sábado, 19 de julio de 2008

Árboles talados en Benito Juárez: biofobia y eucaliptos

Es muy doloroso confirmar que los derribos masivos que se están dando a todo lo largo del país, sólo pone de manifiesto que estamos a años luz de una civilidad cercana a la de los países nórdicos, donde un árbol es un individuo importante.

En México, unos arguyen hipócritamente que se tienen que derribar los árboles porque representan un grave peligro para las personas al desgajarse y caer; pero si realmente les preocupara la integridad física de los ciudadanos comenzarían por quitar los espectaculares, que esos si han matado gente; pero como éstos producen ingresos a los publicistas y a las autoridades vía permisos y corrupción, pues todos contentos.

Otros argumentan insensiblemente que los árboles susceptibles de derribo es porque son viejos, sin tomar en cuenta que los árboles viejos son verdaderos monumentos vivientes; además de demostrar su vigor para sobrevivir, no obstante las pésimas condiciones para su desarrollo: contaminación; nulo mantenimiento; ausencia de tratamiento fitosanitario; falta de agua en el estío; demasiada agua en tiempos de lluvia; vandalismo de vecinos que les estorba el follaje del árbol o sus raíces; frecuente ahorcamiento del árbol para colgarle publicidad, diablitos, enseres de los ambulantes, etc. También, se nos olvida que los árboles viejos con su imponente follaje nos dan paz interior, nos remiten a momentos felices del pasado, nos dan certeza de permanencia al lugar.

¿Cuándo habrá en México una verdadera Norma Verde que garantice el desarrollo, salud y respeto a los árboles? Quizás, sólo, cuando logremos ser un país culto.

Cunde el pánico entre los funcionarios públicos y los biofóbicos de la ciudad, debido a los autos aplastados por árboles caídos en las lluvias y ventarrones, en los últimos años: cada día son más apreciados los autos y menos los árboles. Existe una instrucción secreta entre los medios gubernamentales de todo tipo: derribar a cualquier árbol del que se tenga la menor sospecha de su debilidad estructural.
Los árboles caen en la Ciudad de México entre otras razones: debido a los ataques crecientes que sufren por parte de autoridades, comerciantes y vecinos que ahogan a los árboles con concreto, con sustancias químicas y con otros medios mecánicos; debido al total abandono de las autoridades en el mantenimiento de los árboles: sólo podan lo que estorba a los espectaculares, a los comercios y servicios y a los vecinos afectados por la biofobia: prefieren talar los árboles sospechosos que darles mantenimiento preventivo; debido a que las plagas se han extendido por la mayor parte de los árboles de la ciudad a causa del abandono de muchos años en su tratamiento: prácticamente no hay presupuesto para el cuidado fitosanitario en la Ciudad de México desde hace muchos años.
Si aceptamos la tala del eucalipto en el Bosque de Chapultepec o Aragón o en el cerro Zacatepetl o en muchos otros lugares, pronto tendremos en esos sitios un cambio en el uso del suelo: pavimentaciones para estacionamientos; edificaciones, canchas de juego, oficinas delegacionales, depósitos de materiales y maquinarias. El gobierno del DF, al igual que el gobierno federal, es inveteradamente incapaz de realizar forestaciones o reforestaciones exitosas.
La Secretaria del Medio Ambiente del DF es la primera entidad interesada en el derribo de árboles, para salvar a los sacrosantos automóviles y espectaculares, para salvar sus chambas: cualquier árbol denunciado ante sus muy letrados técnicos por la causa que sea es inmediatamente condenado al derribo: nadie pone en riesgo su chamba en esa secretaría, sea por miles, cientos, decenas de árboles, mucho menos por cualquier árbol. La "limpieza étnica" del eucalipto les permite demostrar sus grandes conocimiento científicos en arboricultura o silvicultura .
A este paso, la tala de árboles públicos en la Ciudad de México irá en aumento: ha llegado al poder la generación que fue educada en patios de concreto y dentro de casas y departamentos; la generación que de funcionarios públicos con biofobia.

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