lunes, 29 de octubre de 2012

La Línea 12 del Metro: victoria pírrica de Marcelo Ebrard

La Línea 12 del Metro: victoria pírrica de Marcelo Ebrard

Miguel Valencia

 
 Ahíto de tantas buenas razones que inventó para tratar de convencer a la sociedad de la importancia capital de la construcción de la Línea 12 del Metro, el señor Ebrard desborda de una malsana satisfacción por la inauguración de esta obra que tanto ha soñado.  Muy orondo, piensa que logra una grandiosa victoria económica y política; que la historia le dará la razón; que también derrota y humilla a los opositores a esta obra aberrante, como: los habitantes de Tláhuac que le hicieron perder su puesto como Secretario de Seguridad en el sexenio de López Obrador, los ejidatarios que tanto se han opuesto a la expoliación de sus terrenos y a la destrucción de la vida campesina en esa demarcación, los ecologistas que hemos denunciado este megaproyecto desde 2008. Hicieron posible esta obra miles de policías y granaderos; cientos de abogados oficiales; decenas de anónimos golpeadores de ejidatarios y vecinos y mucha publicidad en los medios masivos. Usó ampliamente de la violencia, como lo hacen todos los constructores de megaproyectos: tiene compromisos ineludibles con los banqueros y empresarios que a su vez tienen grandes intereses en los terrenos que serán urbanizados y en los préstamos y contratos ligados a la construcción de este esperpento. Como en la lucha entre la vasija de fierro y la vasija de barro, los opositores perdimos: la obra se realizó, pero, tal vez la historia diga otro balance; tal vez sembramos ideas que podrían inspirar a la sociedad.
 

Con el apoyo de esta nueva línea de Metro cuya terminal se construyó en un campo de cultivo, el señor Ebrard y los banqueros y empresarios consiguieron el mejor anclaje para los negocios que vienen; desde hace años especulan con los terrenos no sólo de Tláhuac, sino de Milpalta, la sierra Santa Catarina, de la sierra Chichinautzin y de la sierra Nevada, además del corredor tropical Tepoztlán- Cuautla (Oaxtepec está a menos de 40 km de la terminal de la línea 12 en línea recta) que pronto contarán con nuevas vías rápidas para conectarlas con esta terminal. La ampliación de la carretera Chalco-Cuautla les ofrece también grandes oportunidades de inversión inmobiliaria.  Ahora ya podrían crear una nueva ciudad satélite, una nueva Ciudad Ecatepec, en los viejos campos de cultivo del suroriente de la Cuenca del Valle de México (Tláhuac, Milpalta, Xochimilco, Chalco, Cocotitlán, Tenango del Aire, Temamatla, Ozumba, Amecameca). El grupo Atracomulco le agradece mucho al señor Ebrard este apoyo a su "visión estratégica de negocios". Habrá grandes ofertas de vivienda popular en esta nueva Ciudad Ecatepec; gigantescas bodegas y unidades de distribución de Wal Mart, Soriana, Bimbo, Cervecería Modelo y otras; también, habrá academias de policía, incineradores de basura, grandes oficinas gubernamentales, estadios, mega centros comerciales y de espectáculos, miles de hoteles de paso, OXXOs y pizzerías. No volverán los campesinos a poner en riesgo la chamba de un secretario de seguridad del DF ni las inversiones en la zona. Las familias jóvenes de las delegaciones centrales del DF abandonarán su residencia en esta parte de la ciudad para ir a vivir en las casas ARA o GEO de esta nueva Ciudad Ecatepec ; con este proceso de poblamiento aumentarán los tiempos promedios dedicados al transporte cotidiano en la ciudad de México (ya están arriba de cuatro horas diarias de transporte para la clase trabajadora, gracias a las vías rápidas, el Metro y el Metrobus) y desde luego, aumentará el consumo de energía en transporte y la contaminación del aire en la ciudad de México; la ciudad hará una mayor contribución al aumento de la temperatura en la superficie de la Tierra y del PIB mundial. El agua bajará torrencialmente de las sierras en la epoca de lluvias debido a la pavimentación que las cubrirá, no se infiltrará en las montañas y será enviada al drenaje profundo por medio de grandes bombas para contaminarla con las descargas industriales de la ciudad.

La construcción de la Línea 12 del Metro ha sido posible por el histórico lavado de cerebro de niños y jóvenes en las escuelas públicas y privadas ; se les ha enseñado que el automóvil, los transportes colectivos como el Metro son la mejor solución a la movilidad urbana; que dedicar dos, tres, cuatro o cinco horas al transporte de todos los días es un maravilloso sacrificio que ayuda a "vivir mejor" a estas y a las futuras generaciones, y que no importan los sufrimientos de los ciudadanos afectados por las obras en otras calles, colonias o demarcaciones ya que las autoridades saben más y nos dicen que son para todos podamos "vivir mejor". Las grandes universidades desde luego, han hecho todo lo posible para que sus egresados avalen con su autoridad técnica y científica, la construcción de segundos pisos, supervías, distribuidores viales, deprimidos, líneas radiales de Metro y Metrobus, trenes suburbanos, supercarreteras; son formas de ir al paraíso urbano que nos promete el crecimiento económico claramente reflejado por el PIB; mientras más infraestructura de transporte se ofrezca a los habitantes habrá más y mejores negocios; no importa que por estas obras aumenten cada año las distancias y los tiempos de transporte diario. Mientras más destrucción ambiental, mayor aumento del Producto Interno Bruto.  Las televisoras han hecho su parte en el lavado de cerebro de la sociedad construyendo un imaginario de ciudad competitiva y productiva, basada en estos megaproyectos urbanos. El BID y el Banco Mundial aclaman estas nuevos infraestructuras que tanto benefician a las empresas transnacionales; aplauden en estos megaproyectos la creación de empleos walmartizados, globalizados y caníbales (destruyen el empleo preexistente).

También fue posible la construcción de este megaproyecto por el espectacular manejo del señor Ebrard de la invención del Bien Común, una especie de revelación divina que les permite a los jefes de Gobierno del DF y a los presidentes de la República decidir, sin realmente consultar a nadie fuera de sus amigos, cuáles son las obras que necesita la ciudad, cuáles son los usos del suelo que deben desaparecer (por ejemplo, los bosques, los campos de cultivo, las áreas verdes), cuáles son los vecinos que deben ser desplazados de sus terrenos, casas y departamentos y cómo debemos vivir felices en adelante, rodeados de torres de 60 o 80 pisos o con vialidades elevadas frente a nuestras ventanas. La doctrina jurídica del Bien Común considera que los vecinos son unos muebles que se pueden transportar a otras demarcaciones o municipios y que no tienen "interés jurídico"cuando demandan frenar obras que destruyen la convivencia familiar, comunitaria, ciudadana: el interés del gran inversionista es el valor supremo que tutelan nuestras leyes, los jueces que las aplican y los jefes de gobierno. Ciertamente, la condena histórica por la construcción de la Línea 12 del Metro le importa muy poco al señor Ebrard, tanto los políticos como los banqueros modernos creen que los ciudadanos olvidan rápidamente toda clase de fraudes, engaños y humillaciones. Sin embargo, los suelos, humedales, friáticos, arroyos, ríos, bosques, biodiversidad, climas de la Cuenca del Valle de México, no olvidarán la construcción de esta obra; tampoco la olvidarán los desplazados, los humillados, los afectados por la imposición brutal de este megaproyecto. Todos los días, los habitantes de esta ciudad sufriremos los crecientes daños que provocará la construcción de la Línea 12 del Metro en los próximos años. La victoria del señor Ebrard será pírrica: ganó perdiendo.   

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