5 de junio de 2008, Día Mundial del Medio Ambiente
Desde hace muchos años, poderosos políticos y empresarios locales han acorralado a los ejidatarios y campesinos del Distrito Federal, con el fin de que les vendan sus tierras a muy bajo precio. Muy bien coordinados, estos poderosos personajes recurren a sorprendentes formas de hacer negocios de Calidad Mundial en México: la especulación con terrenos rurales, semirurales o junto a la zona urbana, puede ser premiada con aumentos de precio de cinco a diez veces en menos de cinco años o de diez a veinte veces en menos de diez años, a causa de la ingeniería política utilizada en el cambio de uso del suelo. Logran comprar grandes terrenos en suelo de conservación o de reserva ecológica a muy bajo precio: el control legal del uso del suelo les ayuda para este efecto, pero, posteriormente, de manera mágica consiguen el cambio en el uso del suelo, con lo que obtienen un escandaloso aumento en el valor de sus nuevas propiedades. Logran frecuentemente la colaboración especial de representantes ejidales, notarios, registros civiles y funcionarios públicos, para estos propósitos.
La otra parte de este jugoso negocio consiste en elevar sustancialmente el valor de estas propiedades, por medio de la construcción de grandes infraestructuras de transporte que ofrezcan centralidad o accesibilidad a estos terrenos. Rápidamente, otros inversionistas llegan a la zona y completan el proceso de encarecimiento del valor de los terrenos y de urbanización de antiguas zonas forestales o de uso agrícola. La ciudad, entonces, crece con rapidez sobre sus reservas ecológicas, agrícolas o de suelo de conservación y aumenta así, año con año, el tiempo y las distancias recorridas por su habitantes, gracias al crecimiento de las infraestructuras de transporte urbano. También aumenta permanentemente, la deforestación, pavimentación, emisiones de gases de invernadero, contaminación del aire, isla de calor, consumo de energía, falta de agua, producción de residuos tóxicos, basura, ruido, violencia, desastres, colapsos; aumenta la inestabilidad social y ecológica de toda la ciudad. Las nuevas infraestructuras de transporte hacia la periferia de la ciudad detonan en esas zonas un huracán urbanizador que puede durar muchos años. La acumulación de infraestructuras de transporte en la ciudad nos acerca más y más al Pico de la Resistencia Social y Ambiental.
La Línea B del Metro convirtió a Ecatepec en una gran zona urbana, así como antes lo hicieron con cientos de localidades del Valle de México, las estaciones del Metro: Indios Verdes, Cuatro Caminos, Rosario, Pantitlán, Observatorio, Tasqueña, Universidad, Barranca del Muerto, las que ahora reciben autobuses y camiones de pasajeros que vienen de localidades a muchas decenas de kilómetros de distancia. El Metro ha impulsado la urbanización de zonas rurales a más de 50 kilómetros de sus terminales y ha conseguido que el tiempo de transporte cotidiano puerta a puerta rebase las cuatro horas.¿para qué quieren tiempo con la familia los usuarios del Metro? Por cierto, el Metro no ha conseguido nunca reducir el uso del auto en el Valle de México: sirve mas bien para alentar el uso del auto y el abandono del uso de la bicicleta. El Metro acerca puntos pero aleja destinos; las publicitadas ventajas y beneficios que se le atribuyen al Metro son en general una leyenda urbana, como el astuto cuento de que No Contamina. Las empresas que producen los vagones del Metro y las que construyen sus túneles y estaciones, siempre agradecen muy cumplidamente a las autoridades el haberles concedido estos contratos.
Los ejes viales dispararon la contaminación del aire , al tiempo que, lamentablemente, destruyeron la calidad de vida y la cultura en la Ciudad de México; los autos, como se esperaba, se volvieron los dueños del uso del suelo y del tiempo de los ciudadanos; fomentaron la urbanización en lugares cada día más lejanos; hicieron crecer la mancha urbana a una tasa muy superior al crecimiento de la población: hincharon la ciudad. Los distribuidores viales, segundos pisos y puentes sobre barrancas crearon a su vez nuevos y mayores congestionamientos que ahora obligan a construir una segunda generación de infraestructuras para resolver estos nuevos congestionamientos; dieron nuevo impulso al uso del auto y degradaron aún más la calidad de vida en esta ciudad. Ahora, los túneles a Santa Fe y a Luís Cabrera, preparan la llegada de la era de los túneles y autopistas elevadas, habitualmente congestionadas, y de las cinco horas promedio diario de manejo de auto; preparan los grandes negocios inmobiliarios, de la construcción y de la administración de infraestructuras de paga en el Distrito Federal. Las empresas que diseñan, construyen y operan los túneles de paga, también agradecerán muy cumplidamente a las autoridades el haberles concedido estos magníficos contratos.
Obras como la Línea 12 del Metro a Tláhuac o los túneles a Santa Fe o a Luís Cabrera, vienen, en efecto, a elevar radicalmente los precios de los terrenos en las zonas forestales o agrícolas de Tláhuac, Xochimilco, Milpalta, Tlalpan, Álvaro Obregón, Cuajimalpa en el Distrito Federal; las de Chalco, Cocotilán, Temamatla, Tenango del Aire, Tlalmanalco, Amecameca, Ozumba, Juchitepec, Huizquilucan, Ocoyoacac, Atlapulco, Lerma, en el Estado de México y las de: Tlalnepantla, Totolapan, Atlahuacan, Tizayuca, Yecapixtla, Tlayacapan, Yautepec, Tepoztlán, Amatlán, Oacalco, Amayuca, Atotonilco, en el Estado de Morelos, entre otros lugares. Cuando menos 50,000 hectáreas de las sierras Chichinautzin y Nevada (los volcanes) y sus cercanías, entre el Distrito Federal y el Estado de Morelos, serán afectadas en sus valores inmobiliarios por la construcción de la Línea 12 del Metro a Tláhuac; cuando menos 30,000 hectáreas de la Sierra de las Cruces y sus cercanías, entre el Distrito Federal y Toluca serán afectadas en sus valores inmobiliarios por los túneles a Santa Fe y a Luís Cabrera.
La elevación en el valor de las propiedades en los municipios y demarcaciones afectadas por la construcción de la Línea 12 del Metro a Tláhuac, en el Distrito Federal, en el Estado de México y en el Estado de Morelos, puede significar al menos doscientos mil millones de pesos antes de cinco años. La elevación en el valor de las propiedades en los municipios y demarcaciones afectadas por la construcción de los túneles a Santa Fe y a Luís Cabrera, puede significar al menos doscientos cincuenta mil millones de pesos antes de cinco años. Políticos y empresarios mayores de la región centro de México, si actúan oportunamente, pueden llegar a beneficiarse con al menos el veinte por ciento de estas cantidades. Tanto la Línea 12 del Metro a Tláhuac, como los túneles a Santa Fe y Luís Cabrera pueden representar un fabuloso negocio para políticos y empresarios mayores del Distrito Federal, del Estado de México y del Estado de Morelos. Claro, a costa de nuestros bosques, ríos, arroyos, humedales, suelos, aguas y atmósfera; a costa de nuestro equilibrio mental, social y cultural; pero, este brillante negocio así lo exige.
NO A LA LÍNEA 12 DEL METRO A TLÁHUAC.
NO A LOS TUNELES SUPERVÍA A SANTA FE Y LUÍS CABRERA.
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Miguel Valencia
ECOMUNIDADES
Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México
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