lunes, 6 de junio de 2016

Pronunciamiento sobre el cese de René Torres Bejarano, profesor de la ESIME-IPN

Pronunciamiento sobre el cese de René Torres Bejarano, profesor de la ESIME-IPN

René Torres Bejarano, profesor de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica, ESIME, del IPN, desde hace más de cuatro décadas,  ex director de esta escuela y ex director de Planeación del IPN, fue cesado hace unos días por su discrepancia frente a las líneas políticas impuestas a esta institución por Aurelio Nuño Mayer, titular de la secretaría de Educación Pública, líneas que han producido una gran irritación entre los estudiantes del IPN al punto que han permanecido en paro por varias semanas, una gran inconformidad y reprobación que compartimos muchas organizaciones de la Sociedad Civil y académicos de diversas instituciones. Fue cesado por el Secretario Administrativo del IPN, con supuesto fundamento en leyes y reglamentos garrote, inaplicables por su ostensible falta de coherencia y legitimidad: son instrumentos para el ejercicio del despotismo académico. ¿Puede funcionar bien una institución de estudios superiores que niega la libertad de opinión de sus profesores y alumnos; que niega la libertad de cátedra y conciencia?   

René Torres Bejarano es, además, un muy reconocido luchador social que no sólo ha impulsado "La Técnica al Servicio de la Patria", sino que ha combatido a "la técnica al servicio de la destrucción del mundo" en muchos frentes; es un referente moral del IPN, de aquellos que han hecho grande a esta institución.  Debe ser reinstalado inmediatamente en sus funciones docentes y el pleno prestigio que merece.

Pronunciamiento sobre el cese de René Torres Bejarano, profesor de la ESIME-IPN

Ciudad de México, 5 de junio de 2016

Adriana Matalonga Rodríguez- Beltrán, Alberto Ojeda García, Alfonso Rodríguez Chanez, Álvaro de Regil Castilla, Ana L. León, Ana María Yustis, Andrea Fernández, Aurora Juárez,  Axel Didriksson, Bernardo Benítez, Carmen Buerba Franco, Daniel Carlos García, Eder Vite, Dra. Edith Gutiérrez, Edgar Avilés Gómez, Edgardo Mota Martínez,  Eduardo Rincón, Elohim Jiménez López, Eloy Meza Fuentes, Enrique González Ruiz, Enrique Hernández, Arq. Gustavo Romero, Félix Orlando Blandino, Helen Ortega, Ignacio Peón, Ismael Osuna Durán,  Israel Arriola Toiber, Dr. José Antonio Foronda Farro,  José Antonio Vital Galicia, Jaime Lagunez, José Arias Chávez, José Ignacio Félix Díaz, José Ignacio López Espinasa, José Luis Alonso Vargas, José Oviedo,  José María Rivas, Dra. Josefina Mena Abraham, Juan Carlos Alemán, Juan Manuel Garcés Chávez, Juan Pablo Jardón, Judith Espinosa, Dra. Laura Collin Harguindeguy, Leonardo Pérez, Leonel Posadas Segura, Dr. Luis Sandoval Ramírez IIEc-UNAM,  Luz María Aguilar Terrez, Margarita Eréndira,  Margarita Hernández Ruiz, UPIICS-IPN, María Elena Contreras Domínguez, Marcelo Herrera Herbert, Marco Eduardo Murueta,  María del Carmen García, María del Carmen González,  María del Socorro Cervantes Carreón, María Soledad Cervantes Domínguez, Marina Vicario, Mario Alberto Vázquez Díaz, Mauricio Villegas, Mayela Delgadillo, Mercedes G. Núñez, Miguel Valencia Mulkay, Moisés Flores Salmerón,  Patricia Gutiérrez Otero, Dr. Rafael Huacuz, Raúl Díaz, Ricardo Zúñiga, Roberto Villa, Rodrigo Mendoza Martínez, Rosalinda Martínez, Rubén Gustavo Rivera, Ruxi Mendieta, Samuel Lara Villa, Sergio Medina, Teresa Sillas González.

Alianza de Trabajadores de la Salud y Empleados Públicos, Anima Naturalis Internacional, Asamblea de Estudiantes del Programa de Posgrado de Estudios Latinoamericanos, Asociación de Tecnología Apropiada AC, Asociación Promotora Nacional por el Desarrollo Rural y Urbano, Bertalanffy  Centre for the Study of Systems Sciences(Austria) Colaboradores del programa Primer Movimiento de Radio UNAM, Comité de Defensa Ecológica de Michoacán, Comunidad Terapéutica Madre Selva, Cooperativa Vanética, ¡Descrecimiento o colapso!, Diálogos Interactivos AC,  ECOMUNIDADES Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México,  Frente del Pueblo, Grupo de Tecnología Alternativa SC,  Lectores los Chinacos Buendía,  Movimiento Comunista Mexicano, Pacto de Grupos Ecologistas, PRECADEM AC, Preparatoria Popular Tacuba, Red en Defensa de la Ciudad de México, Rescatando a México, ¡Salir del petróleo!, Trabajadores de Radio Educación, Trabajadores de Primer Movimiento de Radio UNAM, Unidad Obrera Popular Independiente, Unión de Técnicos y Profesionistas Petroleros, UNTYPP, Unión de Trabajadores del Campo AC.  

