lunes, 16 de noviembre de 2015

#Ecomunidades Organizaciones de México y América Central que impulsan el postdesarrollo y el decrecimiento.

Organizaciones de México y América Central  que impulsan el postdesarrollo y el decrecimiento.  
Costa Rica: Asociación Centroamericana para la Economía, la Salud y el Ambiente (ACEPSA), Fundación para la Paz y la Democracia, Instituto Regional de Estudios en Sustancias Toxicas, Fundación Neotropica, Universidad Earth, Plataforma LedsLac, Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza(UICN),Ministerio del Ambiente. El Salvador: Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, Asociación Madre Cría, Red Uniendo Manos, Fundación Salvadoreña de desarrollo y vivienda mínima, CESTA, Centro Salvadoreño de Tecnología Aplicada-Amigos de la Tierra El Salvador, Unidad Ecológica Salvadoreña. Guatemala: ASOREMA, Universidad del Valle de Guatemala, Asociación Sotz'il. Honduras: Alianza Hondureña ante el Cambio Climático, Confederación de Pueblos Autóctonos, Fundación Hondureña de Ambiente y Desarrollo Vida. Nicaragua: Instituto de Promoción Humana (INPRUH), Acción Medica Cristiana, Unión Nacional de Agricultores y Ganaderos, Fundación para el Desarrollo (FUPADE). Panamá: Wetlands International Latinoamérica y el Caribe. México: ECOMUNIDADES, Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México, Centro de Colaboración Cívica, Equidad de Género, Ciudadanía, Trabajo y Familia, ICLEI-Gobiernos locales por la Sustentabilidad-Secretariado México, Centroamérica y el Caribe, Fundación Desarrollo Sustentable, Grupo de Financiamiento Climático(GFLAC), Klimaforum México, World Life Fund, Universidad del Medio Ambiente
Acuerdos principales de estas organizaciones en el taller Sociedad Civil de México y América Central, Rumbo a COP21 de la Delegación de la Unión Europea en México- 7-9 de octubre de 2015
Realizar acciones en favor de la creación de una sociedad Post Desarrollo:
  •  Suprimir el paradigma del Producto Interno Bruto, PIB y la idea del crecimiento infinito.
  • Renegociar los tratados de libre comercio, con miras a anularlos y cambiarlos por tratados de comercio justo.
  • Impulsar el descrecimiento global, por medio de la vida frugal, con responsabilidad social, justicia ambiental e igualdad de genero.
  • Fomentar la colaboración Sur-Sur.
  •  Anular la deuda externa de América Latina,
entre otros consensos logrados en este taller.

Un insólito consenso de la Sociedad Civil de México y América Central, rumbo a la COP21 de París.   


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Miguel Valencia
ECOMUNIDADES 

domingo, 8 de noviembre de 2015

Un imperativo, la reducción radical de nuestro consumo energético personal, si nos consideramos parte de las clases sociales que tienen un modo de vida moderno; también del consumo energético de las 30 mayores entidades de los países de América Latina, en el menor tiempo posible.

Ponencia presentada en el 3er. Coloquio de Energía, realizado del 2-4 de septiembre de 2015 en la Universidad Autónoma de Chiapas, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
La transición energética que vivimos magnifica  la incertidumbre económica, la confusión política, los riesgos financieros y los peligros de todo tipo en los países vulnerables, como lo son los países de América Latina ¿Cuál es entonces la mejor opción de estos países frente a la amenaza que representan el agotamiento de los regalos de la Naturaleza, como los hidrocarburos, el carbón, el uranio, etc. y el desastre climático y ambiental producido por seis décadas de desarrollo y muy elevados consumos de energía? ¿Qué hacer ante un parteaguas energético que anuncia el fin de la era del petróleo de bajo costo de extracción y la entrada del gas y petróleo extremo o no convencional que tiene al menos diez veces mayor costo socio ambiental ? ¿Cómo enfrentar las conmociones energéticas, los shocks petroleros, las caídas o elevaciones abruptas en los precios del petróleo o de la economía mundial? ¿Cómo enfrentar el rechazo social a las contaminaciones por la quema de hidrocarburos o por el desplazamiento de pueblos o actividades creado por la introducción de hidroeléctricas, grandes eólicas o solares, o por el encarecimiento de los alimentos básicos en la producción de agrocombustibles, o por la emisión de gases que dañan el clima de la Tierra, o por la construcción o el funcionamiento de centrales nucleares, o por el alza de las tarifas eléctricas o los precios de las gasolinas?   
Responder a estas preguntas exige una visión global del tema energético, no sólo por el lado de la oferta de energía, sino de la demanda de energía que incluya el estudio de factores ecológicos, sociales, históricos, antropológicos, filosóficos, económicos y políticos. Analizar las ligas que tienen entre sí  los colapsos del clima, del agua, de la producción petrolera, de la biodiversidad, de la limpia, de la producción de alimentos, de la sociedad, de la economía, de la política, entre otros; las formas en las que se retroalimentan entre sí estos colapsos mundiales. Hago aquí por lo tanto un planteamiento ecologista, tanto ético como político en defensa de las bases de la vida en la Tierra: Si nos consideramos parte de las clases sociales que en nuestros países tienen un modo de vida moderno, es imperativo reducir radicalmente, en el menor tiempo posible, nuestro consumo energético personal: reducir el uso del auto y del avión. Además, debemos exigir la reducción radical en el consumo de energía de las 30 entidades más importantes de cada país de América Latina: gobierno y grandes empresas e instituciones. Pedir reducciones en el consumo de energía de los pobres en nuestros países es un evidente absurdo.  Sustento este planteamiento en el agotamiento de los regalos de la Naturaleza, en el desastre climático y ambiental global, en el creciente rechazo social a las contaminaciones, en el fracaso del modo de vida de los países desarrollados y en los efectos sicológicos, culturales, económicos y políticos que tiene el consumo de energía después de cierto umbral.   
La era petrolera, muy especialmente las seis décadas de desarrollo( 1950- 2010), se ha caracterizado por el muy rápido crecimiento de la población humana: al menos siete veces desde 1880 a nuestros días; por los genocidios, los ecocidios, la asfixia de la convivencia humana, la miseria de la mayor parte de la población, la concentración del poder en muy pocas manos, el desquiciamiento climático, ambiental, social, económico, político y simbólico; por la degradación de los gobiernos y las instituciones, de los valores y de la cultura; por el muy extendido culto a la ciencia y la tecnología y el predominio de la religión de la economía.  Tal vez la peor consecuencia de la era del petróleo de bajo costo de extracción ha sido la creación del modo de vida de los países desarrollados, muy particularmente del modo de vida de los estadounidenses, el peor modo de vida del mundo, si se toma en cuenta la depredación ecológica y social que imponen al mundo sus excesivos consumos de energía, agua y otras materias primas. Si por motivos de equidad se quisiera generalizar este deplorable modo de vida al resto de la población humana necesitaríamos los recursos naturales de siete planetas Tierra. Sin embargo, el  mayor daño que hace a la sociedad el modo de vida de los países desarrollados consiste en la colonización que hace del imaginario social de los demás países: la mayor parte de los pobres del mundo aspiran a tener un modo de vida igual, por lo que migran a los países desarrollados o hacen todo lo posible por imitarlo en su pueblo o ciudad y abandonan rápidamente sus saberes, sus tradiciones ancladas en la historia, el clima y las condiciones de su región ecológica. La pérdida de la autonomía de los pueblos, ejidos, colonias, barrios y ciudades es la consecuencia de la colonización del imaginario social y la industrialización de la vida de los países no desarrollados.  
Los métodos que hoy se utilizan para producir energía, en su gran mayoría agotan los regalos de la Naturaleza, contaminan el ambiente, destruyen el clima de la Tierra y atentan contra la existencia de las culturas del mundo, el tejido social y el equilibrio de la persona humana. No existen formas industriales de producir energía que sean aceptables desde el punto de vista del mediano y largo plazo,  de la ecología y de la Paz o la no violencia.  Al ritmo actual de su utilización, el carbón, el petróleo, el gas natural, el uranio, accesibles, se consumirán dentro del horizonte temporal de dos a tres décadas. El auge de la extracción de gas y petróleo no convencional; es decir: del gas y petróleo shale y de aguas profundas, de muy alto costo de extracción y excesivo impacto climático, ambiental y social, confirma rotundamente que el gas y el petróleo convencional-de bajo costo de extracción y mucho menor impacto ambiental- se agota rápidamente en el mundo y crea así, una muy riesgosa situación política, económica y energética para los próximos años, especialmente para los muy vulnerables países de América Latina: incertidumbre, shocks petroleros, recesiones económicas, como los que empezamos a sufrir con mayor frecuencia. Se trata de un hecho geológico mundial de consecuencias trascendentales.  
Termina la era del gas y petróleo de bajo costo de extracción y de menor impacto social y ambiental. Comienza la era del gas y petróleo extremo o no convencional cuya extracción implica un intolerable aumento en la depredación climática- la producción de metano es muy elevada con la tecnología del fracking – y la ambiental es muy superior a la del gas y petróleo de bajo costo de extracción, por el enorme consumo de agua y el uso de sustancias químicas cancerígenas o muy venenosas. Los derrames de petróleo en aguas profundas tienen impactos excesivos, inaceptables bajo cualquier criterio ecológico.  No hay justificación alguna para la introducción de estas tecnologías. La extracción de petróleo a partir de arenas bituminosas en Canadá, o por medio de la tecnología del fracking en EU, o los proyectos de extracción en zonas de alta vulnerabilidad ecológica, como el Ártico, la selva amazónica, las costas de California, así como el repunte en la construcción de nuevas centrales nucleares, la producción de agrocombustibles a partir de caña de azúcar, maíz y otras plantas y el auge en la construcción de grandes eólicas y solares, confirman también el agotamiento del petróleo convencional y la entrada de la era del Petróleo Extremo o petróleo de alto riesgo ecológico y económico.
La economía mundial crece con mayor dificultad desde el momento en que comienza la caída en las reservas del petróleo barato, convencional, anunciada desde hace décadas. En México este agotamiento fue advertido hace algunos lustros por muchas voces, pero, fue negado rotundamente por el Estado; ahora es  ya evidente, pero el gobierno federal y el Estado aun niegan en su “reforma energética” el reconocimiento de las consecuencias económicas, ecológicas, políticas y sociales que tiene este hecho.  Estos límites geológicos que descubre ahora la extracción de combustibles fósiles debería ser razón suficiente para adoptar un cambio radical en la extracción de gas y petróleo en los países de América Latina: hasta el momento su dependencia de los combustibles fósiles es demasiado alta y por lo mismo demasiado riesgosa. Rechazar la extracción de gas y petróleo no convencional, dejar el gas y el petróleo shale en el subsuelo y el carbón en el hoyo, es la mejor apuesta que pueden hacer los países de América Latina. Aceptar la dureza de esta apuesta puede ahorrar muchos sufrimientos al país.
La producción de electricidad basada en combustibles fósiles es un factor central en la emergencia  del desastre climático y el desastre ecológico de los diversos territorios del mundo; las protestas de las comunidades cercanas a las plantas de generación de electricidad por medio de carbón o productos del petróleo se dan crecientemente en muchos países del mundo, desde Chicago hasta Durban, en Sudáfrica debido a los daños que producen en la salud de los vecinos, la flora y la fauna. Hace algunos días, miles de personas ocuparon el sitio Garzweiler, cerca del río Rin, en Alemania, donde se realiza la más grande explotación de carbón a tajo abierto del mundo  y suspendieron las operaciones un fin de semana al grito de “Fin a las emisiones de CO2” “Ende Gelande”(¡Hasta aquí y no más lejos!). En las últimas cumbres del clima arrecian las protestas de las organizaciones indígenas, campesinas, sindicales, urbanas, ecologistas, de derechos humanos que participan en los foros paralelos a las cumbres del clima de la Tierra, las COP o conferencias de las partes. En la cumbre del clima de Copenhague en 2009, más de 150,000 personas provenientes de muchos países, en su mayor parte europeos, marcharon al grito de “Cambiemos el sistema no el clima”. Las organizaciones sociales del mundo preparan ahora muy diversos y masivos actos de desobediencia civil hacia la mega cumbre del clima en París, la COP-21. Lamentablemente, es muy poco lo que puede esperarse de la COP-21 de Paris y de cualquier cumbre climática. Los gobiernos son parte del problema climático, energético, ambiental del mundo.
En su gran mayoría, los científicos del mundo reconocen inequívocamente el calentamiento del sistema climático de la Tierra y de acuerdo con el Quinto Informe de Evaluación del  IPCC o Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático, aprobado en 2013, nos dicen “ Desde la década de 1950 muchos de los cambios observados no han tenido precedente en los últimos milenios” “Cada uno de los tres últimos decenios ha sido sucesivamente más cálido en la superficie de la Tierra  que cualquier decenio anterior desde 1850” “la principal contribución al cambio climático proviene del aumento en la concentración de CO2 en la atmósfera que se viene produciendo desde 1750” “Es sumamente probable que la influencia humana haya sido la causa dominante del  calentamiento observado desde mediados del Siglo XX” “Es probable que para fines del siglo XXI la temperatura global en superficie sea superior a 2 grados” … en varios escenarios. No obstante, varios grupos de científicos de países desarrollados no son tan conservadores como el muy hostigado IPCC y pronostican 4 y hasta 6 grados de aumento de la temperatura en este siglo, lo que provocaría catástrofes inenarrables. La reducción radical de emisiones que dañan el clima es un asunto  extrema urgencia en todo el mundo.  
El despilfarro energético es muy evidente en los países que se llaman a sí mismos “desarrollados”: en sus sistemas urbanos e industriales, hay un gran fracaso energético, como lo es el transporte cotidiano que consume no sólo hasta cuatro horas diarias de la gran mayoría de los trabajadores, sino ingentes cantidades de electricidad y gasolinas. La velocidad promedio en la ciudad de México no excede en la mayor parte día a los 12 km por hora; la bicicleta hace mejores tiempos y ahorra muchas muertes y energía. Se mueve absurdamente a las personas y a las cosas.  El bombeo de agua muestra también una gran irracionalidad en estos países, pues se aceptan excesivos consumos de agua, especialmente en la industria, como la de alimentos y los servicios, como los campos de golf. Se desperdician, debido a la producción industrial, más del 35 % de los alimentos. La agroindustria moderna es otra gran fuente de despilfarro  energético, tanto en bombeo de agua, como en el uso de fertilizantes, pesticidas y transportes. En la construcción de vivienda también hay un enorme despilfarro energético inherente a su producción industrial. Las llamadas economías de escala funcionan en contra de las economías ecológicas y energéticas: son insostenibles. Los países de América Latina adoptan habitualmente las peores tecnologías de los países poderosos, por lo que su despilfarro energético a veces supera al de estos países.  Existe en América Latina un gran potencial de reducción en el consumo de energía debido a las grandes desigualdades sociales.
Ciertamente es una buena noticia encontrar señales en el horizonte que revelan no sólo el final de la época petrolera, sino el final de la era del desarrollo iniciada después de la Segunda Guerra Mundial. Espero que también termine pronto la sociedad de crecimiento que tanto daño hace a la humanidad y a los seres vivos no humanos. La era petrolera, muy especialmente las seis décadas de desarrollo( 1950- 2010), se caracterizan por el uso irracional del transporte, en especial por  el uso abusivo del auto, el avión y los trenes rápidos; por el uso irracional de fertilizantes, pesticidas, maquinaria  y tecnologías altamente depredadoras para producir alimentos; por el irracional bombeo, mal uso y contaminación del agua; por la producción desmedida de residuos sólidos, tóxicos, peligrosos, por las descargas de aguas envenenadas en ríos, lagos, mares, por la emisión descomunal de gases que dañan el clima de la Tierra; por el  uso excesivo del aire acondicionado, la calefacción, la iluminación; por el consumo excesivo de energía de sectores privilegiados de la sociedad, como lo son la industria y los servicios; por el auge de las falsas soluciones al problema del agotamiento de los dones de la Naturaleza, como el fracking, extracción en aguas profundas, energía nuclear, agrocombustibles, biomasa, grandes eólicas y solares; por la creciente falta de ética de científicos, técnicos, expertos; por el predominio de la tecnocracia y la muerte de la democracia; por el predominio de una escolarización, unas televisoras y un consumo de tecnologías que colonizan profundamente el imaginario social y promueven el consumismo más degradante posible y la mercantilización de todo lo habido y por haber, la omnimercantilización de la vida.  
A mayor consumo de energía per cápita, mayor violencia social y mayor destrucción ecológica; mayor angustia, stress y destrucción del tejido social.  La especie humana puede desaparecer toda o en su mayor parte debido al excesivo consumo de energía y al consumo de carbón y petróleo. Los altos consumos de energía tienen efectos sicológicos y sociales devastadores: destruyen la convivencia humana, la autonomía de las personas y las comunidades, la equidad en la participación del poder y la soberanía de los países empobrecidos por la economía moderna globalizada. El consumo de energía, después de cierto umbral, corrompe al cuerpo social y degrada a la persona humana. Tolerar la contaminación de los suelos, los subsuelos, los ríos, los lagos, los mares, la atmosfera implica colonización de la mente por ideas económicas impuestas por quienes viven en la miseria moral; implica un suicidio colectivo. Reitero Si nos consideramos parte de las clases sociales que en nuestros países tienen un modo de vida moderno, es imperativo reducir radicalmente, en el menor tiempo posible, nuestro consumo energético personal: reducir el uso del auto y del avión. Además, debemos exigir la reducción radical en el consumo de energía de las 30 entidades más importantes de cada país de América Latina: gobierno y grandes empresas e instituciones. Pedir reducciones en el consumo de energía de los pobres en nuestros países es un evidente absurdo.  
Miguel Valencia Mulkay
ECOMUNIDADES
Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México





[Ecomunidades] Se imponen los dólares y la barbarie en la ciudad deportiva de la #Mixhuca

Se imponen los dólares y la barbarie en la ciudad deportiva de la Mixhuca

1 de noviembre de 2015

Mancera inventa una derrama económica de más de mil millones de dólares y más de 500 millones de telespectadores, para justificar el gran daño que ocasiona la celebración del Gran Premio de México-Formula1 en la deportiva de la Mixhuca y en los valores de la sociedad mexicana.  Para Mancera y para Peña, los negocios y la economía están por encima de cualquier consideración social o ambiental. Son los valores que quieren imponer con la Reforma Educativa.

Otra vez, los dólares, el espectáculo, la barbarie, se imponen brutalmente sobre los espacios destinados al deporte llanero, amateur, gracias a la iniciativa del célebre Palillo; sobre el único parque de la zona oriente de la ciudad de México; sobre los más de tres mil árboles de más de 40 años en promedio que hubo que talar para construir centros comerciales disfrazados de graderías de la pista de carreras.  Se arrebata a los pobres la ciudad deportiva de la Mixhuca, para convertirla en un centro de espectáculos de "clase mundial" y en un centro de deportes de "alto rendimiento" (incubadora de gladiadores). La televisión clava sus garras sobre este parque, con miras a explotarlo en futuros grandes espectáculos que puedan reforzar el embrutecimiento y la domesticación de una gran parte de la sociedad; la exaltación de las peores conductas del ser humano. Alianza del poder político y el poder mediático, para controlar a la sociedad levantisca.

¿Qué tipo de personas pagan más de $ 7,000.00 por un boleto de entrada al Gran Premio de México? Deporte muy discutible, las carreras de autos atraen a los que encuentran gran placer en la contemplación de la matanza de personas y animales, de los choques y los grandes destrozos, de la potencia mecánica y la tecnología de la violencia. Atraen a los que encuentran gran placer en la compañía de los asiduos del casino y de los empresarios del crimen.  Todavía nos preguntamos ¿Por qué existen tan altos niveles de violencia en nuestra sociedad y tan grande devastación climática y ambiental?

Se imponen los dólares y la barbarie en la ciudad deportiva de la Mixhuca

Miguel Valencia

jueves, 5 de noviembre de 2015

#Ecomunidades Cambios necesarios en la estructura política del Distrito Federal y de la Cuenca del Valle de México

Cambios necesarios en la estructura política del Distrito Federal y de la Cuenca del Valle de México

Ponencia para el taller de análisis y diseño constitucional del COALT del 28 de septiembre de 2015

Está en marcha un colapso mundial de las instituciones ligado o paralelo a otros colapsos mundiales que se retroalimentan entre sí, como son: el colapso de la persona humana, la sociedad,  la economía, el ambiente, el clima, el agua, la biodiversidad. Colapsa el edificio institucional en el que se ha sustentado la modernidad.  Estamos frente al fin de un mundo, el mundo creado por la economía política y la revolución industrial; del mundo creado por el Estado Nación. Nos encontramos en el mundo líquido que describe Sygmut Baumann, en el que aquello que creíamos sólido y duradero se licua, fluye y desaparece. Las constituciones, los estados nacionales, las democracias se debilitan y mueren ante la presión de una economía mundializada. El final de la era del petróleo barato(convencional) y la entrada del petróleo extremo (no convencional); el desastre climático, el agotamiento de los metales y otras materias primas; la muerte de los mares, glaciares, acuíferos, suelos, ríos, bosques, selvas, especies; los riesgos de ecocidio y genocidio creados por la tecnociencia, como: la energía nuclear, los transgénicos, la nanotecnología, la geoingeniería, el fracking, entre otros, producen un ambiente político y económico de tal complejidad que hacen caducar rápidamente a la mayor parte de las ideas, predicciones y premisas políticas que utilizamos hoy en día. La economía, contenido principal de la política desde hace más de dos siglos, devora las instituciones, las democracias, los países, las comunidades, los imaginarios sociales, los conceptos clásicos de Estado o constitución.

Los dislocamientos mundiales crean condiciones económicas y políticas inéditas de manera que hacen muy incierto el futuro y muy riesgosas las apuestas que no toman en cuenta estos cambios de fondo que sufre la sociedad mundial. El futuro ya no es el que era: puede traernos condiciones políticas y económicas que son impensables hoy en día. Desde 2008 ha sido cada año más difícil hacer predicciones económicas en todo el mundo: hemos entrado a otro mundo.  La tecnocracia se afianza cada día más en un mundo que idolatra a la ciencia y la tecnología.  La tiranía financiera y mediática se fortalecen con la tecnocracia. Las desigualdades van en aumento en el mundo por lo que la miseria moral y física invade al mundo.    Los tratados de libre comercio sustituyen ahora a las constituciones nacionales que  de esta forma se convierten en el escudo que protege los intereses de los inversionistas extranjeros, el saqueo de los regalos de la Naturaleza, la explotación intensiva de los trabajadores y la espada que ataca a quienes se oponen a la explotación intensiva del gas, el petróleo, los metales, las maderas, los suelos, los acuíferos y la imposición de un modo de vida mundializado o se dedican a la defensa de las culturas, las tradiciones, la ecología, los derechos humanos.  La Constitución actual es enemiga de la conservación del agua, la biodiversidad y las reservas de minerales e hidrocarburos; es enemiga de los pueblos, los ejidos, los barrios, las colonias, las ciudades y las culturas.

