Catastróficos planes y proyectos gubernamentales en el Valle de México- estudio de Jean Robert para el Tribunal Permanente de los Pueblos, Capítulo México, presentado en el municipio de Atenco, 19-20 de octubre de 2013.
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Pre-audiencia multitemática regional
del Tribunal Permanente de la Pueblos,
Capítulo México
Nexquipayac, 19 y 20 de octubre 2013
Sabado 19 y domingo 20 de octubre 2013 tuvo lugar en el auditorio de Nexquipayac, en el municipio de Atenco (Edomex) una pre-audiencia multitemática regional del Tribunal permanente de los pueblos, capítulo México.
Para el dictaminador que habrá llegado con anterioridad al lugar del encuentro y se habrá dado tiempo de explorar un poco la región, la primera impresión es la de una contradicción aguda entre dos prácticas, dos formas de considerar la vida, dos imaginarios:
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por un lado, comunidades que, en la medida de sus posibilidades, quieren seguir definiéndose como campesinas en condiciones cada vez más difíciles, porque la condición campesina corresponde a su sensibilidad, su cultura, su "cosmovisión",
por otro lado, una profusión de infraestructuras de vialidad, y de proyectos concentracionarios de viviendas destinadas a personas ajenas a los pueblos de la región.
Por un lado, los nombres náhuatl de la casi totalidad de los pueblos recuerdan a los que lo hubieran olvidado que nos encontramos aquí en el centro de la gran cultura nahua del Altiplano mexicano:
Cuautitlán, Texcoco, Chalco, Xaltocán, Zupango, Tlatilco, Chimalhuacano, Acolhua, Cuautlalpan,
Chimalhuacán, Tepetlaoxtoc, Tecámac, con el Cerro de Chiconautla, San Pablo Atlazalpan, Chimalhuacán, Coyotepec, Temascalapa, Atenco,
Acolman, Tlalpizahuac en Ixtapaluca, Huexotla, Tlaminca, San Pedro Tlanixco, Tenango del Valle.
Por otro lado, una febrilidad constructiva, con los inevitables elefantes blancos y las obras a medio acabar, los terrenos que fueron de cultivo en proceso de fraccionamiento.
Los organizadores de la pre-audiencia, nuestros anfitriones, alistaron varios tipos de agravios por evaluar:
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la destrucción de patrimonio histórico y arqueológico;
las afectaciones a comunidades por el establecimiento de rellenos sanitarios;
el establecimiento de "tiraderos" de deshechos nucleares por supuesto radioactivos;
la devastación ambiental;
el saqueo y despojo de agua potable;
la negación de las capacidades comunitaria de gestión del agua;
la represión por motivo de insumisión y oposición a un proyecto de mega-aeropuerto sobre tierras de Atenco.
Las obras y proyectos más mencionados como fuentes de conflictos son:
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un proyecto de "Megalópolis;
un proyecto de administración central del agua asociado a un proyecto de "Mega-circuito" de las aguas;
el proyecto de "México Ciudad Futura" ligado al proyecto de "Megalópolis" y a otro de "rescate hidrológico";
el "parque ecológico Lago de Texcoco".
Obviamente, los conflictos que serán comentados corresponden al enfrentamiento de dos conceptos de la ciudad, dos imaginarios:
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La ciudad soñada "arriba": aglomeración de límites indefinidos enteramente dependiente del petróleo; proyectos que incrementan ésta dependencia, como por ejemplo obras de vialidad que, al satisfacer demandas existentes, crean nuevas dependencias, es decir nuevas demandas, verificando la "ley del tráfico inducido" o de generación de nuevas demandas por cada oferta nueva.
La ciudad vivida "abajo" en relaciones de proximidad con los vecinos, solidaridades y luchas por el reconocimiento del modo de vida propio.
El actual Presidente de México fue gobernador del Estado de México. Existen líneas de continuidad entre las políticas estatales de entonces con las políticas federales de hoy. En otras palabras, las líneas generales de su política como gobernador no son completamente ajenas a las de las políticas presidenciales del sexenio en curso.
Además, las políticas territoriales y la planeación urbana que se van definiendo en ésta región están en continuidad parcial con proyectos de los sexenios anteriores, en muchos casos magnificando sus características, en algunos casos desviándolos de sus propósitos iniciales. Por ejemplo, los ambiciosos proyectos de llamados "rescates hidrológicos" del Valle de México prolongan retóricamente dos proyectos de los sexenios de Echeverría y sus sucesores pero con orientaciones distintas. Por ejemplo, mientras que el proyecto de rescate de los grandes ingenieros hidrológicos Nabor Carrillo y Gerardo Cruickshank iniciado a principio de los años 1970 insistía en la restauración ecológica del valle, los objetivos del Parque Ecológico Lago de Texcoco en proceso de elaboración son abiertamente turísticos.
Por otra parte, las políticas territoriales en el Estado de México –particularmente en su parte oriental que abarca gran parte de la zona conurbada de la Ciudad de México – pueden ser ensayos para futuras políticas nacionales. Entender estas políticas puede ayudar a entender las líneas de conflicto reales y prepararnos a lo que viene. Por lo tanto, presentamos a continuación cuatro momentos de la política territorial y urbana en el Valle de México desde la Presidencia de Luís Echeverría Álvarez.
Una política territorial importada
Los Estados Unidos mexicanos se componen de 32 entidades federativas de las cuales 31 son estados. La última no tiene este estatuto: es el Distrito federal, que abarca principalmente la capital, y que es de todos los estados. (Actualmente, se está discutiendo la posibilidad de conferirle el estatuto de 32º estado de la República mexicana).
El Distrito federal colinda, en el este, el norte y el oeste con el Estado de México y al sur con el Estado de Morelos. La Ciudad de México propiamente dicha (Distrito federal) tiene 8,8 millones de habitantes. Está rodeada por una zona conurbada de 12 millones de habitantes. Se define como conurbación la aglomeración de varios municipios funcionalmente interdependientes en una sola "mancha urbana", conserven ó no su autonomía municipal; el término fue acuñado por Patrick Geddes, un biólogo escocés convertido en urbanista, para definir un proceso de indiferenciación de los tejidos urbanos análogo a un cáncer, en su libro Ciudades en evolución publicado en 1915. El D.F. y su zona conurbada forman juntos la Zona Metropolitana del Valle de México, una aglomeración de aproximadamente 21 millones de habitantes, la tercera zona metropolitana del mundo por el número de habitantes.
Una gran parte de esta zona conurbada se encuentra en territorio del Estado de México, particularmente su parte oriental. Se desborda también sobre los Estados de Tlaxcala, Hidalgo, Puebla y Morelos. Últimamente, se le está aplicando un concepto acuñado por el geógrafo francés de origen ucraniano Jean Gottmann en su libro Megalopolis, the Urbanizad Northeastern Seaboard of the United Status, publicado en 1961. Gottmann llamaba Megalópolis la conurbación de, entonces poco más de 10 millones de habitantes, entre Boston, Nueva York y Washington.
Todo el urbanismo del siglo XX en Europa y los Estados Unidos fue dominado por la idea de crecimiento urbano por aglomeración indefinida. En 1900, Ebenezer Howard propuso luchar contra la conurbación salvaje (o crecimiento urbano en forma de mancha de aceite) desatada por la industrialización y la destrucción progresiva del campesinado. Propuso un crecimiento urbano "racional" y "controlado" basado en la creación de cadenas de cuidades ("clusters of cities") de tamaño mediano y limitado rodeando una gran ciudad. Se esperaba que estas cadenas o anillos de ciudades secundarias pudieran absorber a los migrantes atraídos por la gran ciudad y ofrecerles condiciones de vida que, según la asociación fundada por Howard, la Garden City Association, debían combinar las ventajas del campo y de la ciudad y evitar sus inconvenientes (el "imán ciudad-campo" era uno de los símbolos de la asociación). En los tiempos fundacionales de ésta idea urbanística, los nombres usados por sus propagandistas eran ciudad-jardín y ciudad satélite. La frecuencia de estos nombres en la toponimia urbana de México es prueba de que nuestro país fue sometido a esta propaganda. El modelo era esencialmente utópico porqué no se pueden concentrar las características consideradas positivas de la ciudad y del campo prescindiendo de sus respectivas "desventajas".
