lunes, 25 de agosto de 2008

Los límites sociales y naturales del capital, Armando Bartra

El Seminario 'Los maíces nativos como patrimonio cultural' (DEAS-INAH)
y el Centro de Investigación y Capacitación Rural A.C. (CEDICAR)

en el marco de la Campaña
Sin maíz no hay país.
Alimentos campesinos para México
¡El hambre no espera!

Invitan a la presentación del libro:

El hombre de hierro. Los límites sociales y naturales del capital
de Armando Bartra (uacm, uam, Ítaca, 2008)

Comentadores:

Rodrigo A. Medellín Erdmann
Centro de Investigación y Capacitación Rural A.C. (CEDICAR)

Hugo E. Sáez Arreceygor
Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) / Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco (UAM-X)

Héctor Díaz-Polanco
Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS)


Moderadora: Sofía Medellín Urquiaga
Centro de Investigación y Capacitación Rural A.C. (CEDICAR)


Martes 26 de agosto de 2008
Horario: 18:00 a 20:00 hrs.
Auditorio Piña Chan
Edificio Principal
Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH)
Zapote s/n, Col. Isidro Fabela, Delegación Tlalpan, México D.F.

Mayores informes: cedicar@gmail.com

viernes, 22 de agosto de 2008

Descrecimiento en el trabajo y el consumo

El tema del trabajo está íntimamente ligado a la lucha por el Descrecimiento: implica una reflexión muy rigurosa sobre la naturaleza del trabajo: distinguir con toda claridad lo que significa la actividad libre frente a la actividad alienada que nos impone la sociedad moderna, por medio de la desvalorización de nuestras capacidades autónomas. Hacer un profundo estudio de la ideología del trabajo. Reflexionar sobre lo que queremos, sobre nuestros valores y simbolos. Reconocer la importancia de la gratuidad, del apoyo mutuo, de la amistad. Relegitimar las antiguas formas de vida; huir de la moda y de lo que recomienda la publicidad: buscar la vida frugal; hacerse a la idea de la "huelga total" y de la "resistencia permanente" ; realizar gestos simbólicos, como rechazar el consumo de CocaCola o agua embotellada o el uso del celular;. imponerse reducciones en el trabajo alienado; Cambiar nuestra Vida. Disciplina. Una consigna fundamental del Descrecimiento es LA REAPROPIACIÓN DEL CUERPO
NO AL CIRCULO INFERNAL: CAMA- METRO- TRABAJO-METRO-CAMA
Referentes fundamentales de la resistencia contra el trabajo esclavo, alienado, son las acciones históricas de los SUBLIMES que impusieron el San Lunes en el Siglo 19 o los LUDITAS que destruían máquinas, pues eran concientes que las maquinas son contrarias a la autonomía y a las culturas.
Los interesados en el Descrecimiento del Trabajo Alienado deben apoyar la produccion artesanal, el comercio local, las economías regionales, las cooperativas pequeñas, los cultivos urbanos, los micro talleres, las comunidades ecologicas o ECOMUNIDADES, y sobre todo la lucha contra la macro economía: no a los megaproyectos, no a la tecnología de punta, no a la ciencia al servicio de la industria.
Hay mucho que decir en el Descrecimiento en el Trabajo y el Consumo: Estamos tratando de armar un seminario de Descrecimiento para octubre, para reflexionar estos temas.

Miguel Valencia

lunes, 18 de agosto de 2008

El desarrollo sustentable es una falacia

LA FALACIA DEL DESARROLLO SUSTENTABLE

http://www.barrameda.com.ar/colabora/desarl01.htm

Se ha instaurado falsamente desde hace unos años este concepto asociado a un modo ecológico de abordar la productividad cuando el problema radica en el mismo modo de producción.

este concepto ha sido apropiado por los mismos causantes del deterioro ambiental planetario; reciclado de tal modo, que es imposible oponerse a los postulados que la misma Senadora esgrime en su artículo referido a la situación ambiental de San Martín de los Andes cuando señala:

"No en vano nació el concepto de desarrollo sustentable, superador de la disputa desarrollo vs preservación, y que nos propone un marco viable atendiendo al crecimiento económico, la equidad social y la conservación de los recursos naturales".

Y aquí está la contradicción del discurso, pues es incompatible la concepción de desarrollo con los modos de producción que hoy se manejan en el mundo.

Ochocientos millones de hambrientos, 1 200 millones de personas en pobreza extrema, 854 millones de adultos analfabetos y 2.400 millones de personas sin saneamiento básico. Cuarenta millones de enfermos o contagiados por el virus del SIDA, dos millones de muertos por tuberculosis y un millón por malaria cada año. Once millones de niños menores de 5 años morirán este año por causas evitables. Esto, además de ser un crimen, es la consecuencia del "desarrollo".

La idea fue desvirtuada desde que sus promotores la instalaron, toda vez que esta frase implicaba el abordaje de tres áreas fundamentales: el crecimiento económico, la reducción de la pobreza y el cuidado de los ecosistemas.

A la provincia de Neuquén, le sobra agua, si cabe el término. Plena de ríos con agua de deshielo y lagos por doquier. Pero el negocio del agua envasada para consumo humano está a la orden del día .

En un mundo, donde solo el 3% del agua es dulce, donde la próxima guerra será por la tenencia del vital elemento, lo que hacen tanto el Gobierno Provincial como Municipal, no solo es canallesco y constituye delito, sino que demuestra el desprecio por la vida humana de quienes tienen la obligación de cuidar y preservar los recursos.

El Gobierno Nacional ha iniciado aparentemente el camino para revisar las empresas privatizadas. El aliado estratégico del Gobierno Neuquino como la califican a Repsol, no solo es responsable de incontables daños ambientales, sino que su crecimiento económico es inversamente proporcional al empobrecimiento de la población.

Cuando la alianza estratégica se da con los grupos de poder y no con el pueblo, es inviable el desarrollo sustentable.

Es con el desarrollo del valor de cambio en detrimento del valor de uso, cuando un nuevo modo de producción y acumulación, que tratando a la naturaleza como renta y no como un bien, comenzará a generar productos y residuos no degradables. Incluso, que aumente los niveles de productividad en un país, no determina la equitativa distribución de la riqueza.

Si la naturaleza es un bien y lo que nos provee es la renta, entonces hay algo aquí que no funciona pues el modo actual de producción capitalista, solo apunta a la obtención de la máxima ganancia, expoliando a la naturaleza y por ende condenado a miles de millones de habitantes a un genocidio paulatino.

No es lo mismo desarrollo que calidad de vida. Los aspectos sociales, económicos, laborales, salud, educación, son las variables para determinar lo más aproximadamente posible, por donde pasa el verdadero progreso. El hambre, las enfermedades evitables, la riqueza acaparada en manos de unos pocos, la impunidad a que son sometidos millones de seres en todo el mundo por esta misma situación, las condiciones de trabajo alienado, vida aglomerada en las grandes ciudades, falta de espacios verdes, insuficiencia de tiempos para el ocio y la recreación, ausencia de posibilidades de estudio y logros intelectuales como creativos, son situaciones que colisionan con el discurso del desarrollo sustentable.

Mientras tanto hablar de sustentabilidad seguirá siendo una hipócrita falacia.