Desde hace algunas décadas la Constitución mexicana no sirve a los mexicanos; está muy lejos de servirnos para enfrentar los retos y amenazas que entrañan los colapsos mundiales que vivimos y la creciente miseria y devastación ambiental de nuestro territorio.  No obstante, crear una nueva constitución puede requerir algunos pasos previos antes de llegar a discutir su contenido futuro, tales como debatir cuáles son sus principales fallas de origen o adquiridas años después y cómo responder a los nuevos retos y amenazas mundiales y debatir, también, cómo podrían crearse las condiciones políticas que podrían llevar a la creación de una nueva constitución.  Las mejores constituciones son producto de actos revolucionarios. Los colapsos mundiales en curso pueden lo mismo acelerar la creación de una nueva constitución que impedir su existencia en muchos años o para siempre. Grecia adapta hoy en día su constitución y sus leyes a las exigencias de los banqueros alemanes. México no está muy lejos de llegar a una situación parecida. Los defensores del libre comercio y la globalización financiera crean una poderosa trama política mundial que contiene eficazmente hasta el momento el cambio de las constituciones que ellos mismos han reformado, como es el caso de la mexicana.

Indudablemente, la cuestión ecológica es la principal falla de origen y adquirida a lo largo de los años de la Constitución mexicana. Es sin lugar a duda el aspecto principal de cualquier nueva constitución, pues es el tema que más importantes conflictos crea en el mundo moderno y el más ignorado  por las constituciones y jurisprudencias existentes. De la tierra vivimos y sin ella no podremos sobrevivir. El dominio que ha tenido el pensamiento económico en los últimos tres siglos es el responsable de esta falla fundamental y de los colapsos mundiales que asfixian nuestras vidas; por ello hay que considerar primero los sustratos ideológicos economicistas de la Constitución como la idea de progreso, del desarrollo, el culto a la ciencia y la tecnología, la necesidad u obligación de adaptarse a los sistemas, las maquinas y sus evaluaciones, la trampa del consumismo y el trabajo alienado, así como la necesidad de impulsar un crecimiento económico infinito. Todos estos aspectos ideológicos lastran mucho a la Constitución en vigor y deben ser eliminados en cualquier nueva constitución.     

La estructura política del Distrito Federal y sus demarcaciones, así como la de los municipios de la Cuenca del Valle de México tanto en el estado de México como en los estados de Hidalgo y Tlaxcala, territorios sujetos principalmente a los artículos 115, 116 y 122 constitucionales, son paradigmáticos  de las fallas terribles de la Constitución. El país entero está muy afectado por el centralismo excesivo de nuestro sistema político y la escandalosa concentración de facultades en el gobierno federal y de poder económico y político en la Cuenca del Valle de México. Centralismo y concentración de poder y población van juntos. La megalópolis creada alrededor de la ciudad de México, que amenaza absorber a los estados de México, Tlaxcala, Puebla, Morelos y parte de Hidalgo, es la consecuencia concreta de este centralismo constitucional. Existe un proyecto de Peña Nieto  que se llama Megalópolis en el que se consideran los diversos megaproyectos que pueden reforzar la concentración de población y poder político en el estado de México e Hidalgo, como lo son el nuevo aeropuerto en el Lago de Texcoco, las nuevas urbanizaciones al norte de este nuevo aeropuerto, las supercarreteras y otras grandes infraestructuras en el oriente del estado de México. La gigantesca urbanización y gran población del Distrito Federal, así como las conurbaciones nacidas de la expansión de la ciudad de México en los estados vecinos a ella, como un cáncer se extiende por lo que llaman la región centro del país y la "corona" de ciudades. Los habitantes de esta Cuenca sufren una creciente violencia por el tiempo perdido en el transporte, la contaminación del aire, la escasez de agua, la desaparición de los bosques y zonas rurales o campesinas, las fuertes migraciones, la miseria, la falta de empleo,  el despojo de tierras, las desigualdades, la destrucción de las familias y las comunidades. La ciudad de México se asfixia. Es indispensable modificar esta aberrante estructura política que propicia esta situación.

El centralismo y la concentración de población han sido muy acentuados en los países de raíz latina, como lo confirman París, Madrid, Roma, Buenos Aires, Río de Janeiro y en México la existencia de ciudades- estado como Guadalajara y Monterrey y la misma ciudad de México.  La histórica ciudad de México antecede al Distrito Federal que en el siglo XIX se sobrepone a esta urbe con una excesiva extensión territorial. En la segunda década del siglo XX el Distrito Federal queda sin autoridades locales elegidas democráticamente y hasta nuestros días el Congreso de la Unión tutela este territorio.  Al igual que otras naciones no industrializadas, la ciudad de México se industrializa en gran escala después de la Segunda Guerra y crece explosivamente sobre todo en los municipios del estado de México colindantes a ella. La conurbación del estado de México con la ciudad de México se convierte así en el gran negocio del grupo político dominante en ese estado: el Grupo Atracomulco. Tan fuerte se hizo este grupo con la estructura política creada por el centralismo mexicano y la concentración de población en la Cuenca del Valle de México entre 1945 y 1975 que Hank González consigue la Regencia del Distrito Federal en el sexenio de López Portillo y la presidencia de la Republica en 2012, con Peña Nieto. Desde hace varios años, el oriente del estado de México en la Cuenca del Valle de México tiene mayor población que el Distrito Federal y se convierte en la mayor reserva de votos muy comprables del país: el estado de México tiene ahora el control político de México.

Las divisiones políticas establecidas en el siglo XIX son hoy en día un gran problema nacional: no hay manera de resolver o mitigar los problemas del agua y del aire sin asambleas de cuenca, sin reconocer los parteaguas, las conurbaciones, el transporte urbano, la necesidad de desconcentrar población y descentralizar las decisiones. Además, estas divisiones favorecen las aberraciones políticas como lo es la concentración de población en el estado de México y del poder en manos del Grupo Atracomulco. Por otra parte, los colapsos mundiales obligan a la acción local en defensa del territorio y del clima de la Tierra: la comunidad, entidad fundamental en la defensa de la ecología y la cultura, fue la primera víctima de la revolución industrial y la economía política; la introducción del transporte disloca no solo las mercancías o las personas, sino los usos del suelo y las divisiones políticas. Este dislocamiento nos lleva hoy en día a que ninguna localidad en México produce lo que consume ni consume lo que produce, no tiene control sobre su alimentación y así se fortalecen los tratados de libre comercio y las empresas transnacionales. La conservación del agua, los bosques, los suelos limpios exigen la existencia de comunidades vigorosas; de barrios, colonias, ejidos, pueblos y ciudades que cultiven una parte de sus alimentos o produzcan una parte de los elementos necesarios para la vida en la región donde se encuentran, que cosechen y depuren el agua, que cuiden los árboles y los animales de la localidad; hoy en día es indispensable relocalizar la producción y el consumo, por lo que es necesario el fortalecimiento político de las comunidades, especialmente en las grandes zonas urbanas, como lo es la megalópolis de la Cuenca del Valle de México. La Constitución no reconoce el papel trascendental de la comunidad y de sus asambleas. No reconoce, además, los límites de las ciudades; es decir: la tensión que existe entre ciudad y urbanización: después de cierto umbral la urbanización asfixia a la ciudad  y empobrece a la cuenca y al país. Tampoco reconoce la importancia de la cuenca hidrológica como la "casa ecológica" de un país o paisaje o región que tiene más o menos una misma matriz del agua, biodiversidad y gastronomía.   La economía política ha sido la responsable de la desastrosa división política que hoy tenemos. 

La división política vigente de la Cuenca del Valle de México permite el funcionamiento de tres gobiernos estatales en su territorio- estados de México, Hidalgo y Distrito Federal-,  hecho que afecta enormemente a todo el  país y a sus habitantes: permite que un gobierno radicado en otra cuenca- en la ciudad de Toluca-tome el control del gobierno del país entero y de esta cuenca, y de paso asfixie a la ciudad de México. Para enfrentar sus problemas de agua, contaminación del aire, transporte, alimentación, bosques, vida silvestre, población, energía, desastre climático, es indispensable que la Cuenca del Valle de México conforme una asamblea regional o de cuenca en la que deberían participar los representantes de los pueblos, ejidos, colonias, barrios y ciudades de este territorio; que esta asamblea de cuenca designe a ejecutivos que realicen las tareas necesarias para llevar asuntos regionales que no pueden realizar las comunidades, como las relaciones con las asambleas de otras cuencas o regiones ecológicas.  Para que esta asamblea regional sea posible, es necesario por un lado cambiar de sitio al Distrito Federal fuera de esta cuenca o reducir al mínimo el territorio del Distrito Federal, lo suficiente para que tengan asiento las más importantes funciones federales: algunas manzanas del Centro Histórico, y por otro lado, aceptar que son  ciudades por derecho propio la mayor parte de las demarcaciones del Distrito Federal y de los municipios del estado de México más cercanos al Distrito Federal.

Reconocerles el estatuto de ciudades a estas demarcaciones y a estos municipios implica reconocer el gran tamaño de su población y sus problemas urbanos, y concederles la fuerza política que les puede permitir defenderse frente a los embates de los colapsos mundiales  Estas nuevas ciudades de la Cuenca del Valle de México deberían reconocer a su vez la autonomía de los barrios y las colonias, de manera que puedan tomar importantes decisiones sobre el manejo de la urbicultura, la cosecha y depuración del agua, la separación de los residuos y otros aspectos ecológicos y económicos que requieren. Para fortalecerse, la ciudad de México  debe reducir su tamaño a la ciudad histórica; es decir: a la zona urbana que hoy en día es aproximadamente la delegación Cuauhtémoc. Para funcionar adecuadamente, el gobierno federal debería reducir radicalmente su intervención en las formas de vida de las regiones del país y ampliar su función como escudo frente a la violencia militar y financiera internacional y como facilitador de la colaboración con otros países en asuntos para la Paz, los derechos humanos, el desastre climático, la transición energética, entre otros. Necesitamos reducir drásticamente la pesada estructura que nos impone el Estado y el Mercado: adecuar o equilibrar el tamaño de las unidades políticas y económicas.         

El cambio en la estructura política del Distrito Federal y la Cuenca del Valle de México es fundamental, para liberar al país del centralismo y la concentración de población en las grandes megalópolis como Monterrey y Guadalajara. La única manera de desconcentrar la población y el poder reside en descentralizar la construcción de las decisiones de manera que sean realmente democráticas; es decir: que los afectados por las decisiones sean quienes tomen las decisiones. Los pueblos, los ejidos, los barrios, las colonias, las ciudades, elementos fundamentales de la vida de una cuenca o una región o estado, deben ser el locus del poder político o la fuente de las decisiones principales de una sociedad. Las asambleas de estas comunidades ecológicas o ecomunidades deben ser reconocidas por la Constitución como el centro donde se toman las decisiones principales de la cuenca, la región y el país. Las asambleas de cuenca o región ecológica deben servir para ligar a estas entidades entre sí  y establecer vínculos con otras entidades similares de otras naciones, con el fin de crear una autentica representación nacional. La cuenca o la región ecológica y las comunidades ecológicas deberían tener la mayor parte de las facultades que ahora tiene el gobierno federal y así debe ser reconocido en una nueva constitución.         

