Uno de los principales mitos que combaten los ecologistas clásicos y
ahora los pensadores del Descrecimiento o Decroissance, como Serge
Latouche, a quien queremos traer este año a México, es el mito de que
la ciencia y la tecnología pueden resolver el problema ambiental o
ecológico; muy al contrario, la ciencia y la tecnología, hoy
convertidas en Tecnociencia, constituye uno de los grandes obstáculos,
para su solución. Atras de cada contaminación y cada atentado
ecológico está la Tecnociencia, como es el caso de la energía nuclear,
la manipulación genética, la piratería ecológica, los sistemas de
seguridad y la industria militar. Un porcentaje altísimo de los
científicos se dedican a experimentos que ponen en riesgo a la
humanidad o para fines militares. Los famosos estudios de Jacques
Ellul, por mas de medio siglo, demostraron las trampas que entraña la
tecnología moderna, totalmente al servicio de los peores intereses
económicos. Pero, lo más grave es que la ciencia y la tecnología
engañan a la sociedad diciéndonos que tiene la solución para todos los
problemas ecológicos y humanos y que no tienen importancia los actos
morales del ser humano, como dejar de usar el auto o el celular. La
ciencia y la tecnología degradan la moral social al fomentar la
indolencia, el consumismo y la perdida de autonomía. Por esa razón,
muere la democracia y los políticos nos imponen obras como los
deprimidos o los distribuidores viales o las presas o los
transgénicos. La gran diferencia de fondo entre ecologistas y
ambientalistas es que estos últimos creen que la ciencia y la
tecnología nos van a salvar, en cambio, los ecologistas no creemos en
esta estafa, ya que sólo creemos en el cambio de valores o de
filosofía o de visión del mundo. Por esa razón, los ambientalistas son
tan corruptos.
Evidentemente, se necesita ciencia para desmontar a las plantas
nucleares, creadas por científicos irresponsables, como son la mayor
parte de ellos; por eso estamos como estamos, pero no debemos
convertir a la ciencia en religión; no debemos hacer culto de la
ciencia y la tecnología. Hay que regresar a la ciencia y a la tecnica
a su justa dimensión.
La teoría de GAIA de Lovelock no ha tenido aceptación científica
relevante, sus ideas han sido mas bien una moda de ambientalistas de
hace 20 años , por otra parte, no necesitamos a Lovelock, para
entender la trama de la vida, ya advertida desde Lamarque, Darwin y
muchos otros científicos, y desde luego sublimada por poetas de muchas
epocas y por la cosmogonía de casi todos los pueblos antiguos,
alejados del tronco judeo-cristiano.
En efecto, tal parece que la humanidad puede desaparecer en este
siglo, varios grupos europeos la dan un 50% de posibilidades de
supervivencia, gracias a las locuras de la Economía y de su comparsa
la Tecnociencia.
Miguel Valencia
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