ECOLOGÍA Y SOCIALISMO
Ciclo de conferencias de otoño sobre Ecología Política en la UAM- Xochimilco:
15 de octubre de 2010
En beneficio de un mejor entendimiento de las ligas, convergencias y confrontaciones que existen entre la Ecología Política, preconizada por el ecologismo internacional, y el socialismo, presento la siguiente descripción rápida de lo que entiendo por Ecología Política y por Socialismo:
Qué entiendo por Ecología Política
Como lo señalaba Michel Bosquet, citado por Dominique Simonet: La ecología política se interesa por el hombre concreto inmerso en su medio ecológico y por las pequeñas comunidades. Empieza allí donde cesan la actividad y el calculo económicos. La ecología política nació con violentas críticas a la economía política, aceptaba hace muchos años la "ciencia de la pobreza", según Marx, pero, ahora en algunos grupos ecologistas se habla de salir de la economía, como lo dice Latouche. De acuerdo con Bosquet, La economía política se interesa por el homo economicus, el hombre abstracto dividido en funciones económicas y por las colectividades de intercambios sociales. La economía política empieza donde terminan la cooperación y la reciprocidad.
Simonet señala los siguientes temas de la ecología política: El inventario de dones de la naturaleza: reservas energéticas limitadas que se degradan al consumirlas, pero que no se renuevan; una oferta energética ilimitada que se degrada al consumirla; un almacenamiento limitado de reservas minerales; un potencial de recursos biológicos que se degrada al consumirlos. Las energías renovables: hay tres preguntas en la base: ¿de qué clase de energía tenemos necesidad, de cuanta tenemos necesidad, como satisfacer esta necesidad, destruyendo lo menos posible? Necesitamos un nuevo contexto socio-político, para expandir los sistemas energéticos blandos, como la energía solar. El trabajo alivianado; la elección de una producción moderada de bajo consumo de energía supone poner en tela de juicio todo la orientación económica actual: trabajar menos y mejor, y desprofesionalizar la vida; favorecer las actividades autónomas; revalorizar la noción del trabajo. Otra evolución, frenar el crecimiento o, según algunos ecologistas; descrecimiento, según otros; Una ciencia desempotrada; desmitificar y democratizar a la ciencia; Tecnologías blandas; cambiar las herramientas, para conseguir la supervivencia, la equidad y la autonomía creador: convivencialidad: lo contrario de la productividad industrial: el hombre controla las herramientas; implica frugalidad. Vivir mejor consumiendo menos. Simonet añade Ni la ecología política, que se limita a la economía, ni la producción convivencial implican una opción política. Ivan Illich y Bosquet advierten que o nos agrupamos para imponer a la producción institucional y a las técnicas unos límites que conserven los dones de la naturaleza que es la opción convivencial, o los limites necesarios para la preservación de la vida serán calculados y planificados centralmente por ingenieros ambientalistas: la opción tecnofacista. El ecologismo busca por lo tanto una elección ideológica y política entre la convivencialidad y el tecno fascismo; busca trascender la ecología política y formular un modelo de sociedad, sobre la cual no hay todavía un consenso entre ecologistas.
Qué entiendo por socialismo
El socialismo se ocupa de la pobreza, la justicia social, la distribución y la propiedad de la riqueza y los medios de producción, el control de la tierra, la enajenación del hombre. Un tema central del socialismo es el de la propiedad y la acumulación de la riqueza; la descripción de Marx sobre el capital permanece como la mejor descripción del funcionamiento del capitalismo, no obstante, sus tesis sobre la praxis política- la dictadura del proletariado- entre otras, han fracasado en lo que se denomina socialismo real. Un sector del socialismo, denominado socialismo utópico, entre los que se cuentan: Prudhome, Bakunine, Owen, entre otros, algunos de ellos claramente identificados con el anarquismo, resultan de mucho interés. Esta corriente representada por Bakunine, fue derrotada por Carlos Marx en la Primera Internacional Socialista y expulsada en el Congreso de Aix, en 1872. No obstante, esta corriente no sólo rescata hoy en día al socialismo, sino que tiene una nueva juventud y encuentra una nueva actualidad, ante los fracasos del cientificismo. Las tesis del socialismo sirven de gran ayuda a la ecología política, como lo podemos apreciar en el siguiente análisis.
