viernes, 13 de junio de 2008

Frenar el desastre social y ambiental de la Ciudad de México

La Ciudad de México ha seguido el modelo urbanístico tipo Los Angeles, CA, la Ciudad del Auto, desde hace más de medio siglo: tiene los defectos del modelo original, mas los defectos de la colonización cultural: el auto nos maneja e impone sus reglas. Como en todo el mundo, aumenta el tiempo y las distancias de transporte cotidiano, pero, lo hace con mayor rapidez; los accidentes de tránsito matan y dejan discapacitados, como si fuera una guerra de baja intensidad; la contaminación del aire se mantiene fuera de normas la mayor parte de los días.
Los transportes como el Metro, los trenes suburbanos y los camiones de todo tipo fabrican un mercado de consumidores de más de 23 millones de habitantes y de mano de obra de más de 12 millones de personas. A esto le hemos llamado "urbanismo concentracionario". Los habitantes del conurbado pueden trabajar en cualquier parte del DF, para benficio de los empresarios. Las demás ciudades de México adoptan el modelo DF, se "distritofederalizan" y acaban todas por perder su identidad y homogeneizarse: parecen una copia de Los Angeles con DF.
Al ser Capital del país, se añade un nivel de gobierno adicional, el federal, que asfixia los dos niveles de gobiernos fundamentales: el comunitario ( de colonia o de barrio) y el municipal ( la demarcación). Esto implica centralización y concentración excesiva, lo que conduce a la falta de autonomía, de identidad, de arraigo, de los habitantes y de las autoridades locales. La Ciudad de México es algo así como una gran "tierra de nadie" en la que todo mundo tira la basura y en la que nadie quiere vivir toda su vida.
Por estas razones, los empresarios inmobiliarios, de la construcción, de los alimentos, del entretenimiento y de las adicciones, la consideran su coto de caza en el que pueden imponer sus reglas y hacer los mejores negocios. Lo importante para ellos es la "competitividad" de la ciudad. Tienen secuestrado al Gobierno del DF: los principales rubros de gasto y los principales programas de gobierno favorecen sobre todo a los empresarios. Por eso la Ciudad de México ha sido declarada Zona de Desastre Social y Ambiental de Categoría Mundial: está entre las diez zonas más deterioradas de la Tierra.
La globalización acaba por complicar las cosas: las ciudades capitales son los principales polos de intercambio global: los inversionistas extranjeros deciden lo que se hace en la Ciudad de México, desde otros países.
Sólo con una gran coordinación ciudadana independiente, tanto comunitaria como regional, podemos llegar a frenar el desastre social y ambiental de la Ciudad de México.

MIguel Valencia
vammulkay@gmail.com

No hay comentarios.: