sábado, 14 de enero de 2012

No es un caso raro lo de Sacal Smeke

No es un caso raro lo de Sacal Smeke
La agresión verbal y física de Miguel Sacal Smeke contra un empleado de seguridad de un condominio no es un caso raro, es algo que parece ser cada día más frecuente, no sólo entre condóminos adinerados o con influencias y sus empleados, también, entre representantes muy adinerados de comunidades poderosas, como la judía, la libanesa y la española,  y  de familias igualmente poderosas (con abuelos mexicanos) y sus empleados, muy especialmente, en empresas que requieren mucha mano de obra, como la industria de la confección de prendas y  la construcción y en el comercio. Recientemente, se dio un caso muy parecido al de Sacal Smeke en el condominio de un familiar en Polanco. En el condominio donde vivo se han dado casos de violencia abusiva entre condóminos; hace algunos días, he presenciado muy violentos insultos de un cliente con traje de lujo, contra un cajero en un supermercado; otra cajera me comentó que no era la primera vez que lo hacía.
En los últimos treinta años, la concentración de la riqueza y el empobrecimiento de la mayor parte de los mexicanos se han agudizado tanto, que ha conducido a una excesiva explotación de los empleados y a un terrible aumento de la violencia verbal y física en el ámbito del trabajo. Los últimos gobiernos virtualmente han abandonado la defensa del trabajo, han aceptado las más aberrantes propuestas de los grandes empresarios, dizque a favor de la competitividad y la productividad, y el clasismo se ha vuelto más brutal y descarado en México, como lo confirma la respuesta de la hija de Peña Nieto.  Las escuelas privadas han contribuido mucho a fomentar el clasisimo. El disparo en la violencia en el trabajo, en la escuela, en el hogar, en las manifestaciones, en las cárceles, en el tráfico de drogas, es un reflejo de la tremenda concentración de poder y dinero entre muy pocas personas y de los sistemas de seguridad (cuerpos policiacos y ejércitos en tareas de policías) que nos han impuesto estas mismas pocas personas que ahora tienen sometido a los gobiernos y desprecian toda civilidad y legalidad. Es hora de debatir entre vecinos y organizaciones sociales que se hace para frenar esta violencia excesiva que invade a México.    
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Miguel Valencia
Ecomunidades

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