Después de la Segunda Guerra Mundial, el Gobierno inglés adoptó el modelo de aglomeración urbana controlada como política urbana oficial bajo el nombre de New Towns, ciudades nuevas, un refrito de las ideas de ciudades- jardín y de ciudades satélites. Se aplicó en el mundo entero, provocando casi siempre, en vez de la autonomía regional prometida, un crecimiento suburbano indiferenciado, "canceroso" asentado en la destrucción de relaciones de soporte mutuo de proximidad y en el fomento de dependencias prácticamente irreversibles entre localidades alejadas. Sin embargo, los urbanistas que siguen defendiendo este modelo alaban un caso de éxito parcial, la ciudad nueva de Cumbernauld, en la aglomeración de Glasgow. Este éxito parcial se debe en gran parte a que aquí, los urbanistas tuvieron el valor de reducir a un mínimo la vialidad entre la ciudad central y su satélite, dando la preferencia a conexiones tangenciales entre centros secundarios, una iniciativa que no se permitió a los urbanistas en ninguna otra parte del mundo: repetidamente, se dio la preferencia a las relaciones entre las ciudades satélites y la ciudad central, favoreciendo un patrón de crecimiento urbano "en estrella", arruinando toda posibilidad de autonomía regional. Sin embargo, en México, podemos mencionar algunos casos de resistencia de altos funcionarios a este centralismo en la aplicación de un modelo que se pretendía decentralista, por ejemplo la de Ernesto Urruchurtú, el "Regente de Hierro" del D.F., que asumió este cargo de 1952 a 1966 (ver su controversia con Mario Paní en el tiempo de la construcción de la unidad habitacional de Tlatelolco-Nonoalco).
Este urbanismo de aglomeración urbana controlada mediante un modelo en esencia utópico dominó el urbanismo europeo, americano y mexicano hasta bien pasada la mitad del siglo XX. Por ejemplo, el conjunto de Tlatelolco Nonoalco diseñado por el arquitecto-urbanista Mario Pani es un intento de realización de una ciudad-jardín vertical conectada a la gran ciudad por vías amplias. Los sueños de autosuficiencia relativa de este conjunto evocados por Paní en su correspondencia con Urruchurtú fueron hechos añicos por el mismo patrón de relación con la ciudad central.
Apenas ganada su independencia, en 1948, la India importó el concepto de aglomeración urbana controlada bajo su forma inglesa y construyó dos "ciudades nuevas", Chandigarh, supervisada por el arquitecto franco-suizo Le Corbusier y Nueva-Bhubaneswar, planeada por el arquitecto alemán Otto Koenigsberger.
En los Estados-Unidos, el modelo de aglomeración urbana controlada tomó una forma netamente decentralista, correspondiendo a la disponibilidad de grandes extensiones de tierra que aun caracterizaba este país a mediados del siglo pasado.
Este modelo fue radicalmente cuestionado, a principio de los años 1960, por Jane Jacobs, quien en su libro The Death and Life of Great American Cities , New York, 1961 (en español: Muerte y vida de las grandes ciudades, Madrid, 1967) abogó por un urbanismo fundado en las relaciones de soporte mutuo reales – es decir: de proximidad - que los habitantes de un barrio tejen entre sí cuando no se lo impide una autoridad exterior dictatorial. Si realmente queremos, como lo pretende el actual gobierno y los que lo precedieron, "un urbanismo fundado en los mejores modelos americanos y europeos", nos debemos preguntar por qué la reflexión de Jane Jacobs, fundada en las mejores tradiciones urbanas, no ha sido tomada en cuenta a un lado de modelos importados de esencia prometéica (en el sentido de que quieren sustituir un presente fundado en la historia por la imposición de modelos utópicos elaborados bajo otros horizontes).
Pero, más importante aún que la toma en cuenta de un "urbanismo popular" americano subyacente al urbanismo prometéico y frecuentemente en resistencia contra él, debemos inspirarnos en las grandes tradiciones de convivencia y organización urbanas propias de la cultura del Altiplano. Al respecto, la conferencia del Maestro Guillermo Marín Ruíz, La civilización del Anáhuac: unidad en la diversidad, dictada en el auditorio de Nexquipayac, municipio de Atenco, el 19 de octubre 2013, fue iluminadora.
Tendencias urbanísticas en el México de la segunda mitad del siglo XX
En urbanismo, en México, la segunda mitad del siglo XX está dominada por la copia de modelos de "crecimiento" y "desarrollo" urbano europeos y americanos. Sociológicamente, el esquema general de acceso al gremio de los urbanistas empieza con la "beca al estudiante dotado", - o rico – que realiza un doctorado en una prestigiada universidad extranjera. Acto seguido, vuelve a su país rico de un saber que le urge compartir. Los planos de urbanismo que resultan de estos trasplantes o importaciones de modelos se caracterizan casi siempre por el establecimiento de macrocentros que imponen distancias crecientes a los más pobres y, bajo el lema de la zonificación, de concentraciones separadas de viviendas, locales comerciales, fábricas y oficinas que instituyen estas migraciones alternantes calificadas en México de pendularidad. Este urbanismo importado tiene dos inconvenientes principales:
1. La excesiva zonificación, que es un principio clasificatorio de orden, desarticula las complejas relaciones de proximidad entre las actividades múltiples y "polifuncionales" de un barrio, que Jane Jacobs calificaba de relaciones de soporte mutuo.
2. Obliga a los trabajadores a una doble migración diaria entre su domicilio y su puesto de trabajo con tiempos crecientes de transporte (el record mundial parece ser la ciudad de Nova Iguaçu, en la periferia de Rio de Janeiro con 6 horas diarias; en la zona metropolitana de México, un doble tiempo de transporte diario de 4 horas se vuelve bastante común). Se trata de horas de esta actividad adicional no remunerada, improductiva y frecuentemente extenuante que es el "trabajo" necesario para ir a trabajar, calificada por muchos sociólogos de trabajo fantasma.
Lo que sigue es un recuento sumario e incompleto de los proyectos urbanos oficiales para el área metropolitana del Valle de México elaborados a partir de los años 1960. Nos hemos limitado a comentar tres proyectos típicos cuyas aportaciones confluyen en un nuevo proyecto de gran transformación de las relaciones entre municipios y de aumento de las horas de trabajo fantasma (migraciones alternantes, "pendularidad") en los "presupuestos de tiempo" de la gente pobre en el Valle de México.
1. La ciudad "autosuficiente" de la zona metropolitana de la capital, Cuautitlán-Izcalli
En junio de 1971, el presidente Echeverría colocó la primera piedra de este proyecto, explícitamente inspirado en los planos de ciudades europeas y estadounidenses. Aplica en particular al pie de la letra el concepto de zonificación segregativa promovida por el opúsculo de propaganda conocido como la Carta de Atenas, elaborado por el arquitecto-urbanista Le Corbusier. Se trata literalmente de una propaganda a favor del uso compulsivo del automóvil y de dispositivos urbanos – que el mismo Le Corbusier llamaba "mis dispositivos mágicos" – tendiendo a volver irreversible la dependencia de los habitantes de la ciudad hacia tiempos diarios crecientes de "pendularidad" o transporte motorizado obligatorio.
Este proyecto de "ciudad autosuficiente" - contra-productivo porque sus infraestructuras negaban radicalmente toda posibilidad real de autosuficiencia, que empezaría con las relaciones de apoyo mutuo que se tejen en los barrios - dividía la ciudad, conforme a los modelos importados, en "zonas residenciales", "zonas industriales", "áreas deportivas", "áreas verdes".
2. El Proyecto de rescate hidrológico del lago de Texcoco
España se llevaba mal con el agua, que era cosa del Diablo, herejía musulmana, y de agua vencida nació la ciudad de México, alzada sobre las ruinas de Tenochtitlán. Y continuando la obra de los guerreros, los ingenieros fueron bloqueando con piedras y tierras, a lo largo del tiempo, todo el sistema circulatorio de los lagos y ríos de la región.
Eduardo Galeano, Espejos: una historia casi universal, Siglo XXI, México, 2008.
En 1965, bajo la dirección de los excelentes ingenieros hidráulicos Nabor Carrillo y Gerardo Cruickshank, se inició un Proyecto de rescate hidrológico del lago de Texcoco. De todos los proyectos de urbanismo en el Valle de México, es el primero que hace específicamente referencia a principios de organización territorial del "Anáhuac" o México antiguo pre-invasión y eso es de celebrar.
La cuenca de la antigua México-Tenochtitlán, ciudad eminentemente lacustre, contaba con cinco lagos interconectados, los lagos de Texcoco, Xochimilco, Chalco, Xaltocan, y Zupango. Antes de la perforación de un túnel de desagüe hacia el Valle del Mezquital, el valle de México era un falso valle en el sentido de que sus extensiones de agua no tenían efluente. El agua se resorbía por evaporación, dejando sales minerales en las aguas, así que, bajo este punto de vista, estos lagos constituían una especie de mar interior. Una calzada-dique, fruto de la sofisticada ingeniería hidráulica azteca, reunía la ciudad con las chinampas de Xochimilco y permitía dividir los lagos en una parte alta de aguas dulces y, río-abajo, otra, de aguas saladas; mediante esclusas, permitía también regular el nivel de las aguas alrededor de la ciudad y limitar las inundaciones.
A partir de la Invasión o Conquista, los sucesivos gobiernos, tanto coloniales como ulteriores al poder colonial, practicaron catastróficas políticas de desecamiento cuyas consecuencias más notables fueron la reducción del área de chinampas y con ello, la eliminación progresiva de los "polos fríos" que eran las grandes áreas de evaporación (los lagos, humedales y chinampas) y la frecuencia de las inundaciones sufridas por la ciudad.
El Proyecto de rescate hidrológico del lago de Texcoco consideraba revertir ésta política de desecamiento de consecuencias ecológicas, climatológicas y edafológicas tan nefastas. En 1971 se instituyó la Comisión del lago de Texcoco que abarcó inicialmente 10'000 hectáreas. El resultado más conspicuo fue la creación del Lago del Doctor Nabor Carrillo – del nombre de uno de los directores del proyecto, difunto en el momento de la atribución del apelativo – con una superficie de embalse de 1000 ha y una capacidad de almacenamiento de 36 millones de metros cúbicos. Este lago se alimenta en gran parte de aguas residuales tratadas de la ciudad de México.
El "pecado originario" de este proyecto fue el desprecio de los poderes mito-poéticos del agua inherentes a las culturas nahuas del Valle de México. Para la mentalidad autóctona, las cosas están hechas de otros elementos que en la visión importada de Europa. El agua – atl, otl, atzin – por ejemplo, no resulta para ella de la combinación de 2 partes de hidrógeno y una parte de oxígeno: no es H2O que se puede sintetizar en un laboratorio o trasvasar por tubos de una cuenca a la otra. Es un elemento sagrado indisociable de una matriz local compleja de agua y de tierra simbolizada por un cerro visto como un jarro bocabajo (in atl in tépetl o altepetl, nombre genérico de todas las comunidades humanas, grandes o pequeñas, definidas por sus condiciones de existencia ecológicas). Este proyecto de rescate hidrológico preveía alimentar con aguas negras, es decir con "caca" (cuitlatl en náhuatl) la matriz agua tierra (in atl in tepetl, altepetl, el agua, el cerro) base de toda convivencia comunitaria.
Fue un sacrilegio involuntario debido a la ignorancia de los planificadores, pero no menos imperdonable por tanto: degradar, en la percepción indígena, la matriz agua- tierra, base de la ciudad, en matriz agua-caca (in atl in cuitlatl). Los poderes mito-poéticos del agua, creadores del espíritu de muchas ciudades, (caso histórico ejemplar: Roma) no se regeneran en estaciones de depuración. Esta ignorancia de los herederos ablandados de los Invasores se debe en gran parte a su incapacidad de practicar el arte tan indígena de la escucha.
Los autores de este proyecto en muchos aspectos ejemplar tampoco entendieron que los poderes mito-poéticos del agua (poderes generadores de mitos, de historia y de poesía) están íntimamente correlacionados con los proverbiales poderes de auto-organización de las comunidades del Valle de México. Sobre todo en la parte oriental del Estado de México, región con una abundante dotación de agua, existen comunidades que auto-administran sus fuentes de agua potable desde tiempos inmemoriales, o desde más de cincuenta años en régimen de "usos y costumbres" según los registros oficiales. Si podemos formular una recomendación a los autores de los proyectos actuales de ordenamiento territorial en ésta región (ver caso 4), es no cometer el error de sus antecesores. Ningún proyecto hidrológico debe hacerse sin un diálogo profundo con los miembros de la cultura original. No hablamos aquí de los simulacros de consultación que demasiado frecuentemente se practican, con una parte que enuncia las políticas desde arriba y la otra que "apechuga", abajo.