Socialismo y Ecología Política - ¿Capitalismo o industrialismo?
Andrew Dobson en su libro Green Polítical Thought nos dice: Sabemos ya que una de las razones por las que el movimiento verde cree estar" mas allá de la izquierda y la derecha" es que considera esta polaridad tradicional de oposición inscrita en un acuerdo de ámbito mas fundamental: una super ideología llamada "industrialismo". Los verdes" subrayan las semejanzas entre países capitalistas y socialistas (Porrit y Winner), por cuanto a ambos se les atribuye la convicción de que las necesidades de sus respectivas poblaciones se satisfacen mejor aumentando al máximo el crecimiento económico. La equiparación de capitalismo y socialismo, producida con la delimitación del "industrialismo", es el aspecto verde atacado con mas frecuencia por su críticos socialistas y la frase de Weston – es hora de que los verdes acepten que es el capitalismo y no el industrialismo per se lo que está en el corazón de los problemas que abordan"- es un estribillo ´típico. Los socialistas hacen observaciones de este tipo no porque no estén de acuerdo con los ecologistas en que somos responsables del deterioro ambiental, sino porque sostienen que no es la industria en si la que provoca los problemas sino el uso que de la industria hace el capitalismo, para producir en su provecho y no por necesidad.
Los verdes radicales aceptarán que una ruptura fundamental con el capitalismo es, desde luego, una condición necesaria para restaurar el medio ambiente, pero, no la ven como una condición suficiente, particularmente cuando señalan países comunistas que poseen algunos de los peores registros de contaminación ambiental en el mundo entero. Los socialistas responden indicando que ninguno de estos países era socialista en el sentido que ellos pretenden atribuir a esa palabra.
Dobson señala que, desde el punto de vista socialista, la cuestión no es qué sociedad socialista podría o no servir, sino que la negativa verde a reconocer el capitalismo como la raíz del problema incapacita a la ecología política para librar sus batallas en los lugares adecuados. Si, desde el punto de vista ambiental, la visión socialista del capitalismo es correcta, entonces la mejor vía de avance del ecologismo es hacer frente a la manifestación capitalista del industrialismo y no al industrialismo como tal…. La pobreza está en la raíz de la mayoría de los problemas ambientales, y la solución es una redistribución muy amplia de la riqueza:… un ataque contra la pobreza constituiría un ataque contra el capitalismo, y por tanto sería un golpe contra la causa fundamental del deterioro ambiental.
Los ecologistas pueden imaginar un mundo en que los ingresos dentro de cada país y en relación a otros países fueran mas o menos los mismos, pero que suscribiera que todavía la opinión de que no habría limites para el crecimiento industrial y esto es lo que han venido anunciando los socialistas desde sus comienzos, por lo que el ecologismo desconfía de los ataques al capitalismo que no tengan contenido ecológico. El programa ecologista radical constituye una seria amenaza, tanto para las relaciones sociales, como para las practicas productivas típicas del capitalismo. Los verdes no pueden ignorar al capitalismo, pero, tampoco es suficiente, según ellos, con cambiar las relaciones producción sin cambiar el carácter de la producción en sí.
Para los socialistas, nos dice Dobson, no hay batalla política por librar más importante que la batalla entre el capital y trabajadores, y cualquier política que pretenda trascender dicha batalla es mirada con suspicacia…. Los intereses del capital y de los trabajadores no son los mismos; sin embargo, la creencia verde de que ambos se inscriben en la super ideología del industrialismo hace que parezcan serlo. Desagrada mucho a los socialistas el abandono en los verdes del análisis de clase de la sociedad y también les molesta su definición de medio ambiente o "naturaleza" lo que impide reconocer a la pobreza y a la violencia callejera como cuestiones ambientales. Los eco socialistas quieren que los verdes se centren en el ambiente de los barrios céntricos de las ciudades, pero, no aceptan ocuparse de los problemas de la biosfera o de la búsqueda de una sociedad sustentable.
Los ecologistas pretenden que están por encima de las discusiones en torno al capitalismo y el socialismo, gracias a su avance hacia algo nuevo y original. Los eco socialistas por su parte rechazan esta idea y creen que lejos de trascender la batalla los ecologistas están peligrosamente cerca del campo capitalista y que gran parte de su programa es tan viejo como el socialismo mismo. En efecto, mucho de lo que dicen los ecologistas tiene fundamento en un gran linaje de pensadores socialistas y populistas, como Kropotkin, Proudhon, Godwin, Morris, Owen, e inclusive Marx, entre otros. Según algunos socialistas, como Ryle y Bookchin, ecología política y socialismo no están demasiado lejos. No obstante, muchos ecologistas sostienen que la tesis del eco centrismo, principio fundamental del ecologismo, es una teoría de emancipación progresista de cosecha propia. El ecologismo, como señala Ryle, en Ecology and Socialism, necesita apoyos y debe reconocer las herencias comunes con el socialismo, con el fin de buscar formas de pensamiento y acción conjuntos. En general, los socialistas y muchos verdes rechazan el programa descentralizador de los ecologistas, por su falta de realismo, según ellos.
De acuerdo con Dobson, la prueba mas reveladora que se puede aplicar a quienes aspiran a ser socialistas verdes es ver hasta que punto aceptan la postura verde fundamental de que hay límites materiales para el crecimiento productivo. Algunos famosos socialistas como Rudolf Bahro, fundador del Partido Verde Alemán, lo han aceptado al punto de abandonar completamente el socialismo. Las reconsideraciones sobre este punto de muchos socialistas como Williams, Weston y otros, los ha obligado a repensar su convicción tradicional de que el alivio de la pobreza requiera de "producción y más producción". El socialismo no tiene una tradición dominante de poner en tela de juicio la producción en si misma. La postura verde ha tenido repercusiones muy importantes sobre el pensamiento socialista, como se aprecia en el tema de los límites del crecimiento. Así las cosas, ahora se reconsidera la tradición socialista, lo que ha hecho resucitar al pensamiento socialista, en especial a los socialistas "utópicos" , como los anarquistas que son los que tienen mayor cercanía con el pensamiento verde. La pregunta final entre Ecología Política y Socialismo es cual de los dos cuenta con la mejor estrategia para conseguir implantar una sociedad sustentable e igualitaria.
Anarquismo o Socialismo Utópico y Ecología Política
No podemos pasar por alto la enorme influencia del pensamiento anarquista, en su vertiente socialista utópica, no sólo sobre la Ecología Política, sino en el pensamiento socialista de nuestros días. Es sorprendente la vigencia del pensamiento anarquista, tanto en las luchas por la autonomía local, como en las propuestas de formas de organización social. En el siglo XX, la guerra civil española, una guerra propiamente contra el anarquismo socialista, y los hechos del 68 en Francia y en EUA, están fuertemente influidos por pensadores anarquistas, entre los que destaca el filosofo Marcuse y el padre de la Ecología Social, tal vez el primer ecologista de los EUA, el anarco-sindicalista Murray Bookchin. El contraste entre el pensamiento marxista y el pensamiento anarquista pone claramente de relieve muchas de las diferencias que existen entre el pensamiento socialista de hoy en día y el pensamiento verde. Haré un breve repaso de las ideas del anarquismo socialista frente a temas fundamentales para el ecologismo y el socialismo: el Progreso y el Estado.
