miércoles, 18 de enero de 2012

Evitar a todo trance la discusión pública de la política de la basura o de la basura de la política/ En la gestión de la basura, lo más limpio parece ser la basura misma.- Segunda Parte.

Evitar a todo trance la discusión pública de la política de la basura o de la basura de la política/ En la gestión de la basura, lo más limpio parece ser la basura misma.- Segunda Parte.
Enero de 2012
La idea de fondo de los gobiernos ha sido que solamente quienes hacen el negocio directo o indirecto con la basura decidan qué se hace con la basura. Los ecosistemas y sus reales o supuestos defensores, los asuntos del mediano o largo plazo, los terceros afectados en comunidades y pueblos cercanos a los grandes sumideros o instalaciones para la gestión de la basura, la sociedad misma, no tienen mayor relevancia en la construcción de estas decisiones. No la deben tener si es que queremos aumentar el PIB nacional y mundial, nos dicen los políticos y grandes empresarios.  Es impensable que se puedan modificar los acuerdos de Libre Comercio, con demandas ambientalistas, orientadas a reducir la producción y nocividad de los novedosos envases, empaques y embalajes "verdes" de Coca Cola, Procter and Gamble, Mc Donalds, Dóminos Pizza, LG, las marcas de Wal-Mart y otras marcas transnacionales, pues sería no solo ir en contra del progreso y el desarrollo sino un alegato proteccionista inaceptable para los inversionistas extranjeros. Es impensable, además, tratar de reducir la producción de plásticos, celulares, computadoras, autos, pilas, champús, etc.; tratar de encarecer la operación de los incineradores, "rellenos sanitarios", deshuesadoras o la demolición de edificios o infraestructuras. No soñemos, nos dicen, con soluciones que puedan afectar nuestro crecimiento económico, nuestra competitividad internacional; nuestras relaciones con los países de la OCDE.  
Los que deciden que se hace con la basura: presidentes, gobernadores, jefes de gobierno,  cuentan a su favor con el apoyo decidido de los grandes bancos internacionales, gobiernos extranjeros  muy poderosos y nacionales clave, grandes empresarios,  la mayor parte de los jueces,  las universidades, los ambientalistas, los diputados, los sindicatos de "limpia" y, sobre todo, de una buena parte de la población que no quiere responsabilizarse de su basura porque está entregada al consumo de moda, ya que, nos dicen, tiene ya muchas otras ocupaciones y gastos importantes. Todos ellos, televidentes y radioescuchas desde la primera infancia, fanáticos del futbol y devotos del papa Juan Pablo II, generalmente están de acuerdo en que lo mejor que se puede hacer en los asuntos de la basura consiste en perfeccionar el viejo sistema mexicano de "limpia": recolección, transferencia, confinamiento o incineración de la basura; este sistema busca evitar molestias al consumidor –que no llegue a verse obligado a separar los residuos en el momento que se generan-que no llegue a verse obligado a pagar cargos significativos, por el volumen, tipo y calidad de la separación de sus residuos, cuando los llegare a entregar a un carro o en un centro de acopio de su colonia, pueblo o ejido; el consumidor podría disminuir su compra de productos innecesarios; podría cambiar el sentido de su voto. Esta política gubernamental se fundamenta en evitar que se lleguen a formar algún día cooperativas o pequeñas empresas locales o vecinales que se encarguen de gestionar los centros de acopio de residuos de la colonia, pueblo o ejido; se fundamenta en prevenir que los representantes vecinales o delegacionales puedan llegar a nacer algún día de las cooperativas o empresas vecinales confederadas que se encarguen de la gestión de los residuos, las áreas verdes, el agua, la movilidad y la energía de la colonia, pueblo o ejido. ¡Qué horror! exclaman indignados los grandes empresarios y políticos (ahora son una y misma clase)- ¡un atentado a la libertad de la empresa! La gran empresa se sobrentiende.   
La política en la gestión de la basura en México consiste concretamente en favorecer el aumento de la producción de basura, para aumentar el PIB y el Libre Comercio; en reducir los costos económicos de la incineración o la transferencia y confinamiento en "rellenos sanitarios", y en concentrar las grandes utilidades que reportan estas actividades en muy pocas manos, en la cúspide del poder internacional (altos funcionarios públicos y privados que utilizan periódicamente la puerta rotatoria, para ir de un ámbito al otro). Por ello se fugan hacia adelante desde tiempo inmemorial: recoger la basura y llevarla a sitios cada día más lejanos o tratarla con procesos muy costos y gigantescos, desde luego, subsidiados por el Estado: por las futuras generaciones y los pobres; por este motivo no regresan la responsabilidad de la producción de basura al fabricante y al consumidor. Aplican la política histórica de los gobiernos que establece lo siguiente: la basura y los residuos tóxicos o peligrosos deben viajar invariablemente hacia las comunidades o sitios más pobres y vulnerables- que es la política inversa de la que aplican en los asuntos de la distribución del agua limpia.  Hacen todo lo posible para que nunca se llegue a discutir públicamente esa norma ecológica que exige que: ninguna casa o domicilio debe llevar basura a otra casa o domicilio; ningún barrio, colonia, ejido o pueblo debe enviar basura a otro barrio, colonia, ejido o pueblo; ningún municipio o delegación debe transferir basura a otro municipio o delegación; ningún estado o territorio debe enviar basura a otro estado o territorio; ningún país… La política en la gestión ambiental de la basura en México, en cambio, se fundamenta en prevenir que algún día la opinión pública llegue a aceptar mayoritariamente esta abominable(para la todopoderosa economía) norma ecológica, por lo que sus defensores se han aplicado a inventar varias nuevas fantasías políticas, varios nuevos entretenimientos tecnológicos, como: la "economía verde", el "desarrollo sustentable", los Mecanismos de Desarrollo Limpio, MDL, y las "secretarías del medio ambiente y recursos naturales.  
Evitar a todo trance la discusión pública de la política de la basura o de la basura de la política/ En la gestión de la basura, lo más limpio parece ser la basura misma.- Segunda Parte.


-- 
Miguel Valencia
ECOMUNIDADES 
Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México
 ¡DESCRECIMIENTO O EXTINCIÓN!  

No hay comentarios.: