Opciones vecinales ante los colapsos que matan las bases de la vida en la Cuenca del Valle de México.
Posición de ECOMUNIDADES, Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México y de la Red en Defensa de la Ciudad de México, sometida a debate en el desayuno-conversatorio del 9 de abril de 2015 y a consulta entre los integrantes y simpatizantes de estas redes hasta el 30 de abril
La excesiva pavimentación de la Cuenca del Valle de México eleva demasiado la temperatura ambiente; impide la infiltración de agua; fomenta las inundaciones, la violencia y los accidentes; contamina las aguas; elimina áreas verdes; desertifica el territorio; degrada el ambiente y la ciudad. El transporte mata a demasiados animales, árboles y personas ; elimina a ríos, barrancas, humedales y a las áreas verdes; altera mucho el uso del suelo; segrega a los débiles; daña el clima de la Tierra; consume más de cuatro horas diarias, en promedio; contamina el aire en exceso; enferma e incapacita a muchas personas; degrada la vida. Los excusados, los tubos, los drenajes, las bombas, devastan, aniquilan, los freáticos, los manantiales, los ríos, los lagos, los humedales, los suelos, los subsuelos, las matrices del agua, la biodiversidad, fomentan el desperdicio del agua, consumen demasiada energía, cancelan la libertad de acceso al agua, elevan indebidamente los costos del agua. La industria y los servicios de esta megalópolis consumen demasiada electricidad, gas, gasolina, agua y metales; contaminan en exceso los suelos, el agua y el aire; producen demasiados residuos tóxicos o peligrosos. La concentración de población en la Cuenca del Valle de México destruye rápidamente las bases de la vida en este territorio y crea excesivos riesgos y problemas.
Los nuevos megaproyectos destruyen rápidamente los regalos de la naturaleza en este territorio, como sucede con: el nuevo aeropuerto de la ciudad de México, el Tren México-Toluca, las ZODES o zonas de desarrollo especial, como la "ciudad del conocimiento", la "ciudad de la salud", la "ciudad administrativa", el estadio de beisbol de los Diablos Rojos en las áreas verdes de la ciudad deportiva de la Magdalena Mixhuca, las graderías del autódromo Hnos. Rodríguez para el Gran Premio de México sobre estas mismas áreas verdes de la ciudad deportiva, el gran deprimido en el cruce de Insurgentes y Río Mixcoac, la autopista urbana oriente, la construcción del segundo piso del periférico sobre Xochimilco, el nuevo drenaje profundo, los incineradores, rellenos sanitarios y confinamientos de residuos peligrosos en los municipios conurbados de los estados de México e Hidalgo, la introducción de tubos para el gas natural FENOSA en diversas colonias de la ciudad de México, el proyecto de norma 26 de vivienda, las leyes de desarrollo urbano y de movilidad del DF. Existen más de 60 de movilizaciones vecinales contra proyectos o decisiones gubernamentales que atentan contra la integridad de pueblos, ejidos, barrios, colonias de la Cuenca.
En la Cuenca del Valle de México mueren los acuíferos, los lagos, los ríos, los humedales, los glaciares, los bosques, los suelos, las especies vegetales y animales. Se desperdician como nunca antes el agua, la electricidad, el gas, la gasolina, los metales, las maderas. Se elevan periódicamente los daños ocasionados por el desastre climático, el libre comercio, la delincuencia organizada. Aumentan las amenazas de explosiones, derrames, dispersión de isotopos radiactivos. Desaparecen los monumentos, las casas de valor arquitectónico. Muere el tejido social, la seguridad personal, las culturas, los saberes milenarios, las fiestas, las tradiciones, el buen vivir. Se elevan las migraciones hacia este territorio y fuera de él; suben mucho los niveles de alcoholismo, suicido, depresión, angustia, stress, violencia intrafamiliar, escolar, laboral, urbano; se mantienen muy elevados niveles de pobreza, desigualdad, hambre, miseria, desempleo.
