispuesto hacia Merkel, pero ahora voy totalmente en una dirección opuesta", afirmó Juergen Kirschning, de 79 años.
Así, junto a las omnipresentes pancartas con el legendario "Atomkraft?, nein, danke" — "¿Energía nuclear? No, gracias"— característico de las décadas de los años 70, 80 y 90, desfilaron por Berlín todo tipo de banderas multicolores.
Entre los concentrados se encontraban, arropados por su militancia, el presidente del Partido Socialdemócrata (SPD), Sigmar Gabriel, así como la líder de los Verdes, Claudia Roth.
El pacto suscrito en 2000 entre la alianza socialdemócrata-verde del canciller Gerhard Schröeder y la industria preveía que el llamado "apagón nuclear" se produciría en 2022.
Merkel quiso ya revisar el calendario de cierres en su anterior legislatura, en gran coalición, pero sus entonces socios de gobierno socialdemócratas se lo impidieron. La actual alianza retomó la cuestión, hasta anunciar, dos semanas atrás, un nuevo plan de acuerdo por el cual se prolongará la vida de las plantas una media de 12 años, de manera que la última cerraría en el año 2034.
Miguel Valencia
ECOMUNIDADES
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