3. El Proyecto vuelta a la ciudad lacustre
Promovido por los arquitectos Teodoro González de León, Alberto Kalach, Gustavo Lipkau, Juan Cordero, por urbanistas, ingenieros, filósofos, biólogos y políticos mexicanos casi exclusivamente masculinos, el Proyecto vuelta a la ciudad lacustre retomaba los postulados del proyecto anterior en forma más amplia. Fue un intento de reestablecer, por lo menos parcialmente, la ecología hídrica original de la ciudad de México. También preveía abrir nuevos tipos de espacios públicos, mejorar la calidad del aire y elaborar nuevos conceptos de asentamientos humanos. Es un proyecto lleno de buenas intenciones llevado a cabo por ciudadanos particularmente talentosos pero que sufre de los dos defectos redhibitorios de los proyectos anteriores:
1. ausencia de esta sensibilidad femenina que permitió a Jane Jacobs producir una verdadera revolución de las ideas urbanísticas en los años 1960;
2. incapacidad de escuchar los "murmullos", es decir los poderes mito-poéticos de un agua renuente a dejarse reducir a una sustancia química, a una "mina", a un mero bien económico y a dejarse entubar y trasvasar sin límites.
En particular, los poderes mito-poéticos del agua se oponen a que sea degradada en banda transportadora de excrementos, de desechos industriales y de tóxicos. Más allá de ciertos límites, cuando el agua sirve para la circulación de la "caca" en las tuberías y redes de la ciudad, esta misma deja de ser una matriz de agua y de tierra – es decir: ciudad, altepetl - y su subsuelo se transforma en cloaca, en "alcuitlatl".
Yapaltic cochtemictli:"alcuitlatl", in atl in cuitlatl
Hemos escogido didácticamente estos tres proyectos porque nos parece que confluyen en los proyectos ahora en elaboración para el Valle de México, particularmente para su parte situada en la zona oriental del Estado de México.
4. Tiempos actuales: el proyecto de "Megalópolis"
El 3 de octubre 2013, el Diario Oficial de la Federación publicó el nuevo proyecto de mega-integración urbana o aglomeración "controlada" aprobado por el Presidente Peña Nieto bajo el nombre de Megalópolis. Por el momento, anuncia el Diario Oficial, se limitará a conducir una política ambiental articulada retomando experiencias internacionales exitosas.
Definición corta de la palabra megalópolis: grupo de municipios que interactúan entre sí alrededor de una ciudad principal. Casi sinónimos: corona urbana, "cluster of secundary cities around a metropolis", ciudad-región. En tanto al concepto de ciudad-región: porciones del territorio integradas entre sí y con la ciudad central dentro de una amplia zona que se denomina corona regional de la ciudad.
El lenguaje oficial es sintomático: "Aun cuando por el momento no estén relacionadas entre sí", o sea que el fraseado delata un proyecto de integración funcional forzada de localidades alejadas, proyecto inevitablemente destructor de las relaciones de soporte mutuo tradicionales. (ver Programa General de Desarrollo del Distrito Federal, 1996).
La "megalópolis" proyectada es el área que comprende los municipios correspondientes a las zonas metropolitanas de las capitales de los estados limítrofes al Valle de México, más la totalidad de los municipios que mantienen relaciones "funcionales" estrechas con la ciudad de México y los que se ubican entre las zonas metropolitanas que integran la corona regional de ciudades y el Distrito federal. Comprendería aproximadamente 200 municipios:
91 en el Estado de México
16 " " Morelos
29 " " Puebla
37 " " Tlaxcala
16 " " Hidalgo
más las 16 delegaciones del D.F.
Es decir que la Megalópolis pretende abarcar la corona regional del Centro del País más las zonas metropolitanas de Puebla-Tlaxcala, Cuernavaca-Cuautla, Toluca-Pachuca. Inmediatamente después de su institucionalización, ésta mega-ciudad-región contaría con 39 millones de habitantes.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el 70% de la población de México reside en centros urbanos y el 30% en zonas rurales. El proyecto "Megalópolis" pretende acelerar la urbanización del país. Sin embargo, por el momento, el proyecto se limita a la creación de una Comisión ambiental de la Megalópolis cuyas tareas son la creación de verificentros ambientales, la supervisión de la calidad del aire, el fomento del transporte verde (¿metro?) y el desarrollo humano sustentable. Sus dos rubros prioritarios son energía y transporte, alegando que la transformación de la energía genera 33% de las emisiones contaminantes y el transporte 22%.