Antonio Miglianelli

Ecólogo Social
rmiglianelli@ecologiasocialnqn.org.ar

viernes, 15 de agosto de 2008

Tercer aniversario de Ecomunidades, Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de MéxicoA

El 18 de junio de 2008, ECOMUNIDADES, Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México, celebró su tercer aniversario. Les recordamos que ECOMUNIDADES se funda para hacer frente al desastre social y ambiental global, desde la Ciudad de México; para realizar una crítica fundada de la sociedad moderna; para impulsar valores, actitudes, prácticas y acciones respetuosas con la naturaleza y el equilibrio comunitario; para apoyar el fortalecimiento de las comunidades indígenas, campesinas y urbanas de México y de sus regiones ecológicas; para defender la causa del ecologismo nacional e internacional.

ECOMUNIDADES continúa la labor ecologista del antiguo Foro Ecologista de la Cuenca de México ( 1991-2005), trabaja principalmente en los temas de Descrecimiento y Cambio Cultural; Energía y Cambio Climático; Agua y Medio Ambiente; Sustentabilidad Urbana; Desechos. Tiene alianzas con organizaciones locales y nacionales, así como con organizaciones ecologistas europeas y estadounidenses; se sostiene con labor voluntaria y donativos menores de ciudadanos. No recibe donativos de gobiernos, partidos, fundaciones, universidades u organización alguna, con el fin de conservar su autonomía.

Usted puede apoyar esta causa con donativos de $ 500.00 a $ 5,000.00. En el caso de que desee dar un donativo, lo puede depositar en la cuenta Cuenta Banorte No. 0542326464 a nombre de José Miguel Luís Valencia Mulkay.

Miguel Valencia Mulkay

Adriana Matalonga Rodríguez-Beltrán

Mauricio Villegas, Elías García, Edith Gutiérrez, Emy González, Américo Saldívar.

Ámsterdam 86 - 101, Colonia Hipódromo, Delegación CuauhtemocCP 06100, tels: 5212-1886; 5553-2340

Documentos de Ecomunidades: ACCIÓN LOCAL y ACCIÓN INTERNACIONAL

ECOMUNIDADES: ACCIÓN LOCAL

ECOMUNIDADES ofrece apoyo técnico- cultural a los ciudadanos de la Cuenca del Valle de México que quieren defender los recursos naturales y la cultura local; que quieren defender sus comunidades territoriales; que quieren el Cambio Cultural en sus localidades.

Ofrece apoyo general en los asuntos del:

· Agua

· Energía

· Bosques y Áreas Verdes

· Desechos

· Urbanización

· Comercio alternativo

· Cambio Cultural

Ofrece apoyo particular en los asuntos de:

· Movilidad urbana

· Uso del Suelo

· Vivienda y edificación

· Estudios de Impacto Urbano, Social y Ambiental

Ofrece apoyo en los asuntos de organización, acción ciudadana y gestión autónoma; apoyo a las resistencias locales, a los movimientos sociales. Ofrece apoyo en la crítica ciudadana del Estado y del Mercado; de la Economía y de la Ciencia y la Tecnología. Ofrece apoyo en Descrecimiento, pensamiento ecologista y pensamiento frente al progreso, el desarrollo y la modernidad.

Ofrece charlas, conferencias y seminarios sobre diversos aspectos de la ecología.


Agosto de 2008

---------------------------

ECOMUNIDADES: ACCIÓN INTERNACIONAL

ECOMUNIDADES mantiene relaciones con organizaciones internacionales por el cambio cultural y la acción frente al Pico del Petróleo y el Cambio Climático.

Publica en inglés y en español en el sito de Culture Change.org, con relación a asuntos ambientales y culturales de México; mantiene relaciones con el grupo Gestión y Estudios Ambientales de Madrid, GEA 21, con Serge Latouche, en París, por los asuntos de la hipótesis del Descrecimiento y con el Foro Mundial Alternativo del Agua. Se publican sus textos en diversos sitios de internet de España y América del Sur.

Participa en el Comité Promotor México del Foro Social Mundial y en las redes nacionales con contacto internacional: Asamblea por la Defensa del Agua, En Defensa de la Naturaleza, EDENAT ; participa, por medio de Adriana Matalonga, en el Consejo para el Desarrollo Sustentable de la Región Centro de la SEMARNAT.

Agosto de 2008


jueves, 14 de agosto de 2008

HAN ENCONTRADO QUE LA DISMINUCION DE TIEMPO DE TRASLADO CORRELACIONA CON LA FELICIDAD DEL INDIVIDUO.

(Comentario de Miguel Valencia)

Por espacio de muchos años, he afirmado que el tiempo dedicado al transporte cotidiano, despues de cierto umbral, se convierte en factor central de la calidad de vida en la ciudad: un tiempo mayor a una hora al día de pendularidad ( viaje ida y vuelta a casa), empieza a degradar mucho la vida de los ciudadanos: tiempo con la familia, tiempo para la cultura o la diversión, tiempo para reflexionar, etc. En la Ciudad de México, con un tiempo de transportación que probablemente excede a las 3.30 hrs diarias, para los empleados, obreros, la calidad de vida se ha desplomado mucho,
No obstante, los estudiosos del Descrecimiento, quienes después de haber estudiado la ideología que está detras de la lucha por el crecimiento economico y de su indice fetiche: el Producto Interno Bruto, o PIB, los rechazan, por los efectos destructivos que tienen sobre los ecosistemas y sobre la convivencia humana, han estudiado a fondo otros indices alternativos que se han inventado para medir eso que llaman "calidad de vida" o felicidad de los habitantes de un país.
Segun estos estudiosos, el IDH o Indice de Desarrollo Humano el GPI, el Genunine Progress Indicator, de Putnam, o el Indice de Bienestar Durable de Cobb y Daly, entre otros, si bien revelan " tijeras" al ser comparados con el PIB, es decir parametros inversos, finalmente refuerzan la ideología del crecimiento. La felicidad o la buena convivencia humana no se puede manejar por medio de lo quantitativo que es un de los fundamentos de la ideología del crecimiento. Lo cuantitativo nuevamente refuerza a la Economía como valor supremo al juzgar la justicia, el medio ambiente y el tejido social. Los indices alternativos no ayudan al Descrecimiento. Es necesario REVALORIZAR , para iniciar la creación de una sociedad en descrecimiento: salir de las mediciones para entrar al terreno de los valores en lo que se fundan nuestras acciones.
------------------------------------
By ALEXANDER STILLE

Published: May 20, 2000


After eight years of record-breaking economic growth, many people assume that the presidential election will be determined by the stock market. But social scientists and communities from Jacksonville to Honolulu are beginning to say, ''It's not just the economy, stupid.''

They are looking beyond purely economic numbers -- at health and crime statistics, clear-air days and commuting time -- to gain a fuller measure of people's elusive sense of collective well-being, to create what is essentially a happiness index. In the process they are making some surprising discoveries.

On a national level, William J. Bennett, the conservative writer and political adviser, has begun producing an index of leading cultural indicators, while the environmentally oriented group Redefining Progress has created something called the genuine progress indicator, in which social costs like legal fees, medical bills, divorce and crime are subtracted from the gross national product to measure the state of the nation. At the same time, a recent proliferation of local monitoring groups like Sustainable Seattle, Livable Tucson, Minnesota Milestones and Oregon Benchmarks show a growing interest in measuring the quality of life and values like friendliness and vitality in their communities.

''What I think this shows is that there is something out there that all of us are trying to capture that is extremely important,'' Marc Miringoff, a professor of social sciences at Fordham University, said in an interview. His own social health index is one of the most systematic nationwide surveys.

Mr. Miringoff and others are pushing hard to promote the idea of a regular national social report card similar in nature to the index of leading economic indicators.