jueves, 2 de junio de 2016

Ciencia, ética y ecología- Víctor M. Toledo

Ciencia, ética y ecología- Víctor M. Toledo
La Jornada 10 de mayo de 2016


A diferencia de la ciencia decimonónica, que fue la época de las grandes síntesis y de los célebres naturalistas, la investigación científica del siglo XX se fue gradualmente poniendo al servicio de la guerra y las corporaciones. El proceso de despliegue y maduración del aparato científico de los países se fue convirtiendo en un proceso de mercantilización del conocimiento. El capital corporativo en todas sus ramas no sólo generó ciencia para sus intereses, sino fue cooptando la investigación de universidades públicas y oficinas gubernamentales mediante el financiamiento de múltiples proyectos. En Estados Unidos, por ejemplo, el financiamiento corporativo para la ciencia y la innovación pasó de menos de 40 por ciento a 65 por ciento entre 1965 y 2006. La imagen idealizada de una ciencia al servicio de la humanidad, que por cierto es el dogma que enmarca la mayor parte de la llamada divulgación científica, se fue convirtiendo justamente en eso: una ficción alimentada por la falsa idea de que existe una sola ciencia, que es moralmente buena e ideológica y políticamente neutra. Hoy, en sólo las 10 mayores empresas fabricantes de armas laboran unos 100 mil científicos e ingenieros que usan sus conocimientos y destrezas para la destrucción.

En contraste con los países industrializados, donde la ciencia realiza con eficacia su rol al servicio del capital, en los países en vías de serlo aún se mantienen islas o burbujas de ciencia al servicio de sus sociedades (en sus universidades y tecnológicos públicos). Sin embargo, conforme el capital corporativo se expande e incrementa su influencia, estos bastiones de pensamiento científico independiente van cayendo uno a uno y la tecnociencia termina dominando irremediablemente.

A diferencia de otras disciplinas, como la química, la física, la biomedicina, la biotecnología, la genómica o la nanotecnología, la ecología, que lleva como objetivo central el estudio de la naturaleza y, en consecuencia, su defensa y protección, no es tan fácilmente cooptable, porque el capital es, en esencia, una fuerza de destrucción del mundo natural. Existe en principio una contradicción aparentemente insalvable entre capital y naturaleza, de tal suerte que la viabilidad de la llamada economía verde, la fórmula propuesta para salvar a la naturaleza haciendo negocios, es una ficción más. Es por ello que empresas y corporaciones optan por realizar actos glamorosos de prestidigitación: lavan su imagen (green washing) mediante intensas campañas publicitarias, apoyando proyectos y publicaciones, volviéndose mecenas de premios y reconocimientos, y, en fin, buscando legitimarse mediante la cooptación de celebridades del mundo académico.

Todo lo anterior ha estado sucediendo puntualmente en México con una particularidad: en el país un desusado número de sus más notables investigadores en ecología se han prestado a apoyar a los principales corporativos de manera acrítica. Ya en artículos anteriores mostré el doble juego (depredan y destruyen al mismo tiempo que se hacen empresas verdes) de corporativos como Cemex, Bimbo, Telmex (y la Fundación Slim), Walmart, Grupo México, Coca-Cola y notablemente Volkswagen, cuya enorme campaña ambiental "por amor al planeta" se convirtió en un gran odio: la compañía adulteró por años los filtros anticontaminantes de los motores de millones de autos.

La amplia colaboración de científicos mexicanos (de la UNAM, el Tecnológico de Monterrey, la Universidad Veracruzana, la Conabio, etcétera) en el lavado de imagen de las corporaciones ha sido bien documentada. Por ejemplo, en el comité científico de Volkswagen (E. Ezcurra, R. Dirzo, G., Ceballos, R. Medellín, E. Enkerlin, E. Rodríguez), o en el consejo técnico de la Fundación Coca-Cola (M. Molina, J. Sarukhán, J. Carabias, E. Ezcurra, E. Enkerlin, O. Vidal). Por su parte Cemex edita libros de conservación con la ayuda de científicos, mientras comete fraudes fiscales, oculta ganancias multimillonarias, soborna autoridades y ha convertido Monterrey en la ciudad más contaminada de América Latina. Un caso emblemático es el del magnate Carlos Slim, quien perfora pozos, construye túneles para el trasvase del agua, compra 90 mil hectáreas de tierras costeras en Baja California e intenta abrir mineras en contra de las comunidades (Tetela, Sierra Norte de Puebla), mientras se exhibe como naturalista ferviente mediante sendas alianzas de su fundación con el WWF, la Semarnat y la Conabio, con la cual ha convertido la biodiversidad del país en territorio Telcel.

Estos servicios de lavado de imagen alcanzan la dimensión de un gigantesco fraude científico en el proyecto de reforestación y captura de agua iniciado hace casi 10 años por unas 30 empresas en al menos cinco parques nacionales (Popo-Izta, La Malinche, Pico de Orizaba, Monarca y Cofre de Perote), con la anuencia y complicidad de la Semarnat, la Conanp y la Conabio. Entre las empresas destacan Audi, Bimbo, Cervecería Modelo, Volkswagen, Bentley y Televisa. Este proyecto, sin base científica sólida, permitió a las corporaciones propagandizar la reforestación de cientos y miles de hectáreas en esas áreas protegidas, en terrenos donde naturalmente no crecen árboles, sino pastizales (como en las 3 mil hectáreas del Paso de Cortés), y bajo una técnica (tinas ciegas) que provoca azolves y erosión (ver video).

Frente a esta gran complicidad entre instituciones públicas medioambientales, empresas, corporaciones y renombrados ecólogos mexicanos brotan las preguntas como hongos. ¿Por qué la falta de escrúpulos derrota el rigor académico y la ética ambiental de investigadores famosos? ¿El poder siempre devora el conocimiento? ¿No deberían las instituciones y colegios académicos establecer códigos de ética? Y, en fin, ¿es válida una ciencia sin moral? ¿Una ciencia sin conciencia?