La economía destruye ahora demasiadas familias, lanza fuera de la escuela y de la Ley a muchos jóvenes y sólo favorece a grandes inversionistas. Aumenta la violencia y la ilegalidad de la policía y el ejército. El contubernio gobierno-empresarios se endurece, criminaliza la protesta contra sus negocios y utiliza la fuerza pública en gran escala. Se eleva la corrupción de los funcionarios públicos, legisladores y jueces; también, el tiempo perdido en trámites, las complicaciones administrativas. Se multiplican las inversiones público-privadas, los conflictos de interés, las normas y leyes impuestas por los inversionistas y los grandes empresarios. Los partidos, los gobiernos, las legislaturas, los tribunales no representan a los habitantes de este territorio: están al servicio de los grandes inversionistas y empresarios. Muere el respeto por la naturaleza, por el ser humano; se vuelven valores positivos principales la agresividad, el cinismo, la seducción, la manipulación, la capacidad de dar golpes cada día más bajos, la indiferencia ante el sufrimiento de los demás, el consumismo, la riqueza a cualquier precio. Estamos ante las primeras fases del colapso ecológico, hídrico, climático, ambiental, urbano, social, económico, político y simbólico de la Cuenca del Valle de México. Estamos frente a una catástrofe de categoría mundial. Nos precipitamos hacia un abismo sin que las autoridades, los medios y las escuelas informen de la gravedad de la situación que vivimos en este territorio, pues ellos lo han creado, para su beneficio.
Opciones vecinales ante los colapsos en la Cuenca del Valle de México y en el mundo.
Tomar conciencia de la gravedad de la situación que vive la Cuenca del Valle de México, el país entero y el mundo, especialmente en lo que concierne a la ecología, el medio ambiente, el tejido social y las culturas. Reconocer que se vive en una urbanización inaceptable por todos conceptos; que nada bueno augura la situación en la que vivimos los habitantes de la Cuenca del Valle de México.
Tomar conciencia de sí, de la propia vida; de la vida infernal que llevamos en la Cuenca del Valle de México; de la violencia que nos rodea; reconocer que la única manera de cambiar lo que nos rodea es cambiar la propia vida, que por medio de nuestros consumos contribuimos a la destrucción de nuestro entorno, a la guerra contra la naturaleza y las culturas, a la aniquilación de todo lo amable que da sentido a la vida. Admitir que el uso del celular, el automóvil o el avión o el consumo de bebidas embotelladas o comida chatarra, la compra de productos en WalMart o en OXXO ayudan mucho destruir la ecología, el ambiente y nuestra vida.
Aceptar que para tener una vida mínimamente sana, plena, vigorosa, alegre, necesitamos flores, ramas, pájaros, manantiales, mariposas, venados, tlacuaches, víboras, arroyos, ríos, lagos, bosques, freáticos, glaciares, aire limpio; necesitamos una ecología y un ambiente liberados de autos, camiones, bombas; necesitamos comunidades unidas por fuertes lazos de solidaridad y libertad; comunidades estables, creativas, con tradiciones y cultura propia, con mezcla íntima de generaciones; Para vivir bien, necesitamos mucha mayor cercanía con las plantas y los animales, con la vida silvestre.
Admitir que los pueblos, los ejidos, los barrios, las colonias, son las víctimas principales de los procesos de urbanización, industrialización y crecimiento económico. Aceptar que estos procesos imponen dolorosas migraciones y destrucción de historias, tradiciones, saberes, culturas, monumentos, obras de arte, riquezas ecológicas. Admitir que estos procesos son como el cáncer; es decir: que conducen a la muerte de todo lo que nos rodea y la da sentido a la vida. La productividad que las provoca es enemiga de la ecología.
Tomar conciencia del origen de estos grandes colapsos: el histórico mal uso de la ciencia y la tecnología que desde hace siglos funciona principalmente para hacer la guerra a la naturaleza, las culturas milenarias, los pobres; para hacer ganar poder y dinero a una muy pequeña minoría menor al 1 % de la población. Con el fin de realizar estas guerras multidimensionales, se exaltan los logros de la ciencia y la tecnología, las vidas que salva, lo mucho que beneficia a nuestras vidas, pero se ocultan las vidas que se pierden por sus creaciones, como la energía nuclear, los transgénicos, la nanotecnología, los transportes y las riquezas que perdemos por estas creaciones. El culto a la ciencia y la tecnología es hoy la causa principal de la destrucción ecológica y ambiental de la Tierra y desde luego, de la Cuenca del Valle de México.
