Oportunamente denunciada por ECOMUNIDADES, ante la PAOT en marzo de 2008 , con base en nuestro estudio de impacto socio ambiental; ante la opinión pública en la marcha de protesta que al efecto organizó en ese mismo año la Red en Defensa de la Ciudad de México y en diversos comunicados en los últimos dos años, y ante el mismo Gobierno del DF, en las reuniones que esta Red sostuvo con sus funcionarios; la Supervía del Poniente es una FALSA SOLUCIÓN VIAL, cuyos efectos destructivos sobre los dones de la Naturaleza de la Ciudad de México merecen ser conocidos por los defensores de los barrios y colonias, y del medio ambiente.
Los efectos insidiosos, profundamente destructivos de la Supervía, tienen su origen en las poco conocidas consecuencias sistémicas de las vías rápidas sobre la movilidad urbana y la urbanización, como son: la retroalimentación positiva del tráfico urbano, o trafico inducido, y el freno corte-sutura, que se producen cuando el gobierno ofrece un privilegio a la circulación de vehículos en alguna parte de la ciudad, por medio de nuevas vías rápidas, sean éstas de superficie o en segundo piso, como es el caso del Periférico. Al construirlas, se cortan o eliminan las circulaciones transversales para favorecer la circulación rápida en un solo sentido; así se aligera la circulación en un tramo vial que por un breve tiempo se vuelve muy atractivo para los automovilistas hasta que se eleva demasiado el congestionamiento en sus puntos de entrada y salida, ya que el freno corte sutura, creado por la nueva vialidad, al hacer rápidos los desplazamientos en ese tramo, vuelve muy lentos los desplazamientos en la cercanía de la nueva vialidad, situación que obliga cíclicamente al Gobierno a construir nuevas vías rápidas de apoyo a esta vialidad, las que nunca acaban por resolver los embotellamientos, pues sólo los cambian de lugar. Como resultado de esta cíclica construcción de falsas soluciones viales aumentan continuamente el tiempo y las distancias diarias promedio de transporte de los usuarios de estas vías rápidas; el engaño inicial de la reducción temporal de los tiempos perdidos en lo primeros meses de su funcionamiento, rápidamente es compensado y superado en los siguientes meses por el aumento de embotellamientos creados por la nueva vialidad. Con el nuevo aumento en los tiempos y en las distancias diarias promedio, creadas por la nueva vialidad, cada año aumenta en la zona la contaminación del aire, la producción de gases de efecto invernadero (cambio climático) y el consumo de energía. Además, estas nuevas vialidades tienen el efecto de aumentar el valor comercial de los terrenos en su cercanía y de esta manera impulsan vigorosamente el cambio en el uso del suelo en estos terrenos y la construcción de nuevas edificaciones y desarrollos urbanos mayores, los que, finalmente, tienen como resultado la imposición del monopolio radical del uso del auto en la ciudad. No hay solución a la circulación de autos en la ciudad, en ninguna parte del mundo. El monopolio radical del auto en la ciudad impone una exorbitante pérdida de tiempo a todos sus habitantes y contamina en exceso el suelo, el agua y el aire en la región, por el desmedido consumo de energía en el transporte urbano individual. La Supervía es un megaproyecto contrario a la preservación de los dones de la Naturaleza en la ciudad de México; está en marcha sólo por la bien conocida corrupción de las autoridades ambientales de esta ciudad y, sobretodo por la notable ignorancia de la sociedad mexicana sobre los efectos perversos del uso del auto y del transporte en general. La Supervía sólo es necesaria para Marcelo Ebrard, sus socios y los más ricos de México quienes desde hace años alimentan un cáncer urbano en el centro Santa Fe y en sus alrededores, donde se construyen los más costosos desarrollos habitacionales y comerciales, principalmente hacia Huixquilucan y hacia el Desierto de los Leones. Los bosques de la sierra de las Cruces, entre el Valle de México y el Valle de Toluca pueden desaparecer en algunos años por los efectos urbanizadores de esta Supervía, la que tendrá efectos calamitosos en la movilidad urbana y en la calidad de vida de la Ciudad de México. Nos afecta a todos los habitantes de esta ciudad. Esta obra revela el gran desconocimiento que tiene el Gobierno del DF de los asuntos de la movilidad urbana, del desarrollo urbano y del cambio climático; revela el gran contubernio que existe entre este gobierno y los grandes empresarios, los mayores enemigos de la Naturaleza.
NO A LA SUPERVÍA DEL PONIENTE. NO AL SEGUNDO PISO; NO A LAS VÍAS RAPIDAS.
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Miguel Valencia
ECOMUNIDADES
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