Los anarquistas comparten con Rousseau un gran amor por el campo y la vida campesina; mientras Marx desprecia profundamente "la idiotez de la vida rural", los anarquistas, en particular los aristócratas rusos, Bakunine, Kropotkine y Tolstoi, exaltan el alma campesina donde ellos descubren esa profunda armonía entre las aspiraciones elementales de la existencia humana y la generosidad inagotable de la naturaleza. En esta perspectiva, el anarquismo aparece como una revuelta de las antiguas civilizaciones contra una civilización urbanizada en exceso. Proudhon, antiguo artesano, detesta la gran industria por el "trabajo parcelario" que embrutece al obrero; prefiere la agricultura porque requiere una gran variedad de conocimientos y ofrece muchos atractivos al artista. La preferencia de Bakunine por la naturaleza tiene como base una gran desconfianza por una ciencia abstracta, frecuentemente convertida por aquellos que la poseen en un instrumento de dominación de la vida espontánea. Según Bakunine, el individuo se encuentra oprimido, anulado, inmolado, por una ciencia que reposa exclusivamente en la experiencia objetiva. Bakunine, no rechaza la ciencia como tal, sino que objeta que se una a las fuerzas opresivas que la han precedido; propone que se convierta en propiedad de todo el mundo y propone al arte como el antídoto a una ciencia que no puede salir de la abstracción. Asombrosamente profetiza la creación de una "burocracia roja", lista para asumir la dictadura del proletariado preconizada por Marx y Engels, como una dictadura sobre el proletariado. Contrario a Marx que funda la dominación del hombre por el hombre únicamente en la propiedad privada, Bakunine discierne una tiranía futura fundada no tanto en el capital sino en el monopolio del saber y la competencia técnico-administrativa. Proudhon, en cambio, percibe en el progreso un simple proceso orgánico carente de cualquier sentido moral- un proceso sin Justicia- que pueda dar sentido a la evolución de la humanidad; es esto lo que le reprocha a la filosofía hegeliana y al socialismo. Una vez transferido de un plano económico a un plano moral, con Proudhon. el trabajo conserva una eminente dignidad. El trabajo no es un simple medio de enriquecimiento material, constituye un fin en si mismo en la medida que permite al hombre manifestar sus dones creativos. Separado de sus contingencias económicas, y cargado de peso moral, la noción del trabajo cambia con él.
El fundador del anarquismo en el mundo de habla inglesa, Godwin, influido por Rousseau, desea fundar una sociedad sin propiedad, la que solo puede encuadrar en una sociedad agraria, sin lujos; busca la propiedad comunal y la libre colaboración de todos, sin intercambios fiduciarios. Propone juntar a los hombres en pequeñas comunas fuera de las instituciones políticas y sociales. Las tesis de Godwin sobre la simplificación de la vida material y la reducción de las complejidades inútiles de la sociedad, prefigura las comunas revolucionarias que han surgido a partir de los años 60 en el mundo occidental. La experiencia vivida por Henry David Thoreau, ilustra las ideas de Godwin; en su libro Walden o la vida en los bosques, publicado en 1854, se ha convertido en uno de los libros favoritos de los ecologistas estadounidenses.
Dándole una prioridad absoluta a la praxis, es decir: a la capacidad transformadora del hombre, el marxismo no puede sino condenar todo naturalismo; rechaza todas las robinsonadas que obligan al hombre a una aceptación pasiva de las leyes de la naturaleza. Es ese Prometeo que según Marx es el "santo" del siglo 19. La empresa del titán por liberar a la humanidad de la servidumbre en la que los dioses querían mantenerlo, es renovada por el marxismo, en tanto que hace depender el futuro de la humanidad del desarrollo de las fuerzas productivas. En la óptica marxista, una naturaleza agotada toma lugar en el futuro, junto a una humanidad realizada. Oponiendo al joven Marx que todavía imaginaba una naturaleza en vía de humanización y una humanidad en vía de naturalización, al Marx de la madurez que ya no piensa sino en términos de producción, Herbert Marcuse busca condenar el progreso en su famoso libro El Hombre Unidimensional (1964); busca una nueva ciencia y una nueva tecnología en la cual la naturaleza no es ya un objeto de dominación técnica sino compañera de una relación del tipo interaccional. Contra la praxis burguesa que consiste en el sometimiento de la naturaleza, para explotarla al máximo, Marcuse recomienda reconocer a la naturaleza la dignidad de sujeto, es decir: de un ser que se revela a través de una organización cuyos criterios son secretados por ella misma. La naturaleza comercializada, contaminada, militarizada, escribe Marcuse, ha destruido el ambiente del hombre, no solamente en un sentido ecológico pero también en un sentido existencial. Por su denuncia de la praxis que califica de burguesa- pero que podría ser también marxista, y que consiste en tratar a la naturaleza como un simple objeto ofrecido a la voluntad de poder del hombre y a su deseo de conquista, Marcuse da una nueva vida a la crítica anarquista del progreso en la medida en que este conduce a una ruptura de la armonía original entre el hombre y la naturaleza.