Aceptar que se necesita considerar la opinión de las comunidades de la Cuenca del Valle de México en su conjunto, para defenderlas con éxito. Admitir que la ciudad de México sufre una gran contaminación del aire por las partículas y gases que se producen en el conurbado de los estados de México e Hidalgo, que comparte en buena medida las mismas fuentes de agua, el mismo sistema de transporte, el mismo clima, la misma contaminación del aire.
Aceptar que las grandes obras, programas y violaciones a la ley que dañan severamente a las comunidades territoriales, nacen de acuerdos gubernamentales con banqueros y grandes empresarios nacionales e internacionales: no son de utilidad pública. Los vecinos de estas comunidades no pueden frenar ni modificar estas agresiones gubernamentales por sus propios medios, por lo que es necesario crear ligas, alianzas, frentes, coordinaciones de afectados en cada cuenca del país, para conseguir algún resultado positivo. Aceptar que los megaproyectos, la urbanización, la industrialización y el crecimiento de la población y el crimen en el conurbado de los estados de México e Hidalgo afecta muy directamente a la ciudad de México; que tanto el gobierno del DF, como la asamblea legislativa del DF son notoriamente incapaces de defender a la ciudad de México de las afectaciones que produce su conurbado.
Reconocer que no hay solución gubernamental, legislativa, judicial a estos grandes colapsos de la Cuenca del Valle de México, dentro del Estado mexicano vigente: los partidos que tenemos son en estos momentos grandes beneficiarios de esta situación, por lo que sistemáticamente mienten, engañan, desinforman, niegan la realidad, bloquean a quien quiera decir la verdad de nuestra situación. Las votaciones han perdido sentido en México, por la miseria en la que se encuentra una gran parte de la población, condición que facilita la compra del voto; por la escandalosa desinformación que impone el duopolio televisivo, condición que facilita la manipulación de la opinión pública; por la histórica subordinación de los gobernantes, legisladores y magistrados a grandes poderes extranjeros y nacionales, condición que facilita la realización de grandes fraudes electorales, como los perpetrados en 2006 y 2012. Votar en México en 2015 significa validar, legitimar, honrar, hacerse cómplice de los políticos criminales que crean los códigos y leyes electorales que garantizan la permanencia del calamitoso estado en el que nos encontramos.
Aceptar que los partidos, los gobiernos, las legislaturas, los tribunales, federales y locales, crean el desastre ecológico, ambiental, climático, urbano, social, económico, político y simbólico de la Cuenca del Valle de México. Admitir que no se puede esperar nada bueno de estas "instituciones", pues están al servicio de los banqueros y los grandes empresarios nacionales e internacionales.
Aceptar que se requiere una estrecha colaboración vecinal, con el fin de impulsar una movilización permanente, para frenar los megaproyectos, los programas, las normas, las leyes, las reformas que destruyen los pueblos, ejidos, barrios y colonias de esta Cuenca; crear organizaciones vecinales autónomas, para impulsar la defensa de las comunidades, por medio de micro proyectos sobre hortalizas(huertos urbanos), captación de agua de lluvia, movilidad metabólica, generación de electricidad, restauración y remodelación de edificaciones, entre otros; desarrollar una intensa participación vecinal, por medio de reuniones cara a cara por calles, plazas, jardines; organizaciones de municipio o delegación, de zonas, de la ciudad, de la Cuenca en su conjunto. Reconocer que la libertad y la espontaneidad dentro de los pueblos, los ejidos, los barrios, las colonias permite crear las autonomías locales. La espontaneidad no elimina el aprendizaje: cada persona o comunidad aprende de sus errores. Aceptar que el único recurso de importancia que tienen hoy en día los vecinos, para defender sus comunidades, es el de la desobediencia civil, preconizada por Thoreau, Gandhi, Martin Luther King.
México, DF 15 de mayo de 2015
ECOMUNIDADES, Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México: Adriana Matalonga, Edith Gutiérrez; Gustavo Romero; José Ignacio Félix Díaz; Mauricio Villegas; Rodolfo Buentello
Red en Defensa de la Ciudad de México.- Adriana Gómez, Ana María Yustis, David Jiménez, Edgardo Mota,Eduardo Farah, Gabriela Vega, Gabriel Valencia, Guadalupe Tron, Heriberto Salas, Patricia Carrera, Ricardo Zuñiga.
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