Gran pasividad de las principales escuelas y universidades de México frente al desastre climático
En 2010 pudimos confirmar la escasa información y sensibilidad que en general tienen las principales escuelas y universidades de México, con respecto al desastre climático; en ese año consideraron que no era importante que sus profesores y alumnos asistieran a las más importantes conferencias, reuniones, charlas y exposiciones sobre cambio climático que se presentarían en México en muchos años. No concedieron permisos ni facilidades a sus profesores y alumnos entre el 28 de noviembre y el 10 de diciembre de 2010, a pesar de que se celebraba en México en esos días la COP-16, la cumbre climática de las Naciones Unidas de Cancún, junto con miles de actos paralelos organizados por las organizaciones sociales en los que se presentaba la más amplia información y testimonios jamás vistos en nuestro país al respecto de esta terrible amenaza mundial. No cambiaron sus programas de estudios y exámenes y no realizaron campañas de información sobre esta cumbre climática. No tomaron en cuenta los desastres que ya habíamos vivido en México (huracanes, inundaciones, incendios forestales, tormentas atípicas), ni los registros mundiales de temperaturas record anuales. Se unieron al negacionismo de los grandes inversionistas y a los grandes intereses creados por el consumo de hidrocarburos. No tuvieron ni tienen a esta fecha convencimiento significativo alguno sobre la gravedad del desastre climático. Consecuentemente, se desperdiciaron enormemente los transportes, los auditorios, las carpas y los equipos utilizados para ese efecto en Cancún2010, tanto por el gobierno mexicano como por las organizaciones sociales.
Ciertamente, el gobierno mexicano y los grandes empresarios mexicanos hicieron todo lo posible para que la participación de las escuelas y universidades fuera muy limitada en la cumbre climática de Cancún. No obstante, estas instituciones tampoco mostraron mayor interés en participar ampliamente en esta cumbre, con el ofrecimiento de facilidades para la participación en ella de profesores y alumnos. La actitud de las principales universidades y escuelas de México frente a la cumbre climática de 2010 en México, nos confirmó la degradación a la que ha llegado la educación en nuestro país: hoy en día, salvo muy contados científicos y profesores en ellas, no se le da importancia en estas instituciones a un desafío principal que enfrenta la humanidad, como es el caso del desastre climático que desde hace ya muchos años ocasiona daños inmensos en el mundo entero y que pone a la especie humana en peligro de extinción; no se le da importancia al urgente cambio de valores, conceptos, estructuras utilizados en nuestra vida cotidiana: todo un reto a las mentes creativas; no se le da prioridad a los asuntos de cambios en los modos de vida. Tal parece que nuestras universidades y escuelas han quedado totalmente al servicio de la economía de crecimiento, a la que sólo le interesa engendrar desigualdades e injusticias y la creación ilusiones de placer y bienestar. Con este tipo de escuelas y universidades, no es sorpresa que el desquiciamiento social vaya en aumento en México y que la política y la misma economía se encuentren en una gran postración.
Por los visto, tendrá que ser fuera de las escuelas y universidades donde será necesario preparar a los niños y a los jóvenes a enfrentar las calamidades que ocasionadas por muchas décadas de producción y consumo irresponsable; tendrán que ser los padres, los amigos, las organizaciones comunitarias los que preparen a las familias y a los ejidos, barrios y colonias enfrentar el desastre climático que empezamos a padecer.
¡MOVILIZACIÓN NACIONAL YÁ!, FRENTE AL DESASTRE CLIMÁTICO
ECOMUNIDADES
Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México
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