''If the country knows that interest rates are up by one-quarter of a percent, people need to know that the we have a child poverty indicator that is the worst in the industrial world,'' Mr. Miringoff said. ''When that hits a new low, bells ought to go off the way it does when Alan Greenspan decides to slam the breaks on inflation. That should be reported on CNN and be part of the political discourse.''

In the last 20 years every other major industrialized country from Britain and Norway to Turkey and Japan has begun to publish an annual social report, even though the idea originated in the United States. In 1929 President Herbert Hoover sponsored a comprehensive social report that was published five years later. And in 1967, Senator Walter F. Mondale, the future vice president, proposed creating a permanent Council of Social Advisers, like the Council of Economic Advisers, to produce regular reports on social issues. The idea was shelved after the Democrats lost the presidential election of 1968.

It's back, the sociologist Ron Inglehart speculates, because now that many people's immediate material needs have been met, some Americans are developing post-materialist values.

And what these latest indices show is that whoever is doing the measuring -- left-of-center groups concerned with social justice or conservatives worried about moral values -- the overall trend has been downward over the last 30 years despite the growing prosperity.

Mr. Miringoff's social health index -- which combines 16 social indicators, including child poverty, infant mortality, crime, access to health care and affordable housing -- plummeted from a rating of 77 out of a possible 100 in 1973 to 38 in 1993. And although Mr. Bennett placed a greater emphasis on cultural issues like out-of-wedlock births, divorce, community participation and levels of trust or distrust in government, he arrived at similar results.

True, in the last few years Mr. Miringoff's index showed that the country has made a small but appreciable jump, from 38 to 46 from 1993 to 1997. It is a trend that Mr. Bennett has reported as well. ''The decade of the 90's has seen progress in some key social indicators: reductions in welfare, violent crime, abortion, AIDS, divorce and suicide; upswings in SAT scores and charitable giving.'' Even so, according to the various measurements of social well-being Americans are, on the whole, richer but unhappier than they were three decades ago.

Some people are wondering whether these findings might help explain the mysterious X-factor in American political life: why there are so many disenchanted voters in a period of unprecedented prosperity? ''The decline in the index coincides with the decline of trust in government,'' according to surveys, Mr. Miringoff said. Could it also account for such diverse phenomena as the popularity of Ross Perot, Jesse Ventura and the Reform Party; Pat Buchanan's and Ralph Nader's presidential bids; and the recent protests against globalization in Seattle and Washington?

''No one is saying this is a perfect science,'' Mr. Miringoff said. ''But the fact that Bennett, who is looking at moral and cultural things, and I, who take a more social and economic approach, come to similar conclusions says something interesting.''

Not everyone has confidence in these measures, however. ''The problem I have with some of these indices is that they start to take on a political connotation,'' Benjamin M. Friedman, a political economist at Harvard University, said in an interview. He criticizes Mr. Bennett's attempt to quantify moral values by looking at rates of divorce and participation in church groups as well as Mr. Miringoff's decision to include income inequality in his social health index. ''I happen to think income inequality is very important, but some people don't consider it a problem,'' Mr. Friedman said.

Mr. Friedman favors simple bare-bones indices like the United Nations human development index, which has three sets of statistics: per capita income, life expectancy and educational enrollment. By this measure, the United States ranks No. 3 in the world, after Canada and Norway. ''Everyone agrees that life expectancy is a good thing,'' Mr. Friedman says. At the same time the United Nations international poverty index ranks the United States No. 17, at the bottom among industrialized nations.

But Mr. Miringoff argues that while there is a subjective and political element to any survey, many of the categories he includes in his social index -- alcohol-related traffic deaths, youth suicide, teenage drug use, infant mortality, low-weight birth, unemployment, real wages and child poverty -- involve hard data on matters of obvious importance.

The reason for exploring the messier world of social health, he explains, is that in the post-industrial economy, per capita income and gross national product don't reveal as much as they once did. Until about 30 years ago social indicators like crime, infant mortality, drug and alcohol abuse moved up and down with the G.N.P. Now they no longer do.

''It used to be that a rising tide lifted all boats, but at a certain point during the 1970's, social health and per capita income split apart,'' Mr. Miringoff said. ''And this may be a result of the new economy: the loss of steady, well-paid jobs with benefits for less skilled, blue collar workers.''

The very element Mr. Friedman suggests eliminating -- income inequality -- may be the key indicator for understanding the phenomenon, Mr. Miringoff says. While per capita income rose on aggregate, average weekly wages went down from a high of $315 in 1973 down to $256 in 1996, measured in constant dollars. The income of the top fifth of the population went from $86,000 to $125,000, while that of the bottom fifth dropped from $11,640 to $11,388. The percentage of children living in poverty went from 14.2 percent in 1973 to 22 percent in the early 1990's and has only recently dipped below 20 percent. These economic factors, which affect access to affordable housing and health care and are reflected in both Mr. Miringoff's social index and the genuine progress indicator, may help account for some of the symptoms of moral decline noted by Mr. Bennett: increases in crime, alcohol-related deaths, drug use and out-of-wedlock births.

Meanwhile, a measure like the genuine progress indicator put out by Redefining Progress tries to include things like time spent taking care of children and doing household work, which are not counted in the G.N.P., and subtracts other items like legal and medical bills, commuting time and money spent on locks and house alarms.

While it may be difficult to reach a national consensus on what to measure, many states, cities and counties are creating their own scales. In Connecticut, Gov. John G. Rowland, a Republican, has adopted Mr. Miringoff's social health index without controversy to measure social problems and formulate policies.

In Traverse City, Mich., which is at the center of five rural counties, a local group instituted a quality of life index by surveying 2,000 residents about what they considered important. ''They put three things right at the top: environment, education and public health,'' said Mary Swaney, research coordinator for the project. ''Out here -- we don't have too much money but a great environment -- we have an expression, 'A view of the bay is worth half the pay.' '' The city's bay opens into northern Lake Michigan. Among the measures adopted to track the state of the environment is a count of the number of bird and frog species.

The Michigan group also measures things like shoplifting and litigation as signs of social trouble and the number of septic tanks as a way of tracking sprawl, something residents say they would like to avoid.

In Tuscon, the city is gearing up to count pedestrians in different neighborhoods because many residents said they felt safer and happier seeing other people out on the streets. John Laswick, the manager of Tucson's Sustainable Communities Program, says the sudden concern for quality-of-life issues, even in affluent places like Tucson, is a symptom of rapid economic growth and sprawl. ''Sprawl has become a big issue in the last couple of years,'' he said. ''I think that with the last five minutes of commuting time, something snapped. I think that intuitively people sense that there is something wrong there. They are missing relationships, community, urban form and a connection with the environment -- things that are not measured in the G.N.P.''

In many cities and states, like Jacksonville, Fla., the indices are used by local government to assess the performance of city agencies. Jacksonville, Tuscon and other cities have not yet combined their numbers into a single index but are looking for ways to study the links between their various measures. ''There are a set of connected relationships that define community health,'' said Mr. Laswick of Tucson. ''People's perception of the safety of the schools affects whether parents let kids walk to school or drive them. If they insist on driving them, that means more oil dripping on the roads and into the streams. We are trying to show that there are these connections. People are looking for a more subtle and more meaningful way of measuring what's important to them.'

miércoles, 13 de agosto de 2008

Publicación de Miguel Valencia en Culture Change:

La Transición energética en México: Hacia la era Postpetrolera
Written by Miguel Valencia

NOTA DEL EDITOR: Estados Unidos ignora demasiado a México, a pesar de la mutua dependencia que tienen estos dos países, en los asuntos energéticos y en otros sectores de la Economía. Este 24 de julio pasado, se reunieron en la Ciudad de México un grupo de ambientalistas y ecologistas, para discutir sobre LA APUESTA POR EL DESCRECIMIENTO: LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA EN MEXICO, donde Miguel Valencia hizo la presentación que abajo viene. Este texto puede leerse en Ingles en el sitio Culture Change: The energy transition in México: Towards a post-petroleum era - Jan Lundberg
------------------------
Los invitamos a visitar la nueva publicación de Miguel Valencia en español e inglés, en Estados Unidos, en el sitio Culture Change..org, La Transición Energética en México

En español:

http://culturechange.org/cms/index.php?option=com_content&task=view&id=193&Itemid=1


En inglés:


http://culturechange.org/cms/index.php?option=com_content&task=view&id=192&Itemid=1
--

Miguel Valencia
ECOMUNIDADES

martes, 5 de agosto de 2008

René Torres Bejarano: LO PEQUEÑO, SENCILLO, NO COSTOSO Y NO VIOLENTO, ES HERMOSO

LO PEQUEÑO, SENCILLO, NO COSTOSO Y NO VIOLENTO, ES HERMOSO

René Torres Bejarano

En septiembre del 2005, para adherirme a la “Sexta Declaración de la Selva Lacandonae incorporarme a la “Otra Campaña”, envié a los zapatistas una carta en la, entre otras cosas les decía lo siguiente:

Me han dicho por ahí que, aparte de hablar, escuchar, criticar al Peje, hacer ‘declaraciones’, ‘otras campañas’, caminar y andar a salto de mata, ustedes, como nosotros, también comen, toman agua, cocinan, lavan la ropa, duermen, se bañan (a veces), hacen trutrú, pipí, popó, chacachaca (cada quien su modo), se guarecen, se cobijan, se visten, calzan, se comunican, cantan, bailan, trabajan la tierra, cortan y acarrean leña, cosechan y procesan sus productos, transportan mercancías, comercian, etc., etc.-. Es por todo esto que yo quiero aprovechar la oportunidad para platicarles sobre tecnología y sobre un señor: Don Ernst ‘Fritz’ Schumacher (Good Work, Small Is Beautyful, etc.), un cuáquero economista (pero no economita) inglés de origen alemán, que como un moderno Casandra del siglo XX, predijo un mal y muy cercano fin para la sociedad industrial moderna y hasta singularizó la fecha, el 6 de Octubre de 1973, como el inicio de esta debacle (El 6 de Octubre de 1973 fue la fecha en que se inició la cuarta guerra Arabe-Israelí y fue también cuando el Rey Faisal de Arabia Saudita amenazó con una reducción de entre el 5 y 10% mensual, la extracción de su petróleo).

En esta carta les comentaba también a los hermanos zapatistas:

Esta sociedad industrial moderna, decía Schumacher, solo ha sido posible a partir del petróleo abundante y barato. La agricultura moderna, basada en la introducción excesiva de energía, en la mecanización y en los fertilizantes químicos e insecticidas inorgánicos que envenenan nuestros alimentos; las ciudades monstruos –megalopolitanas les llamó- de hoy que son en si mismas máquinas gigantescas que, para respirar adecuadamente, requieren de una entrada continua de energía, es decir, petróleo; la producción masiva o ‘para las masas’ (no por las masas como diría Gandhi) en la que todo está saliendo de una sola línea de producción; los alienantes modos de producción actuales que afectan no solo los estándares de vida sino la vida misma de la gente; y la tecnología, dirigida a que todo sea cada vez más grande, más complejo, más costoso y más destructor de la naturaleza, son, todos ellos, el resultado directo de los precios casi de regalo de esos combustibles fósiles. Entonces, dijo Schumacher, ¡¡Esta fiesta se acabó!!, pues, a partir de entonces, se inició, y ya no tiene para cuando parar la carrera al alza de los precios y el agotamiento del petróleo y con ella el acercamiento de la debacle de la sociedad industrial moderna.

Pero Schumacher no solo hacía predicciones. Con respecto a la tecnología, decía: “Pocas personas niegan que el cambio tecnológico traiga consigo consecuencias políticas; pero también muy pocas personas parecen darse cuenta que el “sistema” actual, en el sentido más amplio, es el producto de la tecnología y, por tanto, no puede sufrir cambios significativos mientras que la tecnología no sea cambiada. No conozco una mejor manera de cambiar al ‘sistema’ que la de implantar en el mundo un nuevo tipo de tecnología _tecnología por medio de la cual la gente pequeña pueda hacerse productiva y relativamente independiente. Sugiero entonces que aquellos que deseen promover una mejor sociedad, lograr un mejor sistema, no deben confinar sus actividades en intentar cambiar la ‘superestructura’ _leyes, reglas, acuerdos, impuestos, bienestar, seguridad social, salud, educación, etcétera. Los gastos en que se incurren al tratar de “comprar” una nueva sociedad pueden ser equivalentes a tratar de llenar de agua un ‘barril sin fondo’. Si no hay un cambio en la base _es decir, en la tecnología_ es muy poco probable que exista un cambio real en la superestructura.”

Schumacher decía por allá del 72 del siglo pasado: “Bajo la influencia de los combustibles fósiles a precios casi de regalo, la tecnología ha tomado el camino erróneo, yo sugiero, en cuatro direcciones: Primero, existe una tendencia para que todo sea cada vez más grande (esto se llama ‘economía de escala’). La segunda tendencia es que las cosas se están convirtiendo, se están haciendo, cada vez más complejas. El tercer punto está conectado con el primero y el segundo: las cosas se han hecho tan costosas que uno debe ser rico y poderoso para poder hacer algo. El cuarto criterio de este desarrollo tecnológico, yo lo llamaría, una creciente violencia contra la naturaleza.“

Schumacher, por aquellos tiempos, también dijo:

“La experiencia nos muestra que siempre que podamos lograr la pequeñez, la simplicidad, lo no costoso, y la no-violencia, o, siquiera solo alguno de estos objetivos, se crean nuevas posibilidades para la gente, individual o colectivamente, para la autoayuda, y que los patrones que resultan de tales tecnologías, son más humanos, más ecológicos, menos dependientes de los combustibles fósiles, y más cercanos a las necesidades humanas que los patrones (o estilos de vida) creados por las tecnologías que buscan el gigantismo, la complejidad, el capital intensivo, y la violencia.”

“. . .Empecemos con las necesidades básicas del ser humano. Y aquí no puedo ver nada que el hombre necesite que no pueda ser producido de una manera muy simple, muy eficientemente, muy viable a una escala pequeña con una tecnología radicalmente simplificada, con muy poco capital inicial, de tal manera que aún la gente pequeña pueda conseguirla.”

Tomando como base estas ideas, desde 1962 en la India, Schumacher planteó el concepto de “tecnología intermedia” (una tecnología que aprovecha las ventajas de la tecnología antigua, pero adaptando la tecnología avanzada a los requerimientos de la gente) y en 1965 fundó el Grupo de Desarrollo de Tecnología Intermedia (ITDG por sus siglas en inglés). A partir de entonces, existe un buen número de grupos en Inglaterra, en EEUU (El Village Technology Group de la Universidad del Estado de Colorado), en Kenya, Australia, Nicaragua, Colombia, Perú (en Perú hay una representación del ITDG), etcétera. En México también existe un buen número de grupos y personas que estamos trabajando, un poco desorganizados y un mucho desconectados, en este concepto de tecnología. Todos estos grupos estamos desarrollando e intercambiando diseños de herramientas, artefactos, dispositivos, procedimientos y procesos tecnológicos pequeños, simples, no costosos y que no son violentos con la naturaleza (como insiste Schumacher), pero, lo que se considera más importante, es que se adaptan a las necesidades, habilidades y capacidades de la gente pobre. Ya existe un muy buen número de soluciones tecnológicas intermedias o ‘apropiadas’ (como se les llama ahora) para las actividades diarias que realiza la gente en las áreas rurales de todo el mundo. En la India han llevado este concepto hasta el desarrollo de plantas de procesos de la caña de azúcar, del cemento, los textiles, etcétera a “pequeña escala”, con alto contenido de mano de obra, es decir, no la ‘producción en masa’ o ‘para las masas’, sino la ‘producción por las masas’.