 La ciudad de México ha sido la primera entidad en rebelarse contra el sistema político creado por la corrupción priista, centralista y concentradora,  y la entidad que logra algunos cambios estructurales en su relación con el Estado. Desde el sismo de 1985, la ciudad de México impulsa cambios fundamentales como la elección de sus gobernantes, tanto al nivel del Distrito Federal como de sus demarcaciones y la expulsión del PRI y del PAN del centro político de esta ciudad. El plebiscito que propusimos en el seminario de 1992 y que fue realizado en 1993, sienta las bases de algunos de estos cambios que se pueden concretar en 1997. Los movimientos vecinales de esta ciudad han ido en aumento desde los años 90 debido a la democratización conseguida después del sismo del 85 y también, por la enorme devastación urbana, social y ambiental que ocasiona la construcción de grandes infraestructuras de transporte y edificación que impulsa la mundialización neoliberal. Estas nuevas condiciones políticas y económicas radicalizan en estos últimos años a los movimientos vecinales de manera que ahora exigen cambios profundos en las leyes de transporte y vialidad, desarrollo urbano y participación ciudadana. La nueva Ley de Movilidad, el cambio de nombre propuesto para la Ley de Desarrollo Urbano, el creciente número de organizaciones políticas de la ciudad de México y el acercamiento de los movimientos locales del oriente del estado de México a los movimientos contra megaproyectos de la ciudad de México, abren la posibilidad de impulsar con mayor fuerza el cambio en la estructura política del Distrito Federal y del gobierno de la Cuenca del Valle de México.  Los movimientos contra la construcción de un nuevo aeropuerto de la ciudad de México en el lago de Texcoco, contra la eliminación del aeropuerto Benito Juárez, contra la construcción del tren interurbano de alta velocidad con Toluca, contra las ZODES, AGES, contra los megaproyectos en general anticipan a otros movimientos mayores. La fuerza destituyente e instituyente de la población del Distrito Federal y del oriente del estado de México  puede impulsar los profundos cambios que se necesitan en esta entidad, en la Cuenca del Valle de México y en el país entero y que podrían ser parte del contenido de una nueva constitución local y nacional.

Miguel Valencia Mulkay 

ECOMUNIDADES, Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México  

martes, 3 de noviembre de 2015

Fundamental, la reducción radical del consumo de los países desarrollados y de las clases altas de los demás países, para poder recuperar a las comunidades campesinas y la buena alimentación. #decrecimiento

Fundamental, la reducción radical del consumo de los países desarrollados y de las clases altas de los demás países, para recuperar  el vigor de las comunidades campesinas y la buena alimentación.  

Fragmento de la conferencia sobre descrecimiento presentada el 16 de octubre de 2015 en la licenciatura en Nutrición de la Universidad Autónoma de Querétaro. Por el Día Mundial de la Alimentación2015.

El exceso en el consumo funciona como una droga en razón no de la calidad de los productos que se consumen, sino de su cantidad. Invadidos por los objetos, los habitantes del mundo desarrollado poseen en promedio 10,000 de ellos contra los 236 que tienen los indios navajos. En los grandes supermercados están disponibles para su compra más de 10,000 artículos. Es así que Wal-Mart, con sus más de 8,000 tiendas, sus más de 300 mil millones de dólares de venta anual y sus 1.3 millones de empleados (en Estados Unidos, con salarios medios inferiores al umbral de pobreza), se convierte en la primera empresa mundial. Los más de 3,000 mensajes publicitarios cotidianos  que reciben los habitantes de los países desarrollados están hechos para impulsarlos a comprar lo que sea. Los consumidores de esos países tiran a la basura cantidades increíbles de productos en todos los estadios del ciclo, desde los rechazos de la gran distribución hasta los desechos domésticos. En Italia, 15% de la comida y 10% del pan y las pastas acaban en el basurero, lo que representa para el pan tirar 1600 toneladas por día o 6 millones de toneladas al año y 2 millones de toneladas para las pastas (datos de 2005, The Guardian). Una encuesta realizada en Inglaterra sobre la totalidad de la cadena alimentaria, del productor al consumidor pasando por la distribución, concluye que la tercera parte de los alimentos producidos, distribuidos y comprados en el Reino Unido terminan en el basurero (The Guardian, 2005).

Aún si llegamos al extremo de considerar que el consumo medio de alimentos de los países desarrollados y de las clases altas y medias de los países emergentes no tiene nada de excesivo, la reducción del consumo de esos países y estas clases sociales es un imperativo ético, tanto por razones de justicia social que de justicia ecológica y climática. La reducción de la bulimia individual no puede sino arrastrar la reducción de la obesidad colectiva y por lo mismo de la huella ecológica. Los grandes consumos individuales degradan a la sociedad en su conjunto: imponen un imaginario social que destruye los valores climáticos y ambientales.  Comer menos cárnicos- sabiendo que son necesarias entre 8 y 10 calorías vegetales para producir una caloría animal -y transportarse menos corresponde a la regla gandhiana: vivir simplemente para que los  demás puedan simplemente vivir. El desperdicio de alimentos es inherente a la forma de producción y consumo de la era moderna; es consustancial a la sociedad industrial cuya economía de crecimiento produce la miseria y la riqueza insultante que nos agobian. El evangelio productivista de los banqueros podría resumirse así: "Haceos la vida imposible los unos a los otros hasta que se extinga la especie humana". Según Serge Latouche "cada 10 segundos pasa un camión de Francia a España por los Pirineos y se espera que antes de 15 años sea un camión de cada cinco segundos", y nos dice "La globalización lleva al paroxismo esta lógica de la masacre social y ecológica. En Europa, desde hace algunos años los bienes de consumo tienen incorporados más de 6,000 km de transporte; los alimentos  de cualquier comida han viajado al menos 2,500 km antes de llegar a los labios del consumidor. Se calculó hace algunos años (Wuppertal Institut, 1993) que un yogurt de fresa vendido en Stuttgart había recorrido 9,115 km si se toma en cuenta el viaje de la leche, el de las fresas cultivadas en Polonia, el del aluminio de la etiqueta, la distancia de la distribución, etc. Los absurdos de la economía globalizada son legión. Hace unos 10 años los británicos importaban 61,400 toneladas de pollo provenientes de los Países Bajos mientras exportaban 33,100 toneladas de pollo a los mismos Países Bajos".