El titular de ésta comisión es Francisco Barnés Regueiro.
Comentarios críticos
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El proyecto "Megalópolis" adolece superlativamente del defecto de todos los proyectos del urbanismo "prometéico" (triunfalista, "macho", incapaz de escucha) del siglo XX, en particular su ausencia de equidad de género y su desprecio etnocéntrico por las iniciativas y voces "de abajo".
Su noción de "trasporte verde" se fundamenta principalmente en la composición de las emisiones contaminantes. De todos los transportes motorizados, el metro es aparentemente el menos contaminante por pasajero, aún considerando la contaminación a la fuente de la producción de electricidad. Sin embargo, los corifeos del proyecto parecen ignorar la famosa ley de Jevons: cuando una fuente de energía cuesta o contamina menos que las otras, desaparecen muchas de las inhibiciones a su uso y acaba siendo una fuente de contaminación mayor.
El "transporte verde", aparentemente libre de los factores limitantes propios de las otras formas de transporte motorizado, parece llamado a conocer un desarrollo prácticamente ilimitado. Una de las consecuencias más obvias de este desarrollo es el establecimiento de dependencias funcionales entre localidades geográficamente distantes, como ya lo revelaron las controversias sobre la línea 12 del metro que, ofreciendo al área de Cuautla una nueva "proximidad temporal" a la Ciudad de México, incrementará las migraciones alternantes entre estas dos ciudades y volverá estas migraciones diarias compulsivas.
La construcción de conjuntos habitacionales - verdaderas ciudades-dormitorio de trabajadores y empleados cuyos centros de trabajo se encuentran a grandes distancias - en la parte oriental del Estado de México aunada a las obras de vialidad y a la amenaza de revitalización del proyecto foxiano de mega-aeropuerto parece un desafío al sentido común. Los dictaminadores invitan a preguntarse lo siguiente:
Todos los proyectos de urbanismo actualmente en curso fomentan mayores dependencias hacia el petróleo en el momento histórico en que, por primera vez desde la era de los motores, la disponibilidad de petróleo de explotación relativamente fácil está en tela de juicio. México ha rebasado el "pico de petróleo" hace pocos años. Esto significa que alcanzó el nivel de extracción de petróleo más elevado de toda su historia y que, desde entonces, este nivel baja lenta, pero regularmente. Pero esta baja de la "oferta" de este "combustible universal" no se acompaña por ninguna baja correspondiente de su demanda. Al contrario, la discrepancia entre la oferta y la demanda ya empieza a tener las consecuencias clásicas que los economistas saben poner en fórmulas. Para obviar una previsible escasez mayor del combustible, las políticas extractivas oficiales se orientaron hacia las fuentes llamadas no-convencionales y caras de petróleo, por ejemplo los pozos de alta mar, el fracking u otras fuentes (en Canada el "sand tar" del Estado de Alberta) calificadas de "no convencionales". Todas estas políticas de extracción son:
energéticamente caras (exigen invertir una parte considerable de la energía ganada en el proceso de extracción)
frecuentemente destructoras de los suelos o subsuelos
contaminantes de los acuíferos, mantos freáticos y suelos por los reactivos tóxicos que entran al proceso de extracción.
Una preocupación de los dictaminadores fue la previsible integración del llamado "macro-circuito de agua potable" a un proyecto de Megalópolis ya no limitado a consideraciones estrictamente ecológicas. Los casos presentados en la pre-audiencia multi-temática regional del 19 de octubre apuntan a una sordera creciente de los proponentes de éste "macro-circuito" hacia las realidades locales. Por ejemplo, no respetan – y probablemente no entienden – las capacidades autogestivas de comunidades que, en ciertos casos desde más de medio siglo, auto-administran la extracción y distribución de su agua en forma efectiva. Les ofrecen una conexión a la red de distribución de las aguas de Cutzamala – contaminadas y energéticamente extremadamente costosas, ya que se elevan de más de mil metros desde la presa de Cutzamala – a cambio de "autorizar" la requisición de sus aguas ancestrales por el mismo sistema de acaparamiento-redistribución.
Este esbozo de las políticas territoriales y de los proyectos urbanísticos actuales ya definen muchas de las líneas de tensión que se expresarán en los casos presentados en la pre-audiencia.
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