miércoles, 19 de junio de 2013

El Volante se rebela contra el Hoy No Circula al Doble Cero.



El Volante se rebela contra el Hoy No Circula al Doble Cero.

18 de junio de 2013, Octavo Aniversario de ECOMUNIDADES, Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México          

La clase automovilista defiende sus privilegios con la violencia que le inspiran los caballos de fuerza que adquiere. No está dispuesta a colaborar en la solución de la insoportable contaminación del aire de la ciudad de México, a pesar de ser la principal responsable de este problema y de otros igualmente calamitosos, como lo son: el desastre climático, la accidentalidad, la pérdida de tiempo y el cambio en el uso del suelo. El Volante desprecia profundamente a las decenas de miles de personas enferman y mueren cada año por la contaminación del aire en el Valle de México. Sus "expertos" alegan que los autos nuevos contaminan muy poco (¿?), comparados con los autos viejos; se apoyan desde luego en la ciencia chatarra que está al servicio de las transnacionales; olvidan que los autos nuevos y los viejos estorban la circulación por igual, ya que ocupan una superficie similar; además, congestionan tanto o más que los autos viejos, por sus arrancones e impaciencia.  Una leve mención gubernamental en torno a la posible aplicación del Hoy No Circula a los Doble Cero, desató en días pasados una rebelión de los "intelectuales" del Volante (analistas, voceros de la IP, locutores de radio y TV).

Después de un cierto nivel de circulación de autos en la ciudad, la entrada en circulación de unos pocos adicionales, ya sean nuevos o viejos, tiene un enorme efecto de freno de la circulación,  de congestionamiento: se dispara entonces el tiempo perdido por el conjunto de los autos en circulación.  La circulación de autos en la ciudad tiene un determinado número límite de autos que pueden circular a una cierta velocidad, también límite, a partir de los cuales aumenta rápidamente el congestionamiento, el tiempo perdido, el consumo de gasolina y la contaminación del aire de la ciudad. El número de autos en circulación y la velocidad determinan  entre sí la eficiencia de la circulación en la ciudad. Una velocidad de circulación de 30 kph parece ser mundialmente la velocidad óptima en ciudades con trama hipodámica (cuadriculada): a esta velocidad circulan el mayor número de autos a la mayor velocidad posible.  Cuando se permite que algunos autos viajen a mayor velocidad (el privilegio de velocidad en vías rápidas) se frena a la gran mayoría de los autos en circulación en el resto de la ciudad. La velocidad de unos se consigue con la lentitud forzada de otros. Cuando se permite que circulen más autos que los que pueden circular a una velocidad máxima de 30 Kph, se dispara en la ciudad la contaminación del aire, el tiempo perdido, el consumo de gasolina.  

Los expertos al servicio del Volante despliegan un gran ingenio para inventar justificaciones temerarias al uso del auto; alegan que los automovilistas no tienen alternativa, ya que el transporte público es indecente; se les olvida que el uso del auto hace inevitablemente indecente el transporte público en todo el mundo, pues es la consecuencia obligada de un privilegio; más indecente el transporte público mientras más se utiliza el auto en el país (investigar lo que sucede en las ciudades de EUA): la única manera de mejorar el transporte público consiste en eliminar los enormes subsidios a favor del uso del auto (por ejemplo: el nulo pago por los daños y perjuicios que ocasionan a las futuras generaciones y a los que no tienen auto, que son la gran mayoría en la ciudad: no pagan la tenencia justa, consumen gasolina muy barata). Alegan, además, que el Hoy No Circula provoca la compra de autos, ya que los automovilistas sólo piensan en sus más pequeños intereses- una definición del idiota- y no resisten la tentación de boicotear el bien común y crear caos, por medio de la compra de un segundo auto; los que llegan a hacerlo, que no deben ser la mayoría pues no todos los automovilistas son así de ruines, deben someterse la mayoría de ellos a una doble administración de su transporte personal: doble inversión, doble riesgo de robo, daño, dobles gestiones de placas, verificaciones, seguros, estacionamiento nocturno, etc. ; se sacrifican, con tal de boicotear las acciones públicas contra sus privilegios, ya que  quieren que se sacrifiquen los demás, a causa del modo de vida violento e hípercontaminante que llevan.    

El uso del auto crea una clase social privilegiada qué, como todas las clases privilegiadas, es insensible a los problemas sociales y ambientales, ya que tiene una visión del mundo muy distorsionada.  El mundo no es igual de este lado del parabrisas.  El uso del auto es una manera eficaz de eliminar o destruir la democracia, la libertad, la igualdad y la fraternidad, además, de hacer añicos la salud, el tejido social, la economía y sobre todo: la ecología del territorio. Las cifras de enfermos y muertos producidos por el uso del auto van en aumento en la ciudad de México a la par que las cifras de daños económicos causados por las más de cuatro horas diarias perdidas por sus habitantes, en promedio, y el consumo excesivo de gasolinas y electricidad debidos  a la excesiva irracionalidad que introduce el auto en la movilidad urbana.  El desastre en la movilidad urbana, la salud, la seguridad, la economía y la dignidad de las personas  en la Cuenca del Valle de México exige sacar ya a la luz pública los perversos privilegios sociales que hacen posibles los grandes negocios que están detrás de la corrupta y ecocida movilidad urbana que padecemos.  

 

Miguel Valencia Mulkay                                                                                                                                  

ECOMUNIDADES, Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México


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