Este nombre de tecnología ‘apropiada’ se da por dos razones, primero porque se considera que las soluciones tecnológicas que se ofrecen son las más adecuadas o más apropiadas para el problema que se trata de resolver (esta solución generalmente queda como dice Schumacher en algún punto ‘intermedio’ entre la tecnología más atrasada y la tecnología más avanzada). La otra razón por la que se le llama ‘apropiada’ es por la facilidad con que la gente la puede aplicar y ‘apropiarse’ de ella pues no requiere de conocimientos técnicos o científicos especiales y podría desarrollarse en cualquier taller rural y con herramientas mínimas.

En la carta a los zapatistas prosigo:

A propósito de esto último, a esa ‘tecnología apropiada’ que varias veces he mencionado, yo le llamo ‘tecnología zapatista’ o ‘tecnología zapatera’. Primero porque creo que son precisamente ustedes los que podrían adoptarla y aplicarla con facilidad ya que, les aseguro, aportaría grandes beneficios para las comunidades en que ustedes se desarrollan y, con su ejemplo, promover su aplicación en otras comunidades a lo largo y ancho de nuestra República. Esta tecnología permitiría a muchos mexicanos un estilo de vida más humano, más sencillo, más ecológico, menos dependiente de los combustibles fósiles, menos costoso y más cercano a sus necesidades, que los patrones creados por las tecnologías que buscan el gigantismo, la complejidad, el capital intensivo y la violencia contra la naturaleza. La tecnología apropiada, capacitándolos para hacer cosas pequeñas, simples, no costosas, ecológicas, etcétera, les permitiría también reforzar la autonomía tan deseada tanto por ustedes como por todos nosotros.

El motivo por el cual yo llamo tecnología ‘zapatera’ a la tecnología apropiada es en honor del mismo Schumacher (que en Alemán significa, ‘zapatero’), tantas veces citado, y que, entre otras cosas, dijo: “Con un nombre como el mío, encuentro fácil comprender que para ser un buen zapatero no es suficiente saber mucho sobre el oficio de hacer zapatos; uno debe también conocer bastante sobre los pies de las personas. El zapato hecho para las personas grandes, no se puede ajustar al pie de las personas pequeñas. Un pie pequeño necesita un zapato diferente, no un zapato inferior, sino un zapato del tamaño correcto. La tecnología moderna, simbólicamente hablando, solo hace zapatos para pies grandes. Está especialmente engranada para la producción en masa; es altamente sofisticada y enormemente costosa. Por tanto, no se ajusta a todos los lugares sino únicamente en o cerca de las grandes ciudades o de las áreas megalopolitanas.”

Pero Yo, y aquí termino el comentario sobre mi carta a los hermanos zapatistas, no vine aquí a convencerlos a ustedes de estas cosas. Yo creo que la mayoría, si no es que todos, de los presentes, estamos bien conscientes de lo que está sucediendo en nuestra sociedad. Por algo estamos aquí. Yo vine a invitarlos a voltear nuestra mirada y nuestras acciones hacia sectores de la población donde las condiciones reinantes de pobreza y explotación los hayan ya llevado a un nivel de consciencia tal que las ‘soluciones’ que propongamos, tengan mayores posibilidades de ser aceptadas. Olvidémonos ya de los funcionarios y de los políticos partidistas, esos solo nos darán ‘el avión’ pero pronto harán sus cálculos y se darán cuenta de que esto no les significará ningún negocio ni les atraerá muchos votos, entonces, pronto dejará de interesarles, al menos hasta que se acerquen las nuevas elecciones. Olvidémonos también de los académicos y científicos, ellos están muy ocupados correteando los ‘tortibonos’ académicos (becas y niveles del SNI) que les ofrece la “tecnología de puntos” (que no de punta), como para preocuparse de ‘cacharros’ de tecnología ‘arcaica’ que, según ellos, es la tecnología apropiada. Olvidémonos de los citadinos, especialmente los ‘megalopolitanos’, ellos están demasiado absortos en su adoración a ‘Su Majestad’ el automóvil, los ejes viales de alta velocidad, el metro y el metrobús; aparte de reírse de nosotros a carcajadas, nos acusarán a todos de locos. Olvidémonos incluso de los pobres de la ciudad, estos están también muy ocupados y compitiendo a brazo partido con los citadinos ‘no tan pobres’ tratando de alcanzar los tortibonos, la leche de liconsa, la leche ‘betty’, etcétera, que les ofrecen el gobierno y los clientelares partidos políticos. Olvidémonos, por lo pronto, hasta de los pobres rurales, especialmente de los que se les denomina ‘el voto verde’, no podríamos competir con los ‘procedes’, ‘pronasoles’, ‘contigos’ y ‘méxicos mejores’, u otras ‘zanahorias’ de viejo y de nuevo cuño, que mantienen a la mayoría de estos mexicanos como votos cautivos de los partidos en el gobierno en turno.

Acudamos mejor a las comunidades indígenas de varias regiones del país (Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Sonora, etcétera) que, esas sí, orilladas por cientos de años de despojos y agresiones, están ahora en la posibilidad no solo de captar nuestros mensajes, de aceptar nuestro apoyo y solidaridad en defensa de sus recursos, su cultura y su propia vida, sino hasta de enseñarnos como poner en práctica, desde abajo, diferentes procesos de autonomía que ellos han estado practicando ya desde hace muchos años. Entre ellos encontraremos a muchos mexicanos valiosos, como ustedes, que, estoy seguro, comparten nuestras preocupaciones y con los cuales podríamos unir nuestros esfuerzos.

Atentamente

René Torres Bejarano

Profesor Investigador SEPI-ESIME-IPN.

Rafael Huacuz: Más allá de los límites del crecimiento y el cambio climático

Más allá de los límites del crecimiento y el cambio climático

Rafael Huacuz

Primera Parte

A lo largo de las últimas décadas, la humanidad se ha enfrentado a diferentes crisis de toda índole: poblacional; energética; económica, alimenticia; de seguridad biológica; ambiental; etcétera. La mayoría de estas crisis, forman un ciclo continuo que acorta su recurrencia y las profundiza en el tiempo[1]. Los intentos de solución para cualquiera de ellas, provienen de acciones aisladas o locales, como si cada una de éstas fuera en apariencia independientes entre si.

La postura general de este ensayo es mostrar una serie de argumentos que incidan en denunciar estas crisis como un síndrome del fenómeno del crecimiento económico mundial, modelo que se ha sostenido bajo el argumento de distintas propuestas desarrollistas --tanto planificadas como liberales-- que prometieron el bienestar social con modelos como el desarrollo focalizado; el autocentrado; el desarrollo endógeno; el participativo; el comunitario; el desarrollo autónomo y popular; el equitativo; el local; o del micro-desarrollo, del etno-desarrollo hasta llegar a la propuesta actual de desarrollo sostenible o sustentable. Este último, dogma cumbre de las propuestas planteadas a lo largo de la historia[2], es decir, argumentos que promovían los aspectos cualitativos del “desarrollo” y los aspectos cuantitativos del crecimiento económico impuesto por occidente.