"El cálculo en términos de kilómetros-alimento, medida que encapsula la distancia entre el bieldo y el tenedor, ofrece resultados asombrosos. El carnero congelado de Nueva Zelanda viaja casi 19,000 km por avión refrigerado para llegar a la Gran Bretaña. Las lechugas de California llegan a las escaleras de Washington después de 5,000 km de viaje consumiendo 36 veces más petróleo del que contiene en calorías, mientras las lechugas que llegan finalmente a Londres han consumido 127 veces más de energía de la que contienen y este volumen de perecederos que atraviesan los mares crece a 4% al año. El kétchup que termina en las mesas de los suecos recorre una odisea de 52 etapas de transformaciones y transportes. Todo esto se prestaría a la risa si nuestros pulmones, nuestra salud, la existencia de las generaciones futuras y la supervivencia del planeta no pagaran la factura  de semejante locura económica"[1].  No solamente los transportes agotan rápidamente el petróleo, un regalo de la naturaleza no renovable, sino que emiten gases tóxicos como el monóxido de carbono,  gases de efecto de invernadero como el CO2 que provocan el desastre climático que padecemos y metales pesados cancerígenos como el plomo y el cadmio.

Una reducción radical en el uso de los transportes es absolutamente necesaria para frenar la rápida muerte de especies vegetales y animales, detener los colapsos ecológico y climático mundiales y recomponer las comunidades campesinas. La desconexión del gran mercado mundial se vuelve imperativa: el libre comercio se convierte en la fuerza principal de creación de miseria y devastación climática y ecológica del mundo.  La comida local se impone para recomponer los desastres creados por el libre comercio y la sociedad de crecimiento. No obstante, se programa exactamente lo contrario. Se prevé un aumento considerable del trafico transfronterizo en los años que vienen. Todos los planes a nivel mundial y en México parten del desarrollo de infraestructuras de transporte: puertos, aeropuertos, carreteras, supercarreteras, túneles, puentes,  más grandes y más numerosos. En México, el poco conocido proyecto Megalópolis de Peña Nieto considera diversos megaproyectos de transporte en la región centro de México, en los estados de México, Morelos, Puebla, Tlaxcala, Hidalgo y Querétaro: la construcción del tercer aeropuerto más grande del mundo sobre el Lago de Texcoco, el tren de alta velocidad México-Toluca, el tren de alta velocidad México-Querétaro y la ampliación y construcción de diversas supercarreteras, arcos, autopistas urbanas, segundos pisos, distribuidores viales.

Está por aprobarse, también, el nuevo tratado de libre comercio llamado Acuerdo Transpacífico, ATP, en el que participa el gobierno mexicano y que trata no solo de eliminar todas las barreras al comercio internacional, sino también las leyes que garantizan la calidad y sanidad de los alimentos, la protección de la agricultura y la privacidad de la información de los ciudadanos, privilegiando la agenda corporativa. Organizaciones de defensa del consumidor con sede en Estados Unidos, como Public Citizen señalan que con el ATP podrían crearse un tribunal secreto en el que las empresas demandarán a los gobiernos ante paneles de arbitraje integrados por abogados corporativos que eviten los tribunales nacionales y que anulen las decisiones de los parlamentos en caso de no ser favorecidos por éstos.  Acompañan a los tratados de libre comercio, acuerdos que dan ventajas a los productores internacionales sobre los productores locales lo que impone tecnologías internacionales de alto riesgo e impacto socio ambiental, como son los monocultivos o "desiertos verdes" que funcionan por el uso intensivo de fertilizantes y de pesticidas como el famoso Roundup de Monsanto al que se le atribuyen grandes riesgos para la salud humana y muy ligados a ello, la introducción de semillas genéticamente modificadas o transgénicas. Se radicaliza así la sobrexplotación de los suelos, la eliminación del pequeño productor y la muerte de las comunidades campesinas. El consumo excesivo de energía, alimentos y otras materias primas, característico del modo de vida de los países desarrollados y de las clases altas y medias de los países emergentes, está en el origen del desastre climático, ecológico, social, económico, político y simbólico del mundo.  Por el bien de todos, debe eliminarse el consumo excesivo, conspicuo, que impulsan los países desarrollados, especialmente Estados Unidos, y las clases altas y medias de los demás países.

Miguel Valencia

¡Descrecimiento o colapso!



[1] La Pari de la decroissance, Serge Latouche, Fayard, 2006

domingo, 1 de noviembre de 2015

Very unusual consensus on postdevelopment -- Un insólito consenso de la Sociedad Civil de México y América Central rumbo a la COP21 de París

Very unusual consensus on postdevelopment,

Very unusual consensus on postdevelopment was achieved in the Workshop towards COP21, sponsored by European Union Delegation in Mexico, held in Mexico Cy 7-9 oct 2015.

Representatives of NGOs from Central America and México propose actions towards the creation of a Post  Development Society.

  • Eliminate the GDP, Gross Domestic Product paradigm and the idea of infinite growth
  • Renegotiate free trade agreements, with the intention to cancel them and change them to just comerce agreements.
  • Propel global degrowth by means of frugal life, with social responsability, environmental justice and gender equality.
  • Foster South-South colaboration
  • Cancel Latin american external debt
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Un insólito consenso de la Sociedad Civil de México y América Central rumbo a la COP21 de París.   

Un insólito consenso se consigue en el taller Sociedad Civil de México y América Central Rumbo a la COP21, celebrado en la ciudad de México entre el 7 y el 9 de octubre y auspiciado por la Delegación de la Unión Europea en México.

Ambientalistas y representantes de organizaciones de América Central y  México proponen realizar acciones en favor de la creación de una sociedad Post Desarrollo:
  •  Suprimir el paradigma del Producto Interno Bruto, PIB y la idea del crecimiento infinito.
  • Renegociar los tratados de libre comercio, con miras a anularlos y cambiarlos por tratados de comercio justo.
  • Impulsar el descrecimiento global, por medio de la vida frugal, con responsabilidad social, justicia ambiental e igualdad de genero.
  • Fomentar la colaboración Sur-Sur.
  •  Anular la deuda externa de América Latina,

entre otros consensos que daremos a conocer en los próximos días.