En lo que concierne al Estado, los anarquistas exigen la abolición del Estado, de ese Estado históricamente determinado, salido de la Revolución Francesa: un estado centralizado, fundado en la unanimidad obligatoria que aniquila las minorías étnicas, lingüísticas, religiosas. Como decía Lamennais: Con la centralización, tenemos apoplejía en el centro y parálisis en las extremidades. Los marxistas también quieren la abolición del Estado, pero, cuentan con su desaparición progresiva. Proudhon parte de un rechazo a lo que llama el arbitrario despótico de la propiedad y de la constatación de que gobierno y orden social son opuestos; es el gobierno el que ocasiona el desorden social; se declara anarquista porque detesta la anarquía social. Para Bakunine el Estado es un producto de la violencia; es exterior a una sociedad y por su origen es necesariamente autoritario; desconfía de la evolución natural de la sociedad y teme la facultad de los seres humanos de organizarse por sus propios medios. Es lo propio del privilegio, escribe Bakunine, y de toda posición privilegiada, matar el espíritu y el corazón de los hombres. El hombre privilegiado, sea políticamente, sea económicamente es un hombre intelectual y moralmente depravado…, Para él es por lo tanto absurdo creer que el Estado podrá ser algún día bueno, justo o virtuoso; toda organización estatal es enemiga de la libertad y lleva inscrita en ella la fatalidad de sus crímenes. El Estado, después de una revolución, así sea "popular", término grato a los socialistas, conduce al poder a una nueva clase que ejercerá un monopolio. Hacia 1866, Bakunine prevé que el Estado despótico impuesto por el comunismo de Estado – la dictadura del proletariado- hará nacer una clase explotadora y privilegiada: la burocracia.; El marxismo para Bakunine es la ideología de una inteligentsia o de intelectuales desclasados, decididos a ejercer su dictadura sobre el proletariado. En el siglo XX, esta inteligetsia o revolucionarios profesionales ha sido denunciada por Machajski, Nomand y Pellicani, como una clase que trata de fundar una sociedad en la que la aristocracia del saber toma el lugar de la aristocracia del dinero. La denuncia de Bakunine, de la burocracia roja aparece como una predicción que la historia no ha desmentido.
Ecología Política y Socialismo
El pensamiento verde ecologista internacional, nacido principalmente en los países ricos, ha bebido de las fuentes socialistas y del movimiento libertario del 68, ha buscado la utopía al igual que los socialistas, pero, ha rechazado las mañanas que cantan de los socialistas: quieren trabajar en el aquí y ahora, para el desarrollo del individuo. Muchos intelectuales de origen izquierdista han contribuido a la formación del pensamiento ecologista; desde Huxley, René Dumont, Paul Goodman y el gran guía del 68 francés, el marxista, Guy Debord. Muchas de las ideas y experiencias del socialismo sirven de apoyo al pensamiento ecologista de hoy en día, sin embargo, en temas fundamentales, como el del agua, la energía, la biodiversidad, entre otros, el debate entre Estado y Mercado, provoca fuertes polémicas entre socialistas y ecologistas; los une el rechazo a la privatización, pero los desune la posición socialista de fortalecer al Estado. El socialismo abrió el camino de la lucha contra el capitalismo a la que se han unido la mayor parte de los ecologistas, sin necesariamente unirse a los socialistas. Por otra parte, los socialistas de hoy en día han podido discernir en ciertas vertientes del ecologismo cierta misantropía e incapacidad para entender los problemas de la pobreza y de la violencia social. La complejidad de la crisis global de nuestros días que involucra la muy posible desaparición del ser humano, debido al desarrollo de tecnologías como la nanotecnología, la genética, la electrónica y la robótica, unidas a las amenazas que entrañan el cambio climático y el pico del petróleo, obliga a repensar no sólo el socialismo, sino al mismo pensamiento verde ecologista de los últimos 30 años. Se necesitan respuestas políticas similares a situaciones similares y respuestas políticas inéditas a situaciones inéditas como las de nuestro siglo 21.
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