Bajo este escenario, la política gubernamental de privatizaciones, liberación y desregulación de los mercados, así como los avances técnicos de las comunicaciones durante las últimas décadas, han producido un cambio en el poder sin precedentes, en donde los estados nacionales han perdido su capacidad de autogestión, quedando a merced de intereses económicos de grandes corporaciones internacionales o de sus respectivos representantes de capital nacional, quienes a toda costa intentan buscan el control de los recursos energéticos, por ser estos, la base de su riqueza y los medios de producción, distribución y consumo de los bienes y servicios que ofrecen (Hertz, 2002).

Los gobiernos por su parte, están convencidos de que su cometido principal es crear un clima en donde se facilite la prosperidad de los negocios para obtener una cuota de mercado, su principal interés consiste en proteger el sistema mundial de libre comercio y en abastecer a las empresas de infraestructura, recursos energéticos y servicios públicos, para apoyar su crecimiento, incluso a costa del empobrecimiento social y del deterioro ambiental. Por otro lado, la desregulación y desarticulación del Estado ha producido una lucha frontal contra las prestaciones sociales y sus representantes (como los sindicatos). Se han debilitado las redes sociales y las estructuras de bienestar social.

La historia del modelo de desarrollo capitalista, profundiza el abismo que separa a los que tienen algo de los que no tienen nada; irónicamente bajo las propuestas de crecimiento económico, encabezadas por los economistas del aparato de estado, se ha incrementado la desigualdad social aumentando por millones el número de excluidos y fracasados dentro de las contradicciones del propio sistema[3]. En esta cruzada moderna por el libre mercado mundial, quedo vencida la justicia, la equidad y principalmente el medioambiente.

El capitalismo como sistema dominante ha triunfado[4], se proclama cómo última etapa de la historia, pero no todos se benefician del botín obtenido de los recursos de la naturaleza, este botín queda restringido para unos pocos, sus efectos perversos son ignorados por los gobiernos de distintos partidos e ideologías políticas que, gracias a las medidas legales que ellos mismos introducen, son cada día incapaces de enfrentarse a las consecuencias perversas del sistema, el cual se descompone, agravándose sus contradicciones internas.

Por ejemplo, actualmente existen no más de cien corporaciones multinacionales que dominan un 20% de las propiedades extranjeras en el mundo; de las cien mayores economías del planeta, 51 son empresas y las 49 restantes pertenecen parcialmente a los estados nacionales. Las cifras de ventas de Ford y General Motors supera el PIB de todo África subsahariana; el patrimonio de IBM y General Electric aventaja el poder económico de muchas naciones en el mundo; los ingresos económicos de Wal-Mart sobrepasan los de la mayor parte de los Estados del Este y Centro de Europa. Además, el tamaño de las empresas no deja de aumentar, cada fusión aventaja a la anterior y los gobiernos difícilmente ponen obstáculos a estos macro-monopolios, todos los productos que empleamos o compramos –gasolina, medicinas, transporte, cultivos, agua,- dependen cada vez más de una gran empresa que puede decidir alimentarnos o asfixiarnos, los gobiernos tienen las manos atadas y nuestra dependencia de estas corporaciones aumenta día a día. El mundo de los negocios entre las empresas, lleva las riendas de la política internacional, sus bolsas de valores establecen las reglas del juego, mientras que los gobiernos del llamado “mundo libre” se limitan a cumplir las leyes impuestas por este escenario de crecimiento económico.

El crecimiento como base ideológica es aceptado por su connotación positiva y difícilmente se establece una conexión entre este crecimiento y el límite natural del planeta y sus recursos. Del mismo modo, tampoco se reconoce la conexión entre la producción de todo tipo de bienes y servicios y su enorme huella ecológica, por ejemplo, en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) se generan más de cuatro millones de toneladas de contaminantes atmosféricos anuales y millones de kilogramos de basura al día (Semarnat, 2007). Estas sumas de residuos contaminantes, son reflejo fiel de nuestra capacidad de producción y consumo y de nuestra capacidad para enfilarnos al ecocidio global, contaminando el aire que respiramos, el agua que bebemos y los suelos en donde vivimos.

Diversos estudios han mostrado claros límites a varios de estos recursos como el de los combustibles fósiles. Sin embargo, los intentos por imponer un límite al crecimiento, son detractados por los propios comités que patrocinan la investigación sobre el tema[5] con todo tipo de argumentos, por ejemplo, el pretexto que intentó diferenciar el crecimiento dinámico exponencial nocivo a todas luces, de un tipo de crecimiento orgánico especializado, bajo la premisa de que el crecimiento exponencial se sale de control y el segundo presenta características de interdependencia funcional entre sus partes constitutivas y que puede ser la solución a estas diversas crisis, este supuesto crecimiento especializado inventó el concepto de “desarrollo sostenible” con la trillada frase por todos conocida.

Bajo este tipo de premisas ideológicas funciona el libre mercado y no da lugar para la crítica, a pesar de conocerse los efectos perversos que se presentan bajo el modelo de desarrollo capitalista (a saber pobreza, exclusión, desigualdad, hambre, guerra, degradación del ambiente, por citar los principales).

El pensamiento desarrollista fincó sus cimientos en el pensamiento cornucopiano o de cuerno de abundancia, ideología que siglos atrás planteaba la idea de ilimitada capacidad de la naturaleza por proveer de recursos al hombre, está idea fue antiguamente arraigada y extiende sus raíces en la influencia del pensamiento judío-cristiano y cobra fuerza con la influencia de la ideología del progreso[6].

Por su parte, la ideología del progreso es un planteamiento que recurre al argumento de que los avances tecnológicos y científicos son la solución para alcanzar niveles preestablecidos de “armonía con la naturaleza” y “ampliación del bienestar humano” en tanto se continúen desarrollando las fuerzas productivas. Ambos argumentos han sido duramente cuestionados por el movimiento ecologista y por diversos pensadores sociales ha lo largo de la historia[7], sin que hasta el momento cobren mayor importancia en el colectivo social, quizá porque los instrumentos ideológicos del poder[8] funcionan cabalmente.

A pesar de las advertencias planteadas por estos actores sociales y las señales de alerta que manda el planeta, la propuesta de imponer un límite al crecimiento parece opacada por la evidente tendencia de mantener un crecimiento en el consumo de recursos. Lo anterior puede ser comprobado cuando revisamos las cifras en el consumo de la mayoría de los productos de uso diario en nuestra sociedad, por ejemplo, en la ZMVM la tasa de crecimiento vehicular paso de cerca de un millón en el año 2000, a más de 4 millones el el año 2007; y se espera un crecimiento de 5.4 millones para el año 2010. Para mitigar este impacto, se aplican políticas urbanas de más crecimiento: más vialidades, más puentes vehiculares, más túneles viales, etcétera. Así mismo, se calcula que en esta región (la menos transparente del país) se consumen 40 millones de litros de hidrocarburos al día, repartidos en gas domestico e industrial, gasolinas y diesel para transporte público y privado y combustibles para la industria (Molina, 2007).

Este ejemplo desproporcionado del consumo energético de combustibles fósiles, plantea una serie de interrogantes sobre la inminente necesidad de imponer un límite del crecimiento.

