Angeles Caso, Publico, Desde lejos, España
12 Ene 2010
Ya estamos de lleno en el año en el que este Gobierno que tanto nos quiere nos hará la vida un poco más difícil a los fumadores. Yo estoy dispuesta a ser una buena chica y seguir acudiendo como si nada a restaurantes, bares y discotecas siempre y cuando los administradores que tan bien cuidan de nuestra salud y del bienestar de los no fumadores acaben con ciertas situaciones que causan tanto daño o más que el tabaco.
1. Puesto que no tengo coche, exijo que se prohíba el tráfico de vehículos privados, cuya contaminación genera 16.000 muertes al año en España frente a las 1.500 de los "fumadores pasivos". 2. Como apenas bebo, exijo igualmente que se prohíba el alcohol, que produce muertes y tragedias familiares, además de dar lugar a esos borrachos pesadísimos a los que todos tenemos que soportar. 3. Que se cierren todas las empresas contaminantes y se persigan en serio los vertidos a ríos y mares. 4. Que los animales cuya carne comemos sean alimentados de manera natural y no con piensos que pueden resultar venenosos (recuérdese el mal de las vacas locas). Y que dejen de utilizarse pesticidas y abonos químicos en las frutas y verduras. 5. Que se prohíban ciertos conservantes de consecuencias cuando menos dudosas utilizados sin problemas por la industria alimentaria.
Y etc. etc. Juro que, de llevarse a cabo todas esas prohibiciones, yo no molestaré jamás a nadie con el humo de mis cigarrillos. Aunque nunca olvidaré que, por encima de esa verdad impresa en las cajetillas –"Fumar puede matar"–, hay otra aún más poderosa e inevitable: vivir mata. A veces parece que a los enemigos del tabaco se les ha olvidado.
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