Segunda parte

PROPUESTAS PARA EL DESCRECIMIENTO

Los distintos argumentos que se han planteado en el Senado sobre la reforma de PEMEX, dejan ver a este recurso sólo como una utilidad para incrementar la riqueza del grupo social que lo controla, riqueza que poco ha servido para reducir la desigualdad social y la pobreza de los mexicanos.

El tema energético en México de pronto perece crucial, cuando se olvida que la historia de PEMEX es tan negra y viscosa como el petróleo mismo que produce, los únicos mexicanos que han disfrutado de los beneficios de esta industria, han sido de una reducida oligarquía política que lo controla y que ha operado con prácticas mafiosas en contra de sus detractores (por ejemplo el crimen cometido en contra del periodista michoacano Manual Buendía).

No obstante PEMEX con o sin reforma, en el mediano y largo plazo, no garantizará mecanismos para reducir el impacto de los distintos escenarios de crisis energética y de recursos que el actual modelo de desarrollo económico nos plantea, urge por lo tanto pensar en la conveniencia de los siguientes postulados que fueron planteados por el grupo de descrecimiento aquí presente:

1. La reducción paulatina pero sustantiva de la extracción de petróleo en México.

Cuando brotó en 1908 el pozo petrolero de Dos Vocas Veracruz; éste se incendió durante dos meses levantando una caldera de llamas de más de 600 metros de altura, se calcula que se consumieron más de 100 mil barriles de petróleo diarios antes de que el agua salada de una la laguna cercana lo extinguiera (Pazos, 1979: 22), las consecuencias del desastre ecológico que este hecho ocasionó, tienen efectos nocivos hasta nuestros días y; no obstante, seguimos contaminando directa o indirectamente con cada nueva extracción de este recurso.

2. Cero exportaciones de petróleo a mediano plazo.

El 17 de octubre de 1973 fue el Pearl Harbor de la energía (Mieres, 1979; Pazos, 1979; Buendía; 1980), pero en lugar de arrogar bombas sobre propiedad estadounidense, un puñado de naciones árabes, ricas en petróleo, cerro unas cuantas válvulas y produjo una conmoción en la civilización industrial ligada a los países del G8, es decir, Estados Unidos, Europa Occidental y Japón, quienes mantenían (y aun mantienen) altos niveles de consumo energético. Al principio pocos advirtieron que se trataba de la antesala de una crisis energética de bastas proporciones, pero en el invierno de ese año se produjo una drástica escasez de gasolina, en las estaciones de estos países, inmensas colas de consumidores enloquecieron por obtener unos cuantos galones de combustible para sus vehículos, se impusieron restricciones en la calefacción y en la iluminación de varias ciudades, poniendo en evidencia la crisis capitalista por la crisis energética, en lo subsiguiente se produjeron diversos boicots sobre los precios y se generaron diversas guerras por el control de este recurso, guerras que se han extendido hasta nuestros días. Por lo anterior cabe la pregunta: ¿Debemos seguir alimentando con este recurso el motor del desarrollo capitalista?

3.- Reducción radical del consumo interno de petróleo.

Mientras el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) considera necesaria una reducción de entre un 60 u 80 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero para reducir el riesgo de catástrofes climáticas mundiales por el calentamiento global; en contraste, el Consejo Mundial de Energía (WEC por sus siglas en inglés) predice un incremento de un 50 a 70 por ciento en la demanda energética mundial para el año 2020, esta incompatibilidad entre el IPCC y el WEC expone la contradicción interna del sistema económico actual, el cual intenta a toda costa mantener políticas macroeconómicas que incrementen el PIB mundial; por ello la pertinencia del pensamiento anti–crecimiento o descrecimiento.

Así como es urgente para el ejecutivo federal la reforma energética de PEMEX, también es urgente para nuestra sociedad cuadruplicar el presupuesto asignado a la política ambiental de este país, así el tema no sólo queda en buenos deseos o buenas intenciones. En especial, es urgente fortalecer con recursos económicos a las organizaciones ecologistas y ambientalistas, urge fortalecer la participación social con investigación en el tema, varias propuestas sociales plantean no sólo una reforma energética, sino toda una revolución con base en el incremento de la eficacia en el consumo energético actual y la transición hacia fuentes alternas de energía renovable como la solar, eólica, geotérmica, entre otras.

Para concluir cabe cuestionarnos si los instrumentos institucionales con los que contamos garantizan las mejores condiciones sociales, si la política pública en materia energética garantiza la salvaguarda del ambiente, bajo mis argumentos planteados ¿es la democracia representativa el mejor ejercicio democrático con el que contamos?

El Estado mexicano, creó la Comisión Nacional de Derechos Humanos para salvaguardar los derechos civiles de los ciudadanos, a pesar de contar con instituciones de procuración de justicia. De la misma forma, para garantizar el derecho a un ambiente sano, se debería crear una Comisión Nacional de los Derechos al Ambiente, bajo el auspicio de la figura de un “Obusman del ambiente”, o como se le quiera llamar, lo que importa es que vele por garantizar 1) la justicia ambiental; 2) el derecho de información; y 3) la democracia ecológica, entendida bajo el supuesto de un incremento en la participación social en el tema, fortalece los nuevos paradigmas que nacen ante la crisis, sin este fortalecimiento social la regulación entre el Estado y el capital, se corre el riesgo de que paradigmas como el descrecimiento se enfrenten a ser absorbidos por viejas practicas institucionales, lo que puede socavar las buenas intenciones de estas propuestas, condenando sus viabilidad paradigmática.

Bibliografía de referencia

Access Initiative México (2005), Situation of access to environmental information, participation and justice in Latin América; México, CEMDA, Presencia Ciudadana.

Agency for Toxic Substances and Disease Registry (ATSDR), 2007. Página en internet, http://www.atsdr.cdc.gov/ (fecha de consulta, noviembre 2007).

Ayala, Espino José (1996), (2ª. Edición) “La teoría de las fallas del mercado y la intervención del Estado en la economía” en Mercado, elección pública e instituciones, una revisión de las teorías modernas del Estado, México, UNAM / Purrua.

Beck, Ulrich (1998), “Demarcación política: acerca de la relación entre dirección política y cambio técnico-económico en la sociedad del riesgo” en La sociedad del riesgo, hacia una nueva modernidad, España, Paidos. pp. 237-289.

Beck Ulrich (1996), “Teoría de la sociedad del riesgo” en La sociedad del riesgo, España, Paidos. pp. 201-265.

BID (2005), Informe sobre sostenibilidad 2005, Disponible en http://www.iadb.org/sds/reports/sustainability/?language=Spanish

Blum Valenzuela, Roberto (1996), De la política mexicana y sus medios, ¿deterioro institucional o nuevo pacto político?, México, M. A. Purrúa.

Buendía, Manuel (1979), Los petroleros, México, Editorial Océano.

Carrillo E. y M. Tamayo (2002), “La legitimidad en la administración pública: un enfoque de cultura política”, Foro Internacional, vol. XLIII, núm. 4, pp. 683-715. México, El Colegio de México.

CEPAL (2000), Conciencia ciudadana y contaminación atmosférica: Estado de la situación (México). Paper .pdf disponible en línea: www. cepal.org (fecha de consulta 12-02-2007)

Club de Madrid (2007), Documentos oficiales de su página en línea, www. clubmadrid.com (fecha de consulta, octubre de 2007).

Comisión para la Cooperación Ambiental (CCA) (2007), En Balance, emisiones y transferencia de contaminantes en América del Norte 2004. Canadá.

Comisión Económica Europea (1999), “Convenio de Aarhus” Portal electrónico de la Unión Europea. Dirección: http://ec.europa.eu/index_en.htm

CONAPO (2005), Proyecciones de la población de México 2000-2050, disponible en, http://www.conapo.gob.mx/00cifras/5.htm

Dobson, Andrew (1997), Pensamiento político verde Barcelona, Páidos (trad. Pedro Tosaus).

Eckersley, Robyn (2004). “The state, civil society, and the plublic sphere”. The green state rethinking democracy and sovereignty, Cambridge: Massachusetts Institute of Technology pp. 142-169.

Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) (2006), INEGI, México, (Consulta en línea, http://www.inegi.gob.mx) (fecha de consulta, noviembre 2007).

Ezcurra, Ezequiel (2000), “El Ecosistema Urbano” en Gustavo Garza (comp) La Ciudad de México en el fin del segundo milenio, México, GDF/El Colegio de México.

Ulrich, Ernest (1997) “La crisis global, la crisis de modelos convencionales de desarrollo y nuevos modelos de bienestar” en Ernest Ulrich, La protección del medio ambiente, conceptos y políticas, Argentina, Fundación Honrad Adenauer Stiftung. pp. 9-20.

Elster, Jon (1998), Deliberative democracy, Cambridge, University Press.

Fernández, Santillán José (2001), La democracia como forma de gobierno, cuadernos de divulgación científica, Vol. 3, México, Instituto Federal Electoral.

Fleck, Ludwik (1986) (1° edit. 1936), La génesis y desarrollo de un hecho científico, España, Alianza Editorial.

Gore, Al (Productor y actor) y Davis Guggenhiem (Director) (2006), La verdad incómoda (An Inconvenient Truth), [DVD film], USA, Estudios Universal.

Hajer, Martin (1995), “ The New Environmental Conflict” en The Politics of Environmental Discourse: Ecological Modernization and The Policy Process,pp.9-41

Illich, Ivan (2006), Obras reunidas vol. I y II, México, Fondo de Cultura Económica.

Lascurain, Fernández Carlos (2006), Análisis de la política ambiental, desafíos institucionales, México, El Colegio de Veracruz / Plaza y Valdés Editores.

Lezama, José Luis (2004), La construcción social y política del medio ambiente, México, El Colegio de México.

Ley Federal de Fomento a las Actividades Realizadas por las Organizaciones de la Sociedad Civil, (2003)

Meadows, et. al. (1972), Los límites del crecimiento, México, FCE.

------------------- (1992), Más allá de los límites del crecimiento, España, El País.

Mesarovic M. y E. Pestel (1974), La humanidad en la encrucijada, Segundo Informe del Club de Roma, México, Fondo de Cultura Económica.

Mieres, Francisco (1979), Crisis capitalista y crisis energética, México, Editorial nuestro tiempo.

Mochi, P. (2001). “Las organizaciones de la sociedad civil como actor red privilegiado y regulador en la globalidad”, en Documentos de investigación, núm. 14. México: El Colegio Mexiquense A.C.

Molina, L. T., & Molina, M. J. (2002), Air quality in the mexico megacity an integrated assessment. Londres.

Natal, Alejandro (2001). “How state funds impact NGO’s capacity to foster people’s participation”, en Documentos de Investigación, núm. 12. México, El Colegio Mexiquense A.C.

Hertz, Noreena (2002), El poder en la sombra, las grandes corporaciones y la usurpación de la democracia, Buenos Aires, Editorial Planeta,

ONU (2005), World Urbanization Prospects: The 2005 Revision Population Database, consulta en línea, http://esa.un.org/unup/p2k0data.asp (Fecha de consulta: diciembre, 2006).

Pacheco-Vega Raúl y Obdulia Vega (2001), “Dos modalidades de participación en política ambiental”, México, Economía, sociedad y territorio, vol. III, núm. 9, El Colegio Mexiquense A.C.

Przeworski, Adam (1998), Democracia sustentable. Buenos aires, Paidós,

Portney, Paul (1990), Public Policies for Environmental Protection, Washington, The Johns Hopkins University Press.

Portney, Kent (1992), Controversial Issues in Environmental Policy Science Vs. Economics Vs. Politics. Newbury Park, Calif. Sage.

Proaire (2002), Programa para Mejorar la Calidad del Aire en la Zona Metropolitana del Valle de México 2002- 2010 (Proaire 2002-2010), (versión .pdf) disponible en, http://www.sma.df.gob.mx/sma/modules.php?name=News&file=print&sid=253.

Pazos Luis (1979), Mitos y realidades del petróleo Méxicano, México, Editorial Diana.

Redclift, Michael R. (2006), Frontiers Histories of Civil Society and Nature, Cambridge, Mass., Massachusetts Institute of Technology.

Sabatini, Francisco y Claudia Sepúlveda (1997), Conflictos ambientales entre la globalización y la sociedad civil, Chile, Centro de Investigación y Planificación del Medioambiente.

Satterthwaite, David, Jorge Hardoy y Diana Enrique Mitlin (1992), Environmental Problems of Third World Cities, Londres, Earthscan.

Schoijet, Mauricio (2008), Límites del crecimiento y cambio climático, México, Siglo XXI.

Patrick Harrington, “Exports Jump by 14 Percent in Octuber”, en The Herald México, Sección Finanzas (fecha de consulta: 24 noviembre 2005).

Touraine, Alan (1987), Actores sociales y sistemas políticos en América Latina, Santiago, Chile, Organización Internacional del Trabajo.



[1] Al respecto véase el texto de Ernest Mandel sobre la interpretación marxista de las ondas largas del capital (Mandel, 1973).

[2] Por definición del concepto de desarrollo me inscribo en la propuesta por Sergue Latouche en el sentido de que éste no es otra cosa que la colonización del mundo por Occidente, la guerra económica y el saqueo de la naturaleza (Latouche, 2002).

[3] Por ejemplo para el año 2003, sólo 250 personas ganaban tanto dinero comparado con el 65 por ciento de la población mundial (Jean Robert y Valentina Borremans, 2006: 18).

[4] Al respecto Adam Przeworski (1998) ha señalado que por primera vez en la historia el capitalismo se adopta como la aplicación de una doctrina y no como un proceso de evolución histórica ya que la ideología neoliberal difundida por Estados Unidos y sus agencias multinacionales mantienen la creencia de las virtudes de los mercados y la propiedad privada en donde se pone a la eficiencia por encima de la distribución, a las consideraciones económicas por encima de las sociales y cualquier oposición es minimizada por egoísta o populista sin dar oportunidad a nuevas propuestas de democracia (Przeworski, 1998: 13).

[5] Al respecto véase los informes del grupo Forrester y Meadows sobre límites del crecimiento (1972) y más allá de los límites del crecimiento (1992) y el Segundo Informe del Club de Roma de Mesarovic y Pestel sobre Mankind at the turning point. (1974).

[6] Este pensamiento remonta sus orígenes a los filósofos Francis Bacon y René Descartes, quienes suponían que el desarrollo de las tecnologías surgidas de la ciencia serían la clave para el bienestar y grandeza del género humano.

[7] Este pensamiento ha tenido sus detractores en la historia, desde Thomas Maltus hasta John Stuart Mill, más reciente Iván Illich, Ignacy Sachs, René Dumont; E.F. Schumacher, por citar algunos.

[8] Sobre el tema de los instrumentos ideológicos del poder me refiero a los argumentos de Nicos Poulanzas sobre el tema de las instituciones del Estado para el control social como la iglesia, la escuela, la televisión entre y ahora